Los macabros juegos de los niños fans de la yihad

Son solo niños. De ellos, se espera que jueguen, aprendan y se diviertan. De ellos, se espera que sean el futuro de un país, que corran en los parques, que jueguen al fútbol que sean inocentes. Pero la infancia no es un derecho en todas las partes del mundo. En varios de países de Oriente Medio, los niños juegan a ser terroristas.

Los más pequeños son testigos de las atrocidades cometidas por los salvajes del Estado Islámico. Los niños que residen en ciudades siras o iraquíes, controlados por los islamistas, ven cómo en las plazas públicas se decapita, crucifica y asesina a sangre fría a los inocentes. Los niños asisten a desfiles de hombres enjaulados vestidos de naranjas a los que se humilla antes de asesinarles o quemarles, en el peor de los casos. Como niños que son, repiten e imitan lo que hacen los adultos. Es el resultado es macabro. Niños que juegan a hacer a la yihad.

Niños juegan a degollar a infieles

En este macabro vídeo, siete niños graban un juego en el que otros dos hacen el papel infieles y a los que van a degollar. Las dos víctimas, en rodillas, son amenazados por cuatro niños que portan palos que simular cuchillos. Después de que uno de ellos, hable a la cámara, el resto procede a su asesinato.

Se sabe que las cabezas de niños cristianos decapitados han aparecido clavadas en estacas en alguna plaza y también hay informaciones sobre menores que han sido abandonados en el desierto sin agua ni alimentos para que su agonía sea lenta y dolorosa

La crucifixión y la decapitación son los dos métodos más utilizados por los islamistas para castigar a los cristianos que no han huido o, simplemente, se han negado a convertirse al islam, aunque degollar a los infieles sigue siendo el método de exterminio más común.

En Pakistán, los niños juegan a inmolarse

En Youtube puede verse un vídeo de varios minutos que muestra a un grupo de niños paquistaníes jugando a inmolarse. En la imágenes puede verse como un niño con un pañuelo negro en la cabeza se despide con un abrazo de sus compañeros, un grupo de niños situados en fila. Tras el saludo, el menor con la cabeza cubierta se dirige hacia otro grupo de niños que representan a los enemigos que le impiden el paso. A continuación el menor simula un ataque suicida tirando un montón de arena sobre las cabezas de todos. Tras la explosión ficticia todos yacen en el suelo muertos.