El Hawaii de Barack Obama

  • El presidente de EEUU pasa sus vacaciones navideñas lejos del frío Washington, en la tropical Hawaii recargando las fuerzas para afrontar el nuevo año, que promete ser tan complicado o más que los anteriores.
El Hawaii de Barack Obama
El Hawaii de Barack Obama
lainformacion.com
Roberto Arnaz

Después de la sufrida aprobación de la reforma sanitaria, el varapalo en las elecciones legislativas de noviembre y la aprobación contrarreloj del tratado de desarme con Rusia START, el cuadragésimo cuarto presidente de los Estados Unidos recarga ya las pilas en Hawaii. Bodysurf, conos de hielo picado con sabores tropicales y largas caminatas son la receta presidencial para afrontar un 2011 lleno de desafíos, entre ellos, la recuperación de la economía, la retirada de Afganistán o la posible reforma de la ley migratoria.

Ronald Reagan pasaba la Navidad montando a caballo en su rancho de California. George W. Bush prefería limpiar rastrojo y pedalear en su bicicleta por los alrededores de la ciudad texana de Crawford, mientras que Bill Clinton se decantaba la tranquilidad y la nieve de la residencia oficial de Camp David. Para Barack Obama las vacaciones navideñas son sinónimo de sol y playa. El presidente se alojará durante los próximos 11 días en una lujosa casa alquilada en la Bahía de Kailua, en el este de la isla de Oahu, junto su esposa, Michelle, sus hijas Malia y Sasha, y del simpático perro Bo.

Frente a la residencia de vacaciones de los Obama se encuentra la playa de Lanikai, una de las más famosas y exclusivas de Hawaii. Allí el presidente y su familia podrán descansar, tomar el sol o nadar con tortugas en sus aguas azul turquesa alejados del acoso de turistas y curiosos. A la playa de Lanikai sólo se puede acceder desde las residencias privadas, en barco o remando aproximadamente dos kilómetros a bordo de un Kayak.

Descartada la playa, el mejor lugar para encontrarse a Barack Obama de vacaciones es acudir a comer al Rainbow Drive-In de Waikiki, en la capital de la isla, Honolulu. El presidente estadounidense acude casi a diario a este pequeño restaurante familiar fundado en 1961, el mismo año de su nacimiento, donde disfruta de lo mejor de comida tradicional hawaiana por apenas 6 dólares el plato, menos de 5 euros. Una auténtica ganga en una zona en la que abundan los restaurantes de lujo dirigidos a turistas.

De postre, la familia Obama suele optar por los conos de hielo picado con sabores tropicales. Por eso no es raro ver al hombre más poderoso del mundo hacer cola a las puertas de la heladería Island Snow junto a sus hijas. De hecho, en su última visita a la isla fue cazado allí por un grupo de periodistas. En lugar de enfadarse, el ex senador de Illinois les invitó a disfrutar del refresco preferido de los hawaianos. "Es vuestra oportunidad, está realmente bueno", les espetó.

Además de disfrutar de la gastronomía y descansar en la playa, Barack Obama dedica los fines de semana al deporte, a dar largos paseos por las cataratas de Manaloa o subir hasta la cima de los volcanes de la isla: el Diamond Head y el Koko Head. El presidente también sigue acudiendo con regularidad a las pistas de baloncesto de Kapiolani, junto a la famosa playa de Waikiki, donde se fraguó su pasión por el deporte de la canasta.

Tampoco suele abandonar la isla sin pisar el campo de golf de Olomana, un complejo deportivo público donde disfruta reencontrándose con viejos amigos. "No ha dejado de venir a jugar aquí desde su etapa universitaria", asegura el encargado de las instalaciones, Peter Yamashita, que se muestra sorprendido por que el hombre más poderoso del mundo "prefiera jugar con gente de a pie que inscribirse en un club privado".

La pasión por Obama que invade Hawaii se ha contagiado a los turistas. Desde que el primer presidente negro de Estados Unidos tomó posesión de su cargo en enero de 2009, decenas de agencias de viajes ofrecen tour por los lugares más representativos de su infancia y juventud. "El hecho de que decida pasar las navidades aquí es un detalle", reconoce David Uchiyama, vicepresidente de la Agencia Estatal de Turismo, para quien la visita de la Primera Familia "ayuda a poner a dar publicidad a la región en una época en la que la mayoría de los países están cubiertos por la nieve".

Por poco más de 25 euros, quienes pasan sus vacaciones en Oahu pueden visitar el hospital Kapiolani Medical Center, en el que nació Obama el 4 de agosto de 1961, la casa en la que vivió o la Noelani Elementary School, donde acudió hasta que su madre se mudó a Indonesia. También es posible recorrer el cementerio nacional de Puchbowl, creado de manera natural por la lava volcánica hace 100.000 años y en el que descansan más de 38.000 veteranos de guerra y sus familiares, entre ellos el abuelo materno del presidente, Stanley Dunham.

Entre las visitas más curiosas del ya conocido como Obama Tour está la tienda de repuestos de automoción Checker's Auro Parts. La mayoría de los turistas se preguntan qué pinta este establecimiento tan poco glamuroso en la vida de Obama. La respuesta es simple: hasta hace no muchos años ese edificio albergaba un cine en el que vio por primera vez su película preferida, Star Wars. Uno de los secretos mejor guardados del presidente estadounidense es su veneración a la saga galáctica creada por George Lucas, y es necesario viajar a Honolulu para descubrirlo. Como asegura la quien mejor le conoce, su mujer Michelle, "no se puede realmente entender a Barack sin antes conocer Hawaii".

