La tensión y crisis política del Líbano amenaza con trasladarse a la capital

  • El país vive una grave crisis política que amenaza con prolongarse durante meses. El origen del conflicto está el Tribunal Especial de la ONU para el Líbano, que investiga el asesinato en 2005 del primer ministro Rafik Hariri. La tensión entre los libaneses va en aumento y la inestabilidad podría trasladarse a las calles de Beirut en cualquier momento.
El origen del conflicto está el Tribunal Especial de la ONU para el Líbano, que investiga el asesinato en 2005 del primer ministro Rafik Hariri.
El origen del conflicto está el Tribunal Especial de la ONU para el Líbano, que investiga el asesinato en 2005 del primer ministro Rafik Hariri.
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Heather Murdock, Beirut (Líbano) | GlobalPost
Heather Murdock, Beirut (Líbano) | GlobalPost

El presidente del Líbano, Michel Suleiman, pospuso el lunes las conversaciones para elegir a un nuevo primer ministro y formar gabinete, prolongando así una crisis política que comenzó la semana pasada, cuando 11 ministros de Hezbolá renunciaron a su cargo y forzaron la caída del gobierno de unidad nacional.

El retraso de las conversaciones para elegir primer ministro, que se anticipan intensas, parecen confirmar que el estancamiento político que vive el país se alargará durante semanas o incluso meses.

Mientras tanto, la tensión general va en aumento y la inestabilidad política podría trasladarse a las calles de la capital del país, Beirut.

"Es lógico esperar que haya reacciones violentas, aprovechando la ausencia de poder en el terreno", afirma el periodista libanés y analista político Hazem Saghieh. "En una situación como esta, con vacío de poder y un creciente odio sectario, se puede esperar que ocurra lo peor".

En el epicentro de la crisis está el Tribunal Especial de la ONU para el Líbano, creado para investigar el asesinato en 2005 del primer ministro Rafik Hariri. El fiscal del tribunal tenía previsto presentar el lunes en privado su escrito de acusación, en el que según algunas filtraciones podrían aparecer miembros de Hezbolá.

La Alianza del 14 de marzo, la coalición respaldada por Occidente que lidera el gobierno, apoya al tribunal internacional. Aseguran que sus trabajos son la única manera de poner fin a la larga historia de asesinatos políticos en el Líbano. "Para nosotros, apoyar al tribunal internacional significa defender la justicia", asegura Fares Souaid, secretario general de 14 de marzo.

Sin embargo, la opositora Alianza del 8 de marzo, de la que forma parte Hezbolá, no apoya al tribunal. Asegura que se trata de una herramienta política diseñada para desacreditar a Hezbolá, una organización que cada vez cobra más fuerza en el Líbano. "Para nosotros es importante la justicia y la verdad", asegura Alain Aoun, parlamentario del Movimiento Patriótico Libre, un poderoso partido mayoritariamente cristiano que forma parte de la Alianza del 8 de marzo. "Alguien está manipulando la investigación con otros fines políticos".

 

Entre esos fines, asegura Aoun, figura la justificación de la postura que sostienen EEUU e Israel, que califican de organización terrorista a Hezbolá, una milicia chií surgida en la década de 1980 contra la ocupación israelí.

El líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, ha asegurado que "cortará la mano" de cualquiera que intente detener a alguno de sus miembros como consecuencia de las investigaciones, y ha llamado reiteradamente a los libaneses a rechazar al tribunal.

El domingo, en sus primeras declaraciones tras forzar su partido la caída del primer ministro Saad Hariri, hijo de Rafik, Nasrallah afirmó que el nuevo gobierno tendrá que retirar su apoyo al tribunal internacional. Nasrallah también acusó al tribunal de intentar instigar la violencia sectaria en el Líbano, y aseguró que el fiscal Daniel Bellemare lleva meses preparado para presentar su escrito de acusación, pero que aprovecha para hacerlo cuando el país es vulnerable y con un gobierno en funciones.

"Rechazamos el escrito de acusación; creemos que está siendo dirigido hacia nosotros", dijo durante su comparecencia pública, que fue difundida por Al-Manar, la cadena de televisión de Hezbolá.

La volatilidad en el Líbano preocupa a los líderes de la región. Altos representantes de Qatar, Siria y Turquía se reunieron el lunes en Damasco para analizarla.

Además,  el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aseguró el domingo que el proceso de paz tendrá que incluir fuertes medidas de seguridad debido a la actual inestabilidad en el Líbano. "La región en la que vivimos es inestable, cualquiera lo puede ver hoy. Lo vemos en muchos lugares en Oriente Medio", aseguró Netanyahu en declaraciones recogidas por France Presse.

El temor de la Alianza del 14 de marzo es que si la coalición aprovecha su músculo político para volver a colocar a Hariri en el gobierno, las milicias de Hezbolá podrían derrotarles fácilmente en la calle. En 2008 Hezbolá tomó el control de Beirut Oeste en cuestión de días.

"En esta parte del mundo la inestabilidad política es el primer paso hacia la inestabilidad de la seguridad", afirma Souaid. "Tememos que Hezbolá vuelva a usar las armas".

Butros Harb, ministro de Trabajo con Saad Hariri, cree que a Hezbolá no le conviene llevar la lucha a las calles. "Espero que las cosas se solucionen democráticamente, que la lucha se limite estrictamente a métodos y formas democráticas".

Los habitantes de Beirut creen que la tensión entre las diferentes facciones es alta, y están preocupados de lo que pueda ocurrir si la crisis política continúa.

Abbas Khaleefe, que trabaja en un negocio de televisión por cable en un barrio de mayoría chií de Beirut, asegura que tiene miedo al día en que se hagan públicas las acusaciones del tribunal. "Van a atacar a este lado. Y, después, este lado va a atacar al otro lado", vaticina.

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