Retar al Kremlin, un peligro incluso para los ricos

  • Para desvelar las verdades ocultas del Kremlin hay que pagar un alto precio. Al magnateMikhail Prokhorov le ha costado su partido, su carrera política, su acceso a las comisiones en la sede del Gobierno y el temor a ser enviado a Siberia.
Cautela en Rusia ante los planes de Putin de volver al Kremlin
Cautela en Rusia ante los planes de Putin de volver al Kremlin
Fred Weir, Moscú (Rusia) | GlobalPost

A nadie le sorprendió que el pasado fin de semana el primer ministro ruso Vladimir Putin dejase a un lado al presidente Dimitry Medvédev, aparentemente en virtud a un viejo acuerdo entre ambos. El paso se interpreta como una señal de que Putin volverá al Kremlin el próximo mes de marzo como el líder supremo del país.

En otras palabras: durante los últimos cuatro años el sistema político ruso ha tenido aparentemente un presidente falso, como lo es claramente Medvedev, que le guarda el puesto al verdadero líder, Putin, para cuando decida volver a reclamarlo.

Hasta hace poco los mecanismos del sistema que dirige gran parte de la actividad política en la Rusia de Putin estaban rodeados de misterio. Pero a principios de septiembre, Mikhail Prokhorov, el tercer hombre más rico del país, rompió sus vínculos con el partido político apoyado por el Kremlin que le habían invitado a liderar, revelando amargamente unas cuantas verdades que ayudan a arrojar luz sobre el panorama.

Aunque Rusia parece tener un amplio espectro de partidos políticos, elecciones regulares y un parlamento activo, según Prokhorov se trata de una enorme fachada. Según ha declarado a los periodistas, realmente es el Kremlin el que microgestiona los partidos políticos, decidiendo quién los puede liderar y qué candidatos pueden ir en sus listas. El Kremlin, asegura el millonario, es también el que decide la cantidad de cobertura mediática y el nivel de campaña electoral que pueden tener.

Prokhorov asegura que el arquitecto del sistema es Vladislav Surkov, subjefe de Personal del Kremlin y una figura que lleva años al lado de Putin.

Surkov, en su opinión, es el que mueve "las marionetas", quien "lleva años desinformando a los líderes del país sobre lo que ocurre en el sistema político, conteniendo a los medios y creando discordia". "Para mí es una cuestión personal ver a Surkov despedido", añade.

Pero en realidad es Prokhorov el que ya ha empezado a sufrir dificultades.

La mayor parte de los miembros de su partido, el Pravoye Delo, se rebelaron contra él siguiendo órdenes de Surkov, según ha dicho el propio Prokhorov. Celebraron una convención sin él para echarle del partido. Al cabo de unos cuantos días, el millonario fue además expulsado de una importante comisión de política económica del Kremlin. Y de repente las autoridades cancelaron el largamente planificado proyecto de construcción de una carretera que pasa por una de sus fábricas.

Prokhorov sabía que el sistema está manipulado, "pero pensó que podía jugar de verdad incluso en ese campo tan limitado", asegura Georgy Satarov, que fue asesor del presidente Boris Yeltsin y ahora encabeza el grupo de análisis independiente InDem en Moscú. "No entiende que en Rusia toda la política ahora es virtual. No existe la actividad independiente", afirma.

Surkov es un ex ejecutivo petrolero mitad ruso, mitad checheno. Curiosamente, estudió algún tiempo dirección teatral en el Instituto de Cultura de Moscú en la década de 1980. Se le considera como el ideólogo jefe del Kremlin. Se unió a la administración presidencial en 1999, y desde entonces es una figura fija en el entorno de Putin.

Pero lejos de ser despedido a raíz de las denuncias de Prokhorov, el 21 de septiembre Putin condecoró oficialmente a Surkov, concediéndole la orden gubernamental de Pyotr Stolypin, de grado II, por "sus provechosas actividades estatales".

Prokhorov, cuya fortuna según Forbes es de unos 18.000 millones de dólares, es más conocido en EEUU como el dueño del equipo de baloncesto de los New Jersey Nets. Para los rusos, el imponente ejecutivo (mide 2,10 metros) es un soltero de oro aficionado a los deportes que coloca en YouTube vídeos cargados de adrenalina de sus prácticas de jet-ski. También es un emprendedor innovador que está desarrollando un coche eléctrico para liberar a sus conciudadanos de los motores de combustión interna.

En junio de este año Prokhorov se hizo cargo del moribundo partido Pravoye Delo, o Causa Justa. Se comprometió a invertir hasta 100 millones de dólares de su bolsillo para darle un impulso de cara a las elecciones a la Duma estatal, previstas en diciembre. Si el partido lograba más del 7 por ciento de los votos que se necesitan para acceder a la Duma, Prokhorov dijo que le pediría al presidente que le nombrase primer ministro. Dejó entrever incluso sus aspiraciones presidenciales.

Se daba por hecho que Prokhorov estaba actuando con permiso del Kremlin y bajo las instrucciones de Surkov. El último magnate ruso que se metió a hacer oposición política, Mikhail Khodorkovsky, está en la cárcel desde 2003.

"El principal director del sistema político ruso es, por supuesto, Putin", asegura Andrei Kolesnikov, un columnista que trabaja para la revista opositora Novaya Gazeta. "Pero Surkov es el gestor talentoso que supervisa sus trabajos. Todos los partidos políticos registrados son sus clientes. Los manipula y dirige a todos. Si alguien se sale del guión, encuentra el modo de apartarle".

Los expertos dicen que Surkov vio probablemente al partido de Prokhorov como una bonita planta florida para el jardín político de la Rusia conservadora. El partido le serviría para un propósito útil: atraer sin riesgos los votos de las personas con mentalidad empresarial y abierta que no se muestran dispuestas a apoyar al partido Rusia Unida, el gigante pro Kremlin de Putin, que controla la Duma y la mayor parte de parlamentos regionales.

Pero fue durante su participación en el caso de Yevegny Roizman, un controvertido defensor antidroga en el círculo de la jefatura de Pravoye Delo's, cuando Surkov decidió cancelar su vinculación con Prokhorov. En tan sólo unos días el magnate perdió su partido, su carrera política y su lazo azul de acceso al Kremlin. Los expertos dicen que si no tiene cuidado podría perder además su libertad y seguir la suerte de Khodorkovsky en una remota prisión de Siberia.

"Prokhorov necesita sentarse con Putin en un cara a cara", comenta el columnista Kolesnikov. "Debería explicarle que él no es un disidente, sino solo un hombre que quiere trabajar en el sistema y modernizarlo un poco sin llegar a desafiarlo.Putin es un hombre comprensivo. Si Prokhorov está de acuerdo en dejar la política y ceñirse a sus negocios, probablemente estará bien."

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