Pakistán admite su vinculación con la red terrorista Haqqani

  • El Ejército Pakistaní sostiene que sus relaciones con el grupo de espionaje son sólo estratégicas. Concretan que su contacto con Haqqani se ciñe a la ayuda por la estabilidad de Afganistán.
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Suzanna Koster, Rawalpindi (Pakistán) | GlobalPost

La red Haqqani, acusada de una larga serie de espectaculares ataques en Afganistán, incluida la reciente operación de 20 horas de asedio a la embajada de EEUU en Kabul, es un problema de Afganistán, no de Pakistán, ha dicho el comandante general Athar Abas, portavoz del ejército de Pakistán, en una entrevista concedida a nuestra publicación.

Abas responde así a una serie de comentarios sorprendentemente contundentes efectuados por el almirante Mike Mullen, jefe del Estado Mayor de los EEUU, en los que culpó directamente al gobierno paquistaní por el ataque a la embajada de EEUU.

Mientras que las autoridades de EEUU sostuvieron que la red Haqqani fue la responsable del ataque, Mullen dijo que recibió apoyo de la principal agencia de espionaje de Pakistán, la Agencia de Inteligencia de Inter-Servicios. Frente a un comité del Senado de EEUU, Mullen fue tan lejos como para definir a la red Haqqani, que ha prometido lealtad al líder de los talibanes afganos el Mulá Omar, como un "auténtico brazo" de la agencia de espionaje de Pakistán.

El portavoz militar paquistaní admitió que Pakistán mantiene contacto con Haqqani, pero dijo que era una relación estratégica destinada a ayudar a estabilizar a su vecino devastado por la guerra, no para atacar.

"Todo el mundo tiene vínculos con la red Haqqani. ¿En qué clase de mundo de la inteligencia estás operando si te cierras todas las puertas?  Pero, ¿cómo usas ese contacto? ¿Estás utilizando el contacto para desestabilizar Afganistán o para desempeñar un papel positivo? Esta es la cuestión", dice Abas.

El propio Estados Unidos, de hecho, mantuvo una vez un vínculo con la red Haqqani. La CIA, al igual que las agencias de inteligencia de Pakistán y Arabia Saudita, apoyó enormemente a Jalaluddin. Haqqani, que fundó el grupo, en la década de 1980, le suministró a él y a sus combatientes armas para luchar contra la ocupación soviética de Afganistán. Haqqani nació en la provincia de Paktika, Afganistán. Ahora su hijo, Sirajuddin, dirige la red.

Abas rechazó la idea de que Pakistán deba ser considerado responsable de los ataques llevados a cabo por Haqqani en Kabul. Dijo que creía que la red militante tenía su base en Afganistán y que, incluso si estaban operando desde las áreas tribales de Pakistán a lo largo de la frontera, los militantes tendrían que viajar unos 200 kilómetros para llegar a Kabul, lo que significa que las autoridades afganas compartirían la responsabilidad por no haberles detenido.

"Hay un largo camino hasta llegar a Kabul. Debe haber un sistema de apoyo en algún punto de los lugares que hay entre medias. Actuar contra ellos es su responsabilidad. Estamos asumiendo nuestra responsabilidad", dijo, haciendo referencia a las operaciones militares llevadas a cabo en Waziristán del Norte y del Sur, una región cuasi sin ley que limita con Afganistán.

La red Haqqani opera principalmente en las provincias afganas de Paktika y Khost, dijo. Sin embargo, Syed Irfan Ashraf, un analista con sede en Peshawar, se preguntó cómo el gobierno puede verificar tal afirmación, puesto que algunas zonas de Waziristán del Norte están fuera de su alcance, incluso para el ejército.

"Algunas partes de la zona fronteriza están abiertas a la red Haqqani. En determinados momentos pueden estar en Pakistán o en Afganistán", dijo Ashraf.

Abas admitió que una parte de Waziristán del Norte es una zona prohibida para el ejército paquistaní, y que hay una serie de grupos militantes que tienen su base allí. "Hay algunos elementos que están presentes allí. Están cerca de la frontera, que es inaccesible", dijo Abas, refiriéndose a los militantes como "elementos", pero enfatizó que estos no son parte de la red Haqqani.

Las autoridades de EEUU no han dado pruebas de que el grupo que atacó Kabul haya estado en contacto con la gente de Waziristán del Norte, dijo Abas.

"Ellos nos han estado informando que tal o cual grupo estaba detrás de los ataques, pero no hay pruebas que lo evidencien", dijo. "A no ser o hasta que nos proporcionen alguna evidencia concreta, no puedes ir y actuar en contra de esas personas".

En cuanto a las autoridades afganas, Abas se preguntó porqué, si pensaban que Haqqani estaba operando desde Waziristan del Norte, continuaron permitiendo que funcionaran en el área sus repetidores de telefonía móvil. Pakistán, desde 2009, apagó su red móvil en Waziristán del Norte y del Sur para obstaculizar la comunicación entre los militantes de la zona.

"El que está presente en este lado de la frontera se aprovecha de esto, porque sólo tiene que comprar una tarjeta SIM de Afganistán y se habrá activado. Si las autoridades afganas descubren que los militantes están contactando entre ellos desde el otro lado de la frontera, ¿por qué no desconectaron los repetidores como hicimos nosotros?", se pregunta Abas, añadiendo que él mismo planteó la cuestión en varias ocasiones con sus homólogos afganos sin ningún éxito.

Esto preocupa a Ashraf, el analista con sede en Peshawar.

"Todos los teléfonos que estoy atendiendo desde el lado de los militantes son afganos, mientras que ellos afirman que están en Pakistán. Estoy preocupado acerca de por qué han recibido esta comunicación. La ejecución impecable de los ataques sólo es posible con una buena red de comunicaciones", dice.

Abas también encuentra contradicciones en la objeción de las autoridades afganas a varias de las sugerencias de Pakistán para comprobar el movimiento transfronterizo, al tiempo que acusa a Pakistán de albergar a militantes transfronterizos.  

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