Los 'camisas rojas' aceptan la mediación del Senado tailandés cuando su protesta se desinfla

  • El frente de los camisas rojas, cuyo campamento levantado en pleno Bangkok se está vaciando poco a poco tras la amenaza gubernamental de cárcel para los manifestantes, ha aceptado la mediación del Senado en las negociaciones con el Gobierno de Tailandia para poner fin a la violencia que ha causado al menos 37 muertos y casi 270 heridos. Quieren evitar más muertes y no impondrán ninguna condición previa a la Cámara Alta para iniciar el diálogo, según un portavoz.
El Gobierno de Tailandia se niega a negociar con los "camisas rojas" cuando la protesta se desinfla
El Gobierno de Tailandia se niega a negociar con los "camisas rojas" cuando la protesta se desinfla
EFE/ lainformacion.com

El frente de los camisas rojas ha aceptado que el Senado de Tailandia medie en las negociaciones con el Gobierno para encontrar una salida a la profunda crisis política, que ha desatado una ola de violencia en la que han muerto al menos 37 personas. Antes, el frente había pedido la mediación de Naciones Unidas.

En las negociaciones participará un grupo de 64 senadores del total de 150 que integran la Cámara Alta. Del total de senadores que componen la cámara, 74 son seleccionados por un comité y el resto elegidos mediante votación en las provincias de Tailandia.

Los cabecillas de los camisas rojas adoptaron la decisión tras las conversaciones mantenidas el lunes con representantes gubernamentales y del Senado. "Hemos acordado celebrar una nueva ronda de conversaciones propuestas por el Senado, porque si permitimos que las cosas vayan como van, no sabemos cuántas vidas se perderán", ha dicho Natawut Saikua, uno de los líderes del frente, en rueda de prensa. Saikua ha apuntado que "no será correcto poner condiciones al Senado".

La protesta se acalla

Las autoridades amenazaron con imponer hasta dos años de cárcel a los manifestantes que no salieran del campamento rojo antes de las 15:00 hora peninsular española de ayer.Los partidarios de los camisas rojas hostigaron a lo largo del día de ayer a los soldados en diferentes puntos de la capital, en los que quemaron neumáticos y saquearon algún que otro pequeño comercio. Pero hoy el escenario es bien distinto, aunque según varias informaciones aún hay 3.000 opositores que continúan ocupando las calles de Bangkok.

El cerco militar al bastión rojo situado dentro del corazón comercial de Bangkok, las diferencias que sostienen los líderes del frente antigubernamental y la presión que hacen desde el opositor Partido Puea Thai (de los Tailandeses) que lo financia, están asfixiando la protesta de los camisas rojas.

El extremo sur de la fortaleza está desierto y el silencio es tan grande que es la primera vez en muchas décadas que se oye piar a los pájaros en la confluencia de la calle Silom con la avenida Rama IV, que en circunstancias normales es una de las más congestionadas de esta metrópoli de casi 12 millones de habitantes.

La quietud es interrumpida sólo de vez en cuando por el estallido de algún petardo arrojado a la calle por un chiquillo que luego sale corriendo por miedo a la reacción de los soldados apostados frente a la empalizada.

Las carpas instaladas para alojar a los camisas rojas en esa zona que supuestamente ocupan están vacías de personas pero no de moscas que revolotean entre la abundante basura y las cajas de cartón con comida donada días atrás a la gente del campo que protestaba.

Las vituallas se pudren al lado de los cascos y los palos que los congregados emplearon para protegerse de una carga de las fuerzas de seguridad."Se han ido a su casa", dice Vinai, un hombre de 74 años del cercano barrio de chabolas de Klong Tei, que selecciona entre los desperdicios aquello que puede serle de utilidad.

Cerca del escenario montado en el centro de la zona de unos tres kilómetros cuadrados que ocupan desde hace cinco semanas, la estampa nada se parece a la de hace unos pocos días, cuando por el interior del campamento había unos 10.000 manifestantes.

Unas pocas decenas de partidarios del frente sentados o tumbados sobre esterillas escuchaban el discurso del camisa roja de turno, y en las carpas próximas, los hombres dormían mientras las mujeres preparaban el menú del día: arroz y pollo al curry.

Discrepancias entre los camisas rojas

Las disensiones surgidas entre los 24 cabecillas del Frente Unido para la Democracia y contra la Dictadura, el nombre oficial de los camisas rojas, a raíz de las diferentes estrategias que unos y otros defienden para conseguir la disolución del Legislativo, han erosionado también la protesta. La renuncia de Veera Musikapong a continuar como uno de líderes del frente antigubernamental fue suficiente para que sus leales recogieran sus bártulos y se marchasen a sus respectivas provincias, en medios de transporte facilitados por las autoridades.

"Aquí los que tienen peso son los jefes provinciales de los camisas rojas, es a ellos a quienes sigue la gente", dice Walaiporn, una mujer de 51 años de la provincia de Si Sa Ket, que al igual que su esposo idolatra al ex mandatario depuesto Thaksin Shinawatra, guía y principal benefactor de los camisas rojas.

Cronología de las negociaciones

Con la protesta en recesión, los camisas rojas han aceptado finalmente la mediación del Senado en las negociaciones con el Gobierno para encontrar salida a la crisis política. Los líderes del frente habían propuesto el pasado domingo retomar las conversaciones a cambio de que el Ejército retirara a las tropas, cuya presencia en las calles desató la peor ola de violencia vivida en el país desde la matanza de manifestantes perpetrada por los soldados, en 1992, a raíz de las protestas para exigir el retorno de la democracia.

El Gobierno tailandés retiró la pasada semana su propuesta de celebrar elecciones en noviembre, cuando las negociaciones con los camisas rojas -que pedían elecciones anticipadas- se estancaron y sus cabecillas dieron marcha atrás a su compromiso inicial de abandonar la protesta.

Los enfrentamientos entre manifestantes y soldados han causado además 266 heridos, incluidos en el total de unos 1.650 registrados desde que a mediados del pasado marzo comenzaron las protestas.Desde entonces, al menos 66 personas han perdido la vida por disparos o explosiones de granadas u otros artefactos.

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