Kajaki, la niña bonita de Afganistán (parte II)

  • Los talibanes, el Gobierno de Hamid Karzai y el de EEUU quieren sacar tajada a esta presa afgana. Pero el principal proyecto, capitaneado por la OTAN, para aumentar el rendimiento de la presa supone gran un riesgo de difícil solución, pues la mayoría de su tendido eléctrico se ubica en zona controlada por los talibanes.
Kajaki, la niña bonita de Afganistán
Kajaki, la niña bonita de Afganistán
Ben Brody, Kajaki (Afganistán) / Charles M. Sennott, Washington (EEUU) | GlobalPost

Este artículo es la segunda parte de un reportaje doble sobre la presa Kajaki en Afganistán. Para leer la primera parte, haz clic aquí.

Si bien las fuerzas de la OTAN se han mostrado capaces de asegurar temporalmente la carretera de acceso a Kajaki, el tema del tendido eléctrico es otra historia.

Según Rasul, el más experimentado trabajador en la presa Kajaki, el 90 por ciento de las líneas discurren en zonas que no están controladas por el gobierno, y supondrían un importante riesgo si la OTAN intenta sacar adelante el proyecto sin el consentimiento de los talibanes.

El director de Servicios Técnicos de USAID para Afganistán y Pakistán, Gordon Weynand, está al frente de los aspectos logísticos y técnicos del proyecto de 266 millones de dólares para colocar la tercera turbina de la central. Nunca ha estado en la presa de Kajaki.

Pero entrevistado en Washington D.C. Weynand admite que la envejecida red eléctrica supone "un desafío muy serio" para el impacto y el éxito del proyecto. Sostiene que cuando la tercera turbina esté colocada, el gobierno afgano, con la ayuda de EEUU, se concentrará entonces en mejorar la red de suministro.

Es un proyecto a muy largo plazo, insiste, pero esencial para el futuro de Afganistán. "En resumen, vale la pena. Nos ayudará a conseguir nuestros objetivos", indica.

Como a medio kilómetro de la presa, una batería de artillería de la Marina de EEUU ocupa la base de Zeebrugge, una serie de edificios bajos de ladrillos de barro que en su día acogieron a los trabajadores de las instalaciones, y después a las tropas soviéticas, cerca de las aguas turquesas del lago Kajaki.

Uno de los edificios muestra  marcas de una batalla, supuestamente la escena de un último combate desesperado de tropas rusas frente a los muyahidines en 1988.

"Los talibanes quiere minar la credibilidad del gobierno evitando que se termine la presa", asegura el capitán Matthew Ritchie, comandante de la Echo Battery, 2/12 Field Artillery, del U.S. Marine Corp, cuya misión es defender la presa de Kajaki. "El desafío es asegurarnos de que la policía afgana es capaz de trasladar su propia credibilidad después de que nos vayamos".

"Cuando la presa sea totalmente operativa, supondrá mayor credibilidad para el gobierno afgano", asegura Ritchie. "Desde una perspectiva general de las cosas, enseñará a la gente que tienen un gobierno legítimo que se preocupa por ellos".

Los marines de Ritchie son lo que se conoce como infantería provisional. Están entrenados para otra cosa, para disparar obuses enormes a objetivos lejanos, pero en este caso se les necesita para patrullar y lucha a pie como hombres de infantería.

"Afortunadamente nos avisaron de esta misión con un año de adelanto, así que tuvimos tiempo para prepararnos para este nuevo rol", admite el capitán. "Ha sido un desafío, pero nuestros marines se están adaptando bien".

Casi con toda seguridad los marines intentarán introducir el cemento y el equipo necesario desde Kandahar hasta Kajaki a través de una línea de suministros que requerirá convoyes y cientos de camiones.

Ritchie dice que los marines se están preparando para esa posibilidad eliminando cualquier tipo de artefacto explosivo improvisado en los campos cercanos y estableciendo relaciones tanto con los campesinos locales como con el gobernador del distrito, Salim Rodi Khan.

La residencia de Khan está a 150 metros de la base de los marines, entre ellos y la presa. El personal del gobernador cultiva maíz, pepinos, uvas y muchas flores olorosas dentro de su recinto.

Khan es gobernador desde hace ocho meses, tras dejar su predecesor el puesto por un trabajo con el gobierno nacional. Tiene el aspecto de un hombre que está viviendo un sitio, sombrío y taciturno, aunque demuestra sentido del humor.

"Kajaki es como una mujer hermosa, y EEUU quiere gastar un montón de dinero en ella, y cuidarla", explica durante una cena del Ramadán. "El gobierno afgano quiere taparla y no cuidar de ella".

Hablando a través de un intérprete, Khan expresa su enfado hacia el gobierno afgano, por su falta de apoyo al distrito de Kajaki, y asegura que la única ayuda que reciben es de EEUU y de la OTAN.

"Quizás en el futuro Kajaki seael mejor distrito de Afganistán, con turismo, cultura y paz", afirma. "Pero antes de eso tenemos que tener escuelas y hospitales que duren tanto como la presa. La educación aquí se paró hace 30 años".

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