Después de la sufrida aprobación de la reforma sanitaria, el varapalo en las elecciones legislativas de noviembre y la aprobación contrarreloj del tratado de desarme con Rusia START, el cuadragésimo cuarto presidente de los Estados Unidos recarga ya las pilas en Hawaii. Bodysurf, conos de hielo picado con sabores tropicales y largas caminatas son la receta presidencial para afrontar un 2011 lleno de desafíos, entre ellos, la recuperación de la economía, la retirada de Afganistán o la posible reforma de la ley migratoria.

Ronald Reagan pasaba la Navidad montando a caballo en su rancho de California. George W. Bush prefería limpiar rastrojo y pedalear en su bicicleta por los alrededores de la ciudad texana de Crawford, mientras que Bill Clinton se decantaba la tranquilidad y la nieve de la residencia oficial de Camp David. Para Barack Obama las vacaciones navideñas son sinónimo de sol y playa. El presidente se alojará durante los próximos 11 días en una lujosa casa alquilada en la Bahía de Kailua, en el este de la isla de Oahu, junto su esposa, Michelle, sus hijas Malia y Sasha, y del simpático perro Bo.

Frente a la residencia de vacaciones de los Obama se encuentra la playa de Lanikai, una de las más famosas y exclusivas de Hawaii. Allí el presidente y su familia podrán descansar, tomar el sol o nadar con tortugas en sus aguas azul turquesa alejados del acoso de turistas y curiosos. A la playa de Lanikai sólo se puede acceder desde las residencias privadas, en barco o remando aproximadamente dos kilómetros a bordo de un Kayak.

Descartada la playa, el mejor lugar para encontrarse a Barack Obama de vacaciones es acudir a comer al Rainbow Drive-In de Waikiki, en la capital de la isla, Honolulu. El presidente estadounidense acude casi a diario a este pequeño restaurante familiar fundado en 1961, el mismo año de su nacimiento, donde disfruta de lo mejor de comida tradicional hawaiana por apenas 6 dólares el plato, menos de 5 euros. Una auténtica ganga en una zona en la que abundan los restaurantes de lujo dirigidos a turistas.

De postre, la familia Obama suele optar por los conos de hielo picado con sabores tropicales. Por eso no es raro ver al hombre más poderoso del mundo hacer cola a las puertas de la heladería Island Snow junto a sus hijas. De hecho, en su última visita a la isla fue cazado allí por un grupo de periodistas. En lugar de enfadarse, el ex senador de Illinois les invitó a disfrutar del refresco preferido de los hawaianos. "Es vuestra oportunidad, está realmente bueno", les espetó.

Además de disfrutar de la gastronomía y descansar en la playa, Barack Obama dedica los fines de semana al deporte, a dar largos paseos por las cataratas de Manaloa o subir hasta la cima de los volcanes de la isla: el Diamond Head y el Koko Head. El presidente también sigue acudiendo con regularidad a las pistas de baloncesto de Kapiolani, junto a la famosa playa de Waikiki, donde se fraguó su pasión por el deporte de la canasta.

Tampoco suele abandonar la isla sin pisar el campo de golf de Olomana, un complejo deportivo público donde disfruta reencontrándose con viejos amigos. "No ha dejado de venir a jugar aquí desde su etapa universitaria", asegura el encargado de las instalaciones, Peter Yamashita, que se muestra sorprendido por que el hombre más poderoso del mundo "prefiera jugar con gente de a pie que inscribirse en un club privado".

La pasión por Obama que invade Hawaii se ha contagiado a los turistas. Desde que el primer presidente negro de Estados Unidos tomó posesión de su cargo en enero de 2009, decenas de agencias de viajes ofrecen tour por los lugares más representativos de su infancia y juventud. "El hecho de que decida pasar las navidades aquí es un detalle", reconoce David Uchiyama, vicepresidente de la Agencia Estatal de Turismo, para quien la visita de la Primera Familia "ayuda a poner a dar publicidad a la región en una época en la que la mayoría de los países están cubiertos por la nieve".

Por poco más de 25 euros, quienes pasan sus vacaciones en Oahu pueden visitar el hospital Kapiolani Medical Center, en el que nació Obama el 4 de agosto de 1961, la casa en la que vivió o la Noelani Elementary School, donde acudió hasta que su madre se mudó a Indonesia. También es posible recorrer el cementerio nacional de Puchbowl, creado de manera natural por la lava volcánica hace 100.000 años y en el que descansan más de 38.000 veteranos de guerra y sus familiares, entre ellos el abuelo materno del presidente, Stanley Dunham.

Entre las visitas más curiosas del ya conocido como Obama Tour está la tienda de repuestos de automoción Checker's Auro Parts. La mayoría de los turistas se preguntan qué pinta este establecimiento tan poco glamuroso en la vida de Obama. La respuesta es simple: hasta hace no muchos años ese edificio albergaba un cine en el que vio por primera vez su película preferida, Star Wars. Uno de los secretos mejor guardados del presidente estadounidense es su veneración a la saga galáctica creada por George Lucas, y es necesario viajar a Honolulu para descubrirlo. Como asegura la quien mejor le conoce, su mujer Michelle, "no se puede realmente entender a Barack sin antes conocer Hawaii".

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