Quiénes son los 'fantasmas' de negro que han convertido Siria en un caos

  • En la ciudad de Latakia bandas itinerantes de matones armados vestidos de negro han convertido a las protestas pacíficas y unidas en pro de la libertad en un caos violento y mortal.
Siria
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Hugh Macleod, Damasco (Siria) | GlobalPost

Son conocidos por los habitantes de Latakia como los fantasmas - Al Shabeha - pero cuando estos fantasmas se visten, lo hacen de negro y su terror es tangible.

En una ciudad portuaria dominada por musulmanes sunitas, que comprenden las tres cuartas partes de la población de Siria, y rodeado de pueblos de montaña que son el hogar de los alauitas, una minoría que ha gobernado el país durante 40 años, estas bandas itinerantes de matones armados vestidos de negro han convertido a las protestas pacíficas y unidas en pro de la libertad en un caos violento y mortal.

El presidente de Siria Bashar al-Assad, ha advertido en un reciente discurso que estas pandillas son parte de una "enorme conspiración" auspiciada por "agentes extranjeros" que intentan sembrar cizaña entre las diferentes religiones y comunidades étnicas de Siria.

Sin embargo, hemos recabado los testimonios de los residentes, los periodistas y testigos en Latakia y casi todos dicen lo mismo: los Shabeha que instigan y fomentan la violencia contra los manifestantes son casi exclusivamente alauitas de la región.

A caballo entre Irak al este, que se vio inmerso en una masacre sectaria después de la invasión liderada por Estados Unidos, y el Líbano al oeste, donde la confrontación entre las identidades religiosas ha sumido al país en una guerra civil que ya dura 15 años, el espectro de la lucha sectaria ocupa un lugar preponderante en la psique colectiva de Siria.

"En primer lugar, el presidente ha dicho que Latakia es un problema sectario para conseguir tener carta blanca para acallarlos" - nadie quiere ver un nuevo Irak- dice un analista político local que pide mantener su anonimato por razones de seguridad.  "Y en segundo lugar con el fin de movilizar a las minorías, los alauitas, cristianos y drusos, que temen vivir bajo una mayoría sunita. Argumentan que es o el régimen o los Hermanos Musulmanes".

Sin embargo, testigos presenciales de las protestas pro-democracia en Latakia insisten en que se inició tanto con los sunitas como con los alauitas pidiendo un cambio juntos.

"Los manifestantes gritaban 'Libertad, libertad" y "Ni sunitas ni alauitas, todos nosotros somos sirios", dice Hiam Gamil, un joven activista de Latakia.

Un testigo ocular de una manifestación en Latakia, un alauita, dijo que una protesta pacífica el 26 de marzo había degenerado en una violencia mortal después de que  francotiradores apostados en las azoteas dispararan a los manifestantes anti-y pro-régimen. Al menos 12 personas murieron.

 "Entonces vimos coches con hombres armados en las calles disparando a la gente de manera indiscriminada, alauitas, suníes, a favor del régimen o en contra del régimen, contra todo el mundo", explica, y añade que ahora Latakia está "en un estado de terror."

 "El régimen se ha asegurado de que nadie salga a protestar en Latakia. Dividieron Latakia en dos y la tensión permanece. La excusa del conflicto sectario, por desgracia, tuvo éxito", dice el testigo.

Como la fuente predijo, las autoridades afirmaron después que los extranjeros habían iniciado los combates.

Un periodista local que habló con 10 residentes de Latakia durante la semana pasada dijo que todos habían enviado el mismo mensaje acerca de quienes eran los agitadores que estaban en las calles. "Todos están diciendo lo mismo: son shabeha", dijo un experto político sirio, que pide no ser identificado, dice que no tenía ninguna duda de que los shabeba habían sido utilizados en las calles de Latakia.

"Ellos son los únicos que están en las calles disparando a la gente", dice. "Es un tipo de subcontratación: son el régimen, pero no son el régimen. El régimen no quiere correr el riesgo de utilizar un organismo oficial de seguridad para iniciar los disparos contra los manifestantes".

Iniciado en la década de 1970, cuando Hafez al-Assad, padre del presidente, tomó el poder, los shabeha no son nada nuevo para muchos sirios, pero siguen siendo en gran medida desconocidos para los que están fuera del país.

Con fácil acceso a las armas a través de sus estrechos lazos militares con Siria y con las fuerzas de seguridad, los shabeha, de acuerdo con una serie de expertos en Siria, se refugian en las rocosas montañas de Qardaha, con vistas a Latakia, y responden a las órdenes de los miembros de la familia local Assad.

La riqueza de esta banda aparentemente proviene de la distribución de las mercancías libres de impuestos importadas a través del puerto de Latakia, que ellos controlan.

"La seguridad siria ha utilizado a los shabeha en Latakia y la han armado para sembrar el miedo en la ciudad y decir al pueblo sirio que la libertad que desea traerá el sectarismo", opina Radwan Ziadeh, director del Centro Damasco para los Estudios Teóricos y los Derechos Humanos "Son los hijos y hermanos de la familia Assad".

Nadim Houry, de Human Rights Watch en Beirut, que ha estado reuniendo información sobre Siria, dice que él también había oído relatos de los testigos que cuentan que se está utilizando a los shabeha en Latakia: "La gente con la que hemos hablado en Latakia, dice que los shabeha habían sido los responsables de disparar contra los manifestantes y habían herido incluso a la policía que estaba tratando de interceder entre los shabeha y los manifestantes".

Los activistas locales han documentado el asesinato a manos de las fuerzas de seguridad de al menos 173 sirios durante la violenta represión contra el movimiento de protesta sin precedentes.

Pero si los shabeha están tratando de dividir a los manifestantes parecen plenamente conscientes de los peligros.

"La gente de Siria somos uno"-exclamaron cientos de fieles atrapados dentro de la mezquita de Damasco de Al-Rifai un Fridya, después que las fuerzas de seguridad se negaran a dejarlos salir después de las oraciones, por temor a manifestaciones de masas.

Un segundo reportero, del que no podemos dar el nombre por razones de seguridad, contribuyó a este artículo desde Damasco y Latakia.

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