118 euros semanales por matar en la capital mundial de los asesinatos

  • Es el sueldo de un sicario que se dedica a quitarle la vida a la gente en Ciudad Juárez. La mexicana Gabriela Morales es defensora de derechos humanos en la urbe más violenta del mundo y está en España recabando apoyos para salvar la vida de las víctimas, entre las que destacan las mujeres.
Gabriela Morales busca apoyo para luchar contra la violencia en Ciudad Juárez
Gabriela Morales busca apoyo para luchar contra la violencia en Ciudad Juárez
Carmen Canfran
Carmen Canfran

"Huele a muerte, a desesperanza. Es una ciudad que agoniza, pero al mismo tiempo la sostiene la gente que no se conforma con esa realidad porque desea sobrevivir y tener justicia". Así es como Gabriela Morales, coordinadora jurídica de Iniciativa Frontera Norte de México, describe Ciudad Juárez.

En 2010, la tasa de homicidios en esa urbe fue de 229 por cada 100.000 habitantes, mientras que en el segundo puesto se encontraba Afganistán con una cifra de 170 homicidios. La ciudad del norteño estado mexicano de Chihuahua es la más violenta del mundo. Así lo demuestra un informe del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal y el Movimiento Blanco. Es un reinado de violencia que ostenta Ciudad Juárez desde hace al menos tres años.

Gabriela Morales es una abogada de 33 años que dejó las seguras calles de Madrid hace más de nueve meses por una vida donde el miedo es el protagonista. "Cuando llegué a Ciudad Juárez, me impresionó que hubiera tantos cementerios y funerarias", cuenta a la informacion.com.

Cada día es una aventura para esta mexicana doctorada en la Universidad Carlos III de Madrid. En Ciudad Juárez no utiliza el transporte público ni puede andar sola porque, según argumenta, no es seguro estar en la calle. También evita coger taxis, porque asegura que si los taxistas ven que vas, por ejemplo, mucho al aeropuerto, piensan que tienes dinero, dan el chivatazo al crimen organizado y pasas a convertirte en un objetivo de secuestro.

Así que cada día espera que una compañera de trabajo vaya a recogerla a casa en coche. "Vamos al centro evitando los retenes militares y policiales. Te detienen de forma aleatoria, pero principalmente a mujeres y a aquellos automóviles que les llaman más la atención", narra Morales. Dice sentirse inquieta ante tanta presencia de policías y militares, de los que opina que "no son fiables".

El Gobierno de México efectuó un despliegue amplio de policías en abril del año pasado con el fin de dar mayor seguridad a Ciudad Juárez y acabar con el crimen organizado. Si a esto le sumamos los militares destinados allí, podemos contar unos 10.000 efectivos de fuerzas de seguridad. Pero según esta defensora de derechos humanos este enorme despliegue no despeja la sospecha de que hay una vinculación entre las autoridades y el crimen organizado. "No sabes quién es el bueno y quién es el malo", lamenta Morales.

Asesinatos, desapariciones, secuestros, torturas, violaciones… estos son algunos de los casos que pasan diariamente por la mesa de Gabriela Morales. ¿Quién puede ser objetivo de estos delitos? "Se mata indiscriminadamente y de forma aleatoria por ambas partes. Todo el mundo es sospechoso. Ni siquiera las defensoras y activistas estamos a salvo", indica esta mexicana.

Se siente impotente, porque las investigaciones policiales no son transparentes y los expedientes, en su mayoría, se archivan. "Si te pasa algo, nadie se preocupa. En ese momento, sientes la fragilidad de la vida", sentencia.

Un día fue al supermercado con una compañera. "Dos minutos antes había habido un tiroteo en el parking del supermercado y habían muerto dos personas", cuenta esta abogada, que añade que la policía llegó más tarde. "No aparecen nunca cuando ocurren los tiroteos, siempre después. Pero ¿qué es esto?", se pregunta indignada.

La gente muchas veces tampoco ayuda por miedo. "El hecho de ver cosas es comprometerte. Ni siquiera llaman a la ambulancia", indica con tristeza.

En su opinión, esa fragilidad de la vida es mayor en las mujeres. Según las cifras de su organización, en lo que va de año han desaparecido 84 mujeres. Son los tristemente conocidos "feminicidios" de Ciudad Juárez. "No vale nada ser mujer, porque se ve normal que desaparezcan. Muchas provienen de zonas marginadas y no importan para la sociedad", explica enojada ante la indiferencia de las autoridades. De hecho, según comenta, se ha dado algún caso en el que la familia ha recibido el cadáver de alguna mujer que no correspondía al de su familiar.

Lo que más decepciona a Morales es cómo la vida pierde su valor día a día y que las autoridades sigan -en su opinión- con esa indiferencia por resolver la situación, aunque dicen que se ha reducido un 60 por ciento la tasa de homicidios en Ciudad Juárez. "La vida se devalúa cuando sabes que un sicario cobra 2.000 pesos [118 euros] por matar a gente durante una semana".

¿Cuál es la solución para acabar con el crimen organizado y los abusos de militares y policías? A su juicio, debe haber un frente común entre organizaciones y autoridades por querer acabar con esta guerra. Para ello, el Gobierno debería invertir en educación, infraestructuras y servicios además de alentar el desarrollo económico. ¿Tiene la esperanza de ver el fin de la enorme violencia en Ciudad Juárez? "Se tiene que acabar y se puede acabar", sentencia esta abogada.

Mostrar comentarios