¿Sobrevivirá el nuevo régimen libio a la división de sus rebeldes?

  • Una peligrosa tensión ha nacido entre los rebeldes libios. Tanto los grupos llegados desde el este como los que vienen desde el oeste se consideran los verdaderos héroes de la revolución y ninguno de ellos parece dispuesto a compartir el mérito.

Los rebeldes encuentran dificultades para tomar Sirte
Los rebeldes encuentran dificultades para tomar Sirte
James Foley,Sirte (Libia) |GlobalPost

Mientras los rebeldes libios del este y del oeste convergen en Sirte, la ciudad natal de Muamar al Gadafi y último reducto leal al líder libio, la tensión entre ambos grupos es como poco extraña y, como mucho, peligrosa.

La rivalidad, si bien no es nada nuevo en el fragmentado país del norte de África, está alcanzando nuevas cotas, con los rebeldes preparándose para la que probablemente sea la última gran batalla del conflicto libio.

A principios de esta semana, en uno de los pocos barrios controlados por los rebeldes en Sirte, un veterano combatiente del bastión occidental de Misrata se acercaba sigilosamente a un compañero de armas de la ciudad de Bengasi, en el este del país, y le saludaba con un escueto: "Llegas tarde".

Aunque la rivalidad se manifiesta con detalles traviesos e inocentes, entre líneas subyace el futuro de Libia. Mientras los rebeldes del este y del oeste compiten por el poder y el prestigio en el mundo post Gadafi, y dada la dificultad que han tenido ambos grupos para trabajar juntos, las consecuencias podrían ser graves.

Tanto los rebeldes del este como los del oeste se consideran los verdaderos héroes de la revolución libia, y no parecen dispuestos a compartir el mérito.

Los de Bengasi dicen que ellos son los que le dieron alas a la revolución, cuando un pequeño pero insistente movimiento de protesta comenzó a ganar impulso en la ciudad a principios de año. La revolución comenzó en serio, dicen, el 17 de febrero, cuando las fuerzas de seguridad de Gadafi abrieron fuego contra manifestantes pacíficos congregados en el centro de Bengasi.

Los rebeldes de Misrata, sin embargo, dicen que ellos son los que se merecen realmente el calificativo de héroes, porque han soportado los mayores sacrificios y han tenido que combatir mucho más. Durante meses han luchado con éxito contra las tropas de Gadafi, dando lugar a uno de los sitios más sangrientos del conflicto. Se cree que más de un millar de rebeldes y soldados gadafistas murieron en las calles de Misrata entre marzo y abril.

La tensión entre ambos grupos revolucionarios aumentó tras una información de Al Jazeera después de la caída de Trípoli, en la que un habitante de Misrata aseguraba que los rebeldes de Bengasi les habían hecho pagar millones de dólares por las armas que usaron durante su asalto a la capital libia.

En Bengasi rechazan dichas acusaciones, y aseguran que esas armas fueron donadas a Misrata, junto con varios buques cargados de suministros médicos.

Para mayor consternación, los rebeldes de Bengasi no pudieron estar presentes en el abrupto cambio de la situación en Trípoli y en su muy televisada caída. Al estar atacando varios bastiones de Gadafi, incluida Sirte, desperdigados entre Bengasi y Trípoli, se vieron obligados a viajar en barco a la capital, perdiéndose los primeros días de celebración de la victoria.

Los rebeldes de Misrata "dicen que lo hicieron todos ellos solos, la liberación de Trípoli", dice Osama, de Bengasi, moviendo su cabeza con gesto negativo.

Ahora que los rebeldes de Bengasi han logrado entrar en Sirte desde el este, y los de Misrata por el oeste, su rivalidad se encuentra frente a frente en la que supuestamente será la batalla final de la revolución libia.

Pero la tensión entre los dos grupos fuertemente armados probablemente no terminará cuando caiga Sirte, lo que preocupa a algunos libios, que temen que se estén sembrando las semillas de una guerra civil.

Hassan Sadaw, un apacible profesor de inglés de Misrata, dice que le preocupa que la división entre ambas partes pueda enconarse y eventualmente estallar. Sadaw no ha participado en los combates, y durante la batalla por Misrata permaneció fundamentalmente en casa, preocupado únicamente de ir trasladando a su familia de un lugar seguro a otro.

"Quizás tengamos una guerra civil. Tenemos miedo", dice.

Parte del miedo de Sadaw, al igual que otros habitantes de Misrata, se basa en su desconfianza hacia las personas de Bengasi. "La gente de Bengasi es temeraria", afirma. Es la opinión que se formó hace 15 años, cuando visitó allí a su hermana. Asegura que se sintió sorprendido por cómo se criticaba abiertamente a Gadafi, llegando incluso a servir tan sólo té negro, y no verde, el color de la bandera introducida por el dictador en 1997 y símbolo de su filosofía política.

"Tenemos miedo de la gente de Bengasi. Intentarán quedárselo todo (petróleo, poder, todo), porque dicen que Gadafi les maltrató", explica Sadaw. "Aquí, en Misrata, la gente trabaja mucho. Allí básicamente esperan que les llegue el dinero".

Como anticipo quizás lo que podría suceder en el futuro, algunas brigadas rebeldes de Misrata han sido acusadas de alargar demasiado su presencia en algunos barrios del Trípoli liberado.

El Consejo Nacional de Transición libio, el gobierno interino, les pidió que se quedasen en la capital para proteger lugares estratégicos como hospitales, emisoras de televisión y campamentos militares. Pero algunas informaciones indican que comienza a haber protestas de los vecinos de Trípoli contra los hombres armados del este.

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