La sensación en las calles del kurdistán turco es que Ankara apoya a los yihadistas

    • Las protestas de la comunidad kurda para que Turquía evite la caída de la ciudad siria de Kobani se han cobrado la vida de otras once personas.

    • Kimbal Bumstead, un británico-holandés que en estos momentos se encuentra en la ciudad de turca de Batman, asegura a www.lainformacion.com que los islamistas se pasean por las calles la ciudad turca de Batman con cuchillos sin que la policía intervenga

Alta tensión en Turquía
Alta tensión en Turquía

Una densa nube de humo sale de las ruedas incendiadas de los coches aparcados en las calles de la ciudad turca de Batman. En el centro de la ciudad, los kurdos que viven en esta ciudad turca fronteriza con siria se enfrentan en una nueva noche de disturbios a la policía. "Los manifestantes lanzan piedras a la policía que responde con fuego real". Así lo describe a www.lainformacion.com Kimbal Bumstead, un británico que en estos momentos se encuentra en la ciudad de turca de Batman.

Las protestas de la comunidad kurda para que Turquía evite la caída de la ciudad siria de Kobani en manos de los yihadistas mantienen en tensión el país, que vivió una violenta noche en la que murieron once personas.

La mayoría de las víctimas se registró en enfrentamientos entre kurdos de izquierda e islamistas de grupos radicales considerados cercanos al Gobierno. La comunidad kurda de Turquía exige a Ankara que intervenga para evitar la caída de Kobani en manos de los yihadistas y evitar una masacre.

Sin embargo, el Gobierno turco insistió ayer en que no lanzará una operación militar terrestre a menos que participen otros países. La posición de Ankara es ambigua respecto a los yihadistas del Estado Islámico, hasta el punto de que los kurdos y la oposición política han acusado al Gobierno de haberles dado cobertura logística, al considerarlos un aliado útil para derrocar al presidente sirio, Bachar Al Asad.

"La sensación en las calles es que el presidente tuco apoya a los yihadistas", describe Bumstead. "Los islamistas se pasean por las calles de Batman con cuchillos sin que la policía intervenga"; denuncia este joven de 27 años que llegó a la ciudad hace unas semana para participar en un proyecto artístico en la Universidad.

La ola de violencia registrada en los últimos días en Turquía, especialmente en la zona predominantemente kurda del país, en relación con las protestas por la situación en la localidad kurda siria de Kobani ha dejado hasta el momento 31 muertos y más de 1.000 detenidos.

Más de 1.100 edificios, entre ellos 212 escuelas, 67 comisarías, 25 oficinas de gobernador de distrito, 29 edificios de partidos políticos, así como 780 dependencias municipales y 1.100 vehículos militares han resultado dañados durante los disturbios. Unos enfrentamientos que se han notado en todo el país pero principalmente en las el sureste.

Para restaurar el orden se ha desplegado al Ejército y los tanques y se ha impuesto toque de queda en cinco provincias, una medida nunca vista desde los años 1990 cuando la región registró enfrentamientos entre los soldados y los milicianos kurdos.

Mientras, un nuevo balance de la Agencia de la ONU para los refugiados cifra en 172.000 las personas que han llegado a la frontera de Turquía tras huir de las matanzas de los fundamentalistas del Estado Islámico. La gran mayoría de estas familias recorren zonas desérticas con niños, ancianos y con las pocas pertenencias que consiguen juntar antes de empezar esta trágica travesía. Cruzan ríos de 1,5 metros de profundidad o pagan hasta 250 dólares a los traficantes para llegar a Turquía, un destino al que llegan y donde empieza la supervivencia.

"Las condiciones son difíciles", reconocen los refugiados. Llegan a un territorio abarrotado de gente donde escasea el alimento y el refugio. Las calles están llenas y las mezquitas se conviertes en improvisados centros de acogida. Es la dura realidad a la que se enfrentan los kursos que provienen de la ciudad de Kobani, asediada por los extremistas, que ya conquistaron unas 60 poblaciones en la región. Hasta ahora esa ciudad clave de Siria se había mantenido a salvo, pero los yihadistas ya controlan casi la mitad de la ciudad y en las próximas horas podría caer.

Cuando cruzan la frontera espera el puesto de registro de la Agencia para los refugiados de la ONU y una tienda de atención médica de Afad, la agencia de emergencias turca, rodeados por numerosos vehículos militares y soldados pertrechados con fusil y escudo. Los empleados de Afad distribuyen agua y galletas, y franquean luego el paso a un descampado donde algunos grupos ya esperan muchas horas a que venga a recogerlos algún familiar. "Es vital controlar el paso fronterizo para que solo entre civiles", explica a www.lainformacion.com Rosa Otero, responsable de la Agencia de la ONU.

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