El NPD o la amenaza ultraderechista en Alemania

  • El Partido Nacionaldemócrata Alemán (NPD), aglutinante político de los grupos neonazis germanos, perdió esta semana sus escaños en el parlamento regional sajón y tiene ya sólo representación en una cámara regional germana.

Rodrigo Zuleta

Berlín, 7 sep.- El Partido Nacionaldemócrata Alemán (NPD), aglutinante político de los grupos neonazis germanos, perdió esta semana sus escaños en el parlamento regional sajón y tiene ya sólo representación en una cámara regional germana.

Sin embargo, en las últimas elecciones europeas logró reunir 301.139 votos y elegir un eurodiputado con lo que el partido sigue siendo una amenaza con sus complicadas relaciones con grupos dispuestos a la violencia.

El juicio en curso contra Beata Zschäpe, la única superviviente de la banda terrorista Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU), ha puesto de actualidad esas relaciones que siguen sin aclararse del todo pero que pueden terminar ayudando a forzar una prohibición del NPD.

Se sabe que el trío que formaba la NSU -Uwe Mundlos, Uwe Böhnhardt y Beate Zschäpe- tuvo contactos con miembros y exfuncionaros del partido.

De Böhnhart y Mundlos incluso hay fotos que los muestran en una manifestación del NPD un año antes de pasar a la clandestinidad. Un expresidente del NPD en Turingia (sureste del país), Ralf Wohlleben, está acusado formalmente de complicidad con la NSU.

El NPD, según datos de la Central Federal de Formación Política (BPB) tiene cerca de 6.000 militantes pero una gran capacidad de acción, precisamente gracias a sus relaciones con el mundillo neonazi.

La agrupación fue fundada en 1964 y a partir de 1996, con la llegada de Udo Voigt a la presidencia, comenzó un proceso de radicalización que lo ha acercado incluso a la retórica nacionalsocialista.

Voigt ha sido incluso condenado por negar el Holocausto, lo que en Alemania constituye un delito penal.

Un proceso para prohibir la agrupación fracasó ante el Tribunal Constitucional por problemas de forma, pero ahora los gobiernos regionales de los 16 estados federados han emprendido un segundo intento.

El bastión del NPD ha sido el estado federado de Sajonia, donde entró en el Parlamento regional en 2004 con el 9,4 % de los votos, lo que sido hasta ahora su mayor éxito electoral.

El pasado domingo, en las últimas elecciones regionales sajonas, el NDP quedó fuera del parlamento, al lograr sólo el 4,9 % de los votos y no alcanzar el 5 % fijado por la ley para alcanzar representación parlamentaria.

Sin embargo, las organizaciones que luchan contra la ultraderecha han llamado la atención de que ese 4,9 % significan 80.000 votos, lo que sigue siendo un síntoma preocupante, tratándose de un partido cercano a neonazis propensos a la violencia.

El NPD, además, logró en las últimas elecciones europeas un eurodiputado, gracias a que el Tribunal Constitucional (TC) declaró contraria a la Carta Magna establecer un umbral para obtener escaños en esos comicios.

En una sesión del Landtag de Sajonia-Anhalt, el grupo parlamentario del NPD intentó sabotear un homenaje a las víctimas de la NSU agregando que los alemanes muertos en crímenes normalmente no reciben tanta atención como las personas asesinadas por ese grupo.

Al lado del NPD, otras dos agrupaciones de la ultraderecha -Los Republicano y la Unión del Pueblo Alemán (DVU)- han logrado éxitos electorales puntuales.

Los Republicanos, que han llegado a tener hasta 6.500 militantes, tuvieron su mayores éxitos a finales de los ochenta y a comienzos de los noventa, impulsados por la discusión que había en ese momento sobre presuntos abusos del derecho de asilo.

En las europeas de 1989 ese partido obtuvo un 7,1 por ciento de los votos y el mismo año entraron al parlamento regional de la ciudad-estado de Berlín con el 7,5 por ciento, logro que repitió, incluso con más votos, en 1992 y 1996.

Tras esos éxitos iniciales, y tras la llegada de Rolf Schlier a la presidencia de la agrupación, Los Republicanos intentaron dar un giro hacia la moderación, procurando convertirse en potenciales socios de coalición de los cristianodemócratas.

Ese giro los aisló del resto del mundillo de la ultraderecha sin llegar a ser recibidos en sociedad por los cristianodemócratas, mientras que el NPD y la DVU se fusionaron en 2011 e incrementaron su cooperación con los círculos neonazis.

Actualmente hay otro partido, la Alianza por Alemania (AfD) que, sin ser de ultraderecha, explota temas típicos de este espectro político como el presunto abuso de prestaciones sociales de parte de inmigrantes.

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