El primer ministro portugués presenta su dimisión tras el rechazo de la Asamblea a su plan de ajuste económico

  • José Sócrates ha renunciado a su cargo después de que el Parlamento portugués haya rechazado el plan de austeridad propuesto, conocido en el país como Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Sócrates ha señalado el peligro que esto supone y ha afirmado que "confío en los portugueses y en Portugal".
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"Hoy los partidos de la oposición han rechazado tyodas las condiciones al Gobierno para seguir gobernando. Acabo de presentar mi dimisión al Presidente de la República". Así comenzaba José Sócrates, su discurso antes los medios después de que la Asamblea de la República respondiése con un 'no' rotundo a su cuatro plan de austeridad.

Horas después de que la Asamblea de la República rechazáse el plan de austeridad propuesto por el primer ministro de Portugal, Sócrates ha presentado su dimisión al Presidente del país. Sócrates había prometido que lo haría si el Parlamento no aprobaba su plan contra la crisis, y así ha sido.

El programa presentado por el Ejecutivo sólo ha contado con los 97 votos a favor del Partido Socialista. En cambio, el Partido Social Demócrata (PSD), principal grupo de la oposición, se ha unido a los partidos minoritarios de izquierda para rechazar el cuarto plan de austeridad presentado por Sócrates.

Sócrates ha acusado a la oposición de estar "ansiosa por llegar al poder", y ha detallado que "a la crisis económica ahora se está sumando una crisis política". En su discurso de renuncia, Sócrates ha criticado la falta de cuidado de los que han tumbado su propuesta para luchar contra la crisis financiera.


A la cuarta va la vencida

El Pacto de Estabilidad y Crecimiento era el cuarto (PEC 4) que presentaba el ejecutivo de Sócrates. Toda la oposición ha votado en contra de esta medida, lo que supone la desestimación del programa y cuya primera consecuencia ha sido la dimisión de Sócrates una hora después.

La renuncia llega en un mal momento. Un día antes de que los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea se reúnan en Bruselas con el objetivo de aprobar un plan global para hacer frente a la crisis de deuda, el primer ministro Sócrates se ha dado por vencido.


¿Ahora viene el rescate financiero?

Durante el debate parlamentario, el ministro de Finanzas luso, Fernando Teixeira dos Santos, ha defendido que impedir que el país prosiga con la consolidación de sus cuentas públicas no librará a los portugueses de unos sacrificios "necesarios", sino al contrario, "podría obligarlos a realizar sacrificios mayores".

Éste vendría por la vía de un rescate financiero del país por parte de la Unión Europea, como ya ha ocurrido con Grecia e Irlanda. De hecho, los bonos de estos dos países se han disparado hoy hasta situar su rentabilidad (los intereses que tiene que pagar un país a los inversores para financiarse) por encima del 10%, ante el temor del mercado de que terminara ocurriendo lo que acaba de confirmarse: el rechazo al plan de Sócrates.

Según recoge la prensa portuguesa, Teixeira dos Santos insistió en que la actualización del PEC es "inevitable" y una "necesidad imperiosa", porque el país debe mostrar ante sus socios europeos que va a cumplir los objetivos económicos marcados. Así, añade que la negativa a negociar el PEC llevará de forma inmediata al repunte del riesgo país.

Los bonos

De hecho, los bonos lusos se han incrementado hoy en 20 puntos básicos, lo que supone un encarecimiento del 4,4%, y situa la rentabilidad del bono luso a diez años en 7,6%.

Para hacerse una idea del coste que tiene para las arcas públicas estos diferenciales, puede tomarse el ejemplo de la deuda española, cuya rentabilidad actual se sitúa en torno al 5%.

El objetivo de Sócrates con el plan de austeridad era reducir el déficit en 2011 un 0,8% del Producto Interior Bruto (PIB) adicional para cumplir con el objetivo de situarlo este año en el 4,6% del PIB. Además permitirán un recorte adicional del déficit del 2,5% del PIB en el año 2012 y del 1,2% en 2013.

Entre las medidas propuestas por el Gobierno luso se encuentra un recorte del gasto en las empresas públicas del 10%, una reducción de las transferencias a municipios y regiones y la suspensión o retraso de gran parte de la obra pública. También se reducirán las prestaciones sociales de carácter no contributivo

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