Nuevo partido y nuevos aliados: las claves para la reelección de Tsipras

    • El hasta ahora primer ministro parte como favorito, pero con la mayoría comprometida.
    • La búsqueda de aliados será clave ante la batalla que le presentarán sus propios díscolos.
El primer ministro griego, Alexis Tsipras.
El primer ministro griego, Alexis Tsipras.

Con su 'pseudo' dimisión, Tsipras ha buscado esencialmente dos cosas: ganar tiempo para reconfirmar su mandato antes de que los ajustes del rescate hagan efecto y, sobre todo, intentar frenar una rebelión interna-aproximadamente un tercio de sus propios diputados-que hacía insostenible ya la legislatura y que se ha convertido también en un escollo para su propia reelección.

El partido escindido del ala más izquierdista de Syriza, 'Unidad Popular', compromete las opciones al dirigente heleno ante unas nuevas elecciones, si bien Tsipras sigue siendo pese a todo el líder mejor colocado en la casilla de salida.

En el tiempo transcurrido desde las votaciones de enero, y pese a las críticas por su gestión, el primer ministro ha mantenido su popularidad, cercana al 60% según las encuestas. Losúltimos sondeos, de julio, dan a Syriza ganador en las elecciones con20 puntos de ventajasobreNueva Democracia. Habida de lo llovido en las últimas horas, las cifras deben cogerse con cautela. Pero la diferencia tiene la contundencia suficiente para que Tsipras se tome los nuevos comicios con un cierto margen de confianza.

Las elecciones que Grecia celebrará previsiblemente a finales de septiembre arrojan no obstante muchas más incertidumbres que las del pasado enero, cuando la victoria de Syriza se daba por segura y la única incógnita era saber si ésta sería por mayoría. Ahora, esa mayoría está sin duda comprometida y el futuro gobierno heleno se verá, con probabilidad, obligado a un juego de equilibrios en el que Tsipras habrá de ceder, negociar y desligarse quizás aún más del proyecto original de Syriza.Sus críticos en Syriza, su principal oposición ahora

La rebelión interna a Tsipras en Syriza se ha traducido en las últimas horas en un nuevo partido, 'Unidad Popular', sostenido por los críticos de Plataforma de Izquierda. Presentará lista propia y formará grupo parlamentario propio, con 25 diputados, con lo que será tercera fuerza de la Cámara.

La formación recoge los postulados más extremos de Syriza: la vuelta al dracma y el cierre a las negociaciones con los acreedores. Dimitris Stratoulis, uno de los integrantes de esta Plataforma y en su día ministro de Seguridad Social, ha calificado al nuevo partido como un "frente social y político en contra de la austeridad".

El partido supone un desafío, seguramente previsto ya por Tsipras, y la mayoría de analistas coinciden en que ésta será la verdadera oposición para el dirigente heleno. La formación sintoniza con las aspiraciones de todos aquellos que en su día votaron convencidos a Syriza por sus promesas antitroika y antiausteridad, con aquellos que dieron su 'no' en la consulta celebrada para valorar la negociación del rescate.

La nueva formación ha recibido ya la contestación del gabinete de Tsipras, como la de la portavoz del Gobierno, Olga Yerovasili, quien considera que la vuelta a la moneda griega supondría aceptar la salida de la eurozona propuesta en su momento por el Gobierno alemán.El papel de Varufakis

Es, sin duda, una de las grandes incógnitas: qué papel jugará el exministro de Finanzas en el nuevo futuro griego. Amado y odiado casi a partes iguales y hombre de máxima confianza del primer ministro, renegó de la marcha que Tsipras estaba dando al partido, a las negociaciones y renunció. Por el momento, no forma parte del nuevo partido y no se espera tampoco que lo haga. Aunque crítico con el rescate, Varufakis no es partidario de los extremismos.Una derecha debilitada

Pese a la convocatoria adelantada, no se espera que la derecha suponga un escollo para Syriza. El principal partido de la oposición griega trata aún de recomponerse de las heridas dejadas por la derrota de enero y del 'si' en el referendum, la puntilla para la dimisión del en su día primer ministro y líder del partido Andonis Samarás, sometido a fuertes presiones.

El dirigente de los conservadores, Vangelis Meimarakis, anunció ayer que intentará formar un nuevo gobierno con otros partidos para evitar elecciones anticipadas y para lo que negociará con PASOK y To Potami, una fuerza que se antoja clave en el actual escenario. Meimarakis ha tratado de impulsar una reforma "centrista" del partido para sacarlo del desánimo. "Nueva Democracia es el partido de centro reformista y social, de la moderación, de la lógica", destaca en sus intervenciones. Aún así, sigue sin convencer. Pocos confían en un político que, en su momento, representó a la sección más conservadora del partido.La clave de To Potami

"To Potami quiere gobernar, planea hacerlo el día después de las elecciones", defendió este viernes el líder de la formación de centro, Stavros Theodorakis. El partido desea que los comicios se celebren cuanto antes.

La formación, europeísta y 'blanca', puede convertirse en un valioso apoyo para Tsipras. Ya lo fue durante las negociaciones, cuando apoyó el paquete de reformas presentado por el Gobierno para el rescate. "Autorizaremos al primer ministro para que consiga un acuerdo", afirmó el dirigente, convencido de que la sociedad griega acusaba sobremanera las demoras. También durante la campaña, en enero. Entonces, la formación supeditó su apoyo a Tsipras a que Grecia siguiera en la Eurozona y a una reforma de la administración.

Los 'centristas', con el Pasok, suman actualmente 30 escaños en la Cámara helena y son aliados probables. La llave del primer ministro para superar el impacto de 'Unidad Popular'. La imagen de To Potami, de perfil bajo y cosmopolita, le ofrece además un valor esencial para relanzar la confianza internacional del país.

Con los socialistas, en cambio, las negociaciones serían más complejas. Ya aseguraron hace unos días que negarían el voto de confianza a Tsipras en una eventual moción, ahora descartada y desde la dirección del Pasok se explica que su apoyo parlamentario se limitó al rescate para evitar la ruina griega y que otra cosa muy distinta es gobernar.

El partido sufrió en enero una debacle histórica que prácticamente los barrió del mapa político griego y mucho tendrían que cambiar las cosas también para que Tsipras negociase con una formación contra la que cargó con dureza en campaña y a la que acusa de haber sido responsable de la crisis en el país.

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