El planeta pide auxilio: 2010 fue el año de las inundaciones

  • En 2010 la Tierra se quejó como nunca. Con unos niveles de concentración de gases nunca vistos, inundaciones, sequías y olas de calor se pasearon por todo el globo. ¿Calentamiento global o coincidencia?
Con unos niveles de concentración de gases nunca vistos, inundaciones, sequías y olas de calor se pasearon por todo el globo.
Con unos niveles de concentración de gases nunca vistos, inundaciones, sequías y olas de calor se pasearon por todo el globo.
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Solana Pyne, Río de Janeiro (Brasil) | GlobalPost

En los últimos años cada continente, a excepción de la Antártida, ha sufrido inundaciones récord. Las lluvias anegaron un quinto del territorio de Pakistán, una inundación como no se recordaba en 100 años anegó Nashville (EEUU) y las tormentas en el norte de Río de Janeiro causaron los movimientos de tierra más profundos nunca vistos en Brasil. Australia se prepara hoy para uno de los peores ciclones de su historia, que ya comparan con el huracán Katrina.

Aunque estos hechos aislados no se pueden vincular definitivamente a los efectos del cambio climático global, cada vez son más los científicos que dicen que estos hechos extremos representan la cara del calentamiento global.

"Ninguno de estos acontecimientos es notable en sí mismo", dice Jay Gulledge, científico senior del Centro Pew sobre el Cambio Climático Global. Pero todos ellos tomados en conjunto no sucederían sin el calentamiento extra que hay en el océano".  

Esta conexión funciona más o menos de esta forma. Las concentraciones de gases con efectos invernadero son las mayores que se han visto en la tierra en 15 millones de años. Estos gases atrapan el calor, calentando tanto el aire como los océanos. Los océanos más templados desprenden más humedad y una atmósfera más cálida causa más evaporación y genera vapor de agua suspendido en la atmósfera y ésta tiene capacidad para contenerlo. A mayor humedad en el aire, tienden a crecer las tormentas más fuertes. Cuando los sistemas meteorológicos están sobrecargados no sólo se manifiestan en forma en lluvia o de nieve, sino que se convierten en ciclones, inundaciones o ventiscas.   

"Hay mucha humedad en la atmósfera del clima tropical que se transporta a distancias larguísimas y que termina estallando en distintos lugares del mundo de una forma dramática", dice Jay Gulledge, científico sobre el cambio climático del Centro Pew.

El año pasado, junto con 2005, se registraron las temperaturas más cálidas, según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica. Y las inundaciones en 2010 no fueron las únicas extremas.

En Rusia, 15.000 personas murieron durante una ola de calor que batió récords históricos. Australia sufrió su peor verano. Pakistán fue testigo de su día más caluroso de toda su historia, al igual que Los Ángeles. La costa este de EEUU ha luchado contra nevadas intensas y de una virulencia desconocida para ellos durante dos inviernos consecutivos. La Amazonía en Brasil sufrió una de las peores sequías de su historia.

Fenómenos meteorológicos como éstos se corresponden con las predicciones de numerosos estudios recientes sobre el cambio climático. En 2007 el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático advirtió que se estaban empezando produciendo algunas sequías y lluvias intensas en muchas partes del mundo y las vinculó al aumento de los gases efectos invernadero.

Un estudio publicado el pasado año por la Academia Nacional de Ciencias predijo un incremento de las precipitaciones de entre el 3 y el 10 por ciento. Cada grado centígrado adicional causaría que se duplicaría o incluso cuadruplicaría la cantidad de área arrasada por los incendios fuera de control de Norteamérica, de acuerdo con este mismo informe.

"Si crees que es malo ahora que hemos tenido cerca de 0,7 grados centígrados de calentamiento, espera a ver qué pasa cuando nosotros tengamos 3 o 4", dice Gulledge. "No hay absolutamente ninguna razón que nos invite a pensar que esto no continuará yendo a peor, y a peor, y a peor".

Algunos científicos empiezan a preocuparse de que los patrones naturales del tiempo, que jugaron un rol clave en algunas de las inundaciones recientes, estén siendo un reflejo de los efectos de la mano del hombre en el fenómeno del cambio climático. La estación de lluvias de este año en Australia se vinculó a un fenómeno llamado La Niña, que se produce cuando el agua en la región ecuatorial del Pacífico es más fría de lo normal.

Paul Mayewski, director del Instituto de Cambio Climático de la Universidad de Maine, está investigando si los gases efecto invernadero podrían haber perturbado el balance energético global y los modelos naturales como El Niño y La Niña podrían empezar a ganar en velocidad y en intensidad.

"Podemos estar cambiando el sistema El Niño-La Niña mucho más deprisa y de un modo más radical", dijo Mayewski. "Es un sistema que ocurre de manera natural y que nosotros podemos estar acelerando".

Para algunas agencias que trabajan ayudando a los países a prevenir y a recuperarse de los desastres naturales no hay duda de que esto irá a peor.

"No tenemos ninguna duda de que, en realidad, la frecuencia y la severidad y el número de gente que se va a ver afectada va a seguir incrementándose", dijo Margarita Wahlstrom, Secretaria General Adjunta para la Reducción de Riesgos y Desastres de la ONU.

En un mundo que sigue urbanizándose y donde se concentran la gente, las mercancías y las infraestructuras esto significa que cada desastre natural tiene el potencial de causar un alcance de daños sin precedentes.

"Las pérdidas se incrementan muy rápidamente", dijo Wahlstrom. "Hoy es tiempo de decidir. Conocemos cuáles son los riesgos. Podemos ver las tendencias".

Con los efectos del calentamiento global ya manifestándose, dijo Wahlstrom, los países necesitan mejorar y prepararse para los desastres incluso cuando ellos negocien en primer lugar recortar las emisiones que causan el problema.

Para un país como Brasil, esto significa desarrollar sistemas de detección precoz de lluvias intensas y mejores planes de evacuación, así como planes para movilizar a la gente y evacuarla de los barrios más vulnerables. El Gobierno carioca se ha comprometido a hacerlo como respuesta a las últimas tragedias.

Afrontar el problema después de que suceda el hecho es devastadoramente caro. Un estudio reciente predice que el cambio climático podría costar a los países latinoamericanos cerca del 1% de su PIB cada año desde ahora hasta 2100.

Mientras los desastres naturales tienden a ocurrir en los países en desarrollo, este último año ha mostrado que los efectos de un tiempo extremo pueden ser para cualquiera.

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