Kim Jong-un insiste en su modelo de desarme con la cumbre aún en el aire

  • Asegura que su voluntad de dirigirse hacia la desnuclearización de la península coreana sigue sin cambios, coherente y fija.
Kim Jong un
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EFE

La cumbre entre Washington y Pyongyang sigue aún en el aire después de que el líder norcoreano Kim Jong-un subrayara su deseo de desmantelar su programa atómico de forma "progresiva", afirmación que choca con las aspiraciones de EEUU.

La delegación de Estados Unidos que está en la península coreana negociando con Corea del Norte la agenda de la cumbre que aspiran mantener el 12 de junio en Singapur afirmó que los preparativos de la misma van "en la dirección correcta". "Creemos que nos estamos moviendo en la dirección correcta en la serie de consultas (bilaterales) que se están desarrollando" en distintos países, dijo el diplomático estadounidense que lidera la delegación estadounidense en Corea, Sung Kim, durante un encuentro en Seúl con la canciller surcoreana, Kang Kyung-wha.

A poco más de 10 días de la fecha prevista para que la histórica cita se celebre en Singapur, ambas partes continúan trabajando a contrarreloj y en diversos frentes para tratar de acercar posiciones en torno a un posible modelo para la desnuclearización norcoreana y lograr finalmente que la cumbre se convierta en una realidad. Sin embargo, las palabras de Kim dadas a conocer hoy por la agencia estatal norcoreana KCNA enfrían el mensaje optimista dado el jueves por el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, que habló de "progreso real" tras su reunión en Nueva York con Kim Yong-chol, mano derecha del mariscal norcoreano.

Sung se refirió a los intercambios protagonizados en la última semana por Washington y Pyongyang, tanto los de su delegación, como el encuentro en Nueva York del secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, con Kim Yong-chol, mano derecha del líder norcoreano, y otras negociaciones que están teniendo lugar en Singapur. El diplomático tildó el acercamiento entre su país y Pyongyang, y la proposición de la cumbre como "una oportunidad histórica para lograr una paz duradera y la completa desnuclearización" del régimen, aunque también afirmó que todavía hay "mucho trabajo por delante", según declaraciones recogidas por la agencia local Yonhap.

A su vez, está previsto que este lugarteniente de Kim Jong-un entregue durante una reunión en Washington al presidente de EEUU, Donald Trump, una carta firmada por el mariscal que podría suponer un mensaje definitivo de cara a que la reunión entre mandatarios finalmente se haga o no realidad. En todo caso, horas antes de que Trump pudiera siquiera ver el sobre sellado, KCNA publicó un contundente mensaje de Kim Jong-un, que podría resultar premonitorio.

En él, el líder reiteró su compromiso "consistente e inmutable" para lograr la desnuclearización de la península de Corea, pero a su vez incidió en su deseo de que tanto este proceso como las relaciones entre Pyongyang y Washington "se resuelvan de forma progresiva". El líder norcoreano (que se pronunció así durante su reunión de la víspera en Pyongyang con el canciller ruso, Serguéi Lavrov), señaló en todo caso que el tema de la desnuclearización debe resolverse mediante "diálogo efectivo y negociaciones constructivas" con EEUU.

Las palabras de Kim abren otro episodio en la montaña rusa que están protagonizando EEUU y Corea del Norte en las últimas semanas para lograr que se lleve a cabo la histórica cumbre (que sería la primera entre líderes de los dos países) el 12 de junio en Singapur. Hace una semana el propio Donald Trump canceló oficialmente la cita debido precisamente a las diferencias en torno al posible modelo de desarme para Corea del Norte, el cual, según Washington, debería ser un proceso completo y casi inmediato.

En cambio, el régimen parece querer anteponer las garantías para su supervivencia como condición previa a un proceso de desmantelamiento gradual y acompañado de un levantamiento acompasado de las sanciones. Pese a los roces, una serie de intercambios amistosos entre los dos países y la cumbre sorpresa que mantuvieron el fin de semana Kim y el presidente surcoreano, Moon Jae-in, volvieron a resucitar in extremis la posibilidad de que hubiera cumbre.

Por ello, esta semana se ha activado una intensa ronda diplomática en tres frentes que pasa por el viaje de Kim Yong-chol a EEUU, las discusiones en la frontera intercoreana entre dos delegaciones que tratan de fijar una agenda y otras conversaciones bilaterales en Singapur para concretar la logística. A esto se suma la reunión de alto nivel que han mantenido las dos Coreas para implementar las medidas acordadas en su cumbre del pasado 27 de abril, en la que se comprometieron a trabajar para la paz y la "total desnuclearización" de la península.

El delegado surcoreano en este encuentro, el ministro de Unificación Cho Myung-gyon, dijo antes del mismo que ambas partes tratarán de activar lo acordado "creando al mismo tiempo una atmósfera positiva para la celebración de la cumbre entre Corea del Norte y EEUU". Las partes implicadas quedan ahora a la espera de lo que diga el viernes Trump, cuya respuesta, casi definitoria, dependerá probablemente de lo que haya dentro de ese sobre sellado que le ha enviado Kim Jong-un.

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