El teleférico que cruza el Niágara, creado por un español, cumple 100 años

  • El 8 de agosto de 1916 se inauguraba en Canadá el transbordador Spanish Aerocar, inventado por el ingeniero cántabro Leonardo Torres Quevedo.

    Desde entonces ha transportado a más de diez millones de turistas sobre un tumultuoso remolino del río sin un solo accidente.

El teleférico que cruza el Niágara.
El teleférico que cruza el Niágara.
Agencia SINC

"No deje de montar en el Whirlpool Spanish Aerocar. La auténtica belleza del remolino y los rápidos del río Niágara ahora se abren para los amantes de la naturaleza gracias al Spanish Aerocar, que cruza una distancia de 539,5 metros, se aproxima a 46 metros del agua y ofrece unas vistas magníficas del entorno".

Este era el texto del folleto que hace cien años animaba a los turistas de las famosas cataratas del Niágara a visitar una nueva atracción: un transbordador aéreo español que, según el anuncio, ya había probado su seguridad "durante nueve años en San Sebastián (España) con mucho éxito y sin ningún accidente".

Su creador era Leonardo Torres Quevedo, un ingeniero cántabro que había patentado el invento desde su tierra, el valle de Iguña, en 1887, pero que tuvo que esperar treinta años para verlo hecho realidad en el monte Ulía de San Sebastián, donde en 1907 se inauguró el primer teleférico del mundo para personas.

Aquel tranvía aéreo solo funcionó unos veinte años, ya que el interés lúdico de la sociedad donostiarra se trasladó hasta el vecino monte Igueldo y su parque de atracciones, pero su huella marcó la forma de construir todos los teleféricos hasta la actualidad. El del Niágara, situado en la orilla canadiense del río norteamericano, celebra ahora el centenario de su inauguración el 8 de agosto de 1916.

Al concurrido evento acudió el propio Torres Quevedo, representantes de la empresa española que construyó el teleférico (Niagara Spanish Aerocar Company, con accionistas bilbaínos), así como diversas autoridades de España y Canadá, por entonces todavía dependiente de Reino Unido.

Así describió un periodista local el acontecimiento: "Poco después de las tres de la tarde, la señora J. Enoch Thomson, esposa del cónsul español en Toronto, inauguró el aerotransbordador rompiendo una botella de champán sobre la puerta de uno de sus puntos de llegada. El teleférico hizo su primer viaje público. Fue agradable verlo con las banderas de Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia y España”.

La idea inicial de Torres Quevedo era construir el teleférico justo enfrente de las cataratas, desde la orilla de Canadá hasta la de EE UU, pero los problemas diplomáticos y de frontera lo hacen inviable y "decide construirlo unos cuatro kilómetros más abajo, donde el río Niágara hace un remolino (whirlpool) y se puede trazar un recorrido entre dos puntos (llamados Colt y Thomson) de la orilla canadiense", explica Francisco A. González Redondo, profesor de la Universidad Complutense de Madrid y promotor del Año Torres Quevedo 2016.

El experto comenta que el sistema que patentó Torres Quevedo es muy sencillo: "Hay un cable con un extremo fijo y en el otro, que se hace pasar por una polea, se coloca un contrapeso. De esta forma la tensión del cable es constante y, por mucho que varíe la posición de la barquilla, es muy difícil que se rompa. Además, concibió seis cables paralelos, de modo que si se rompiese uno de ellos –algo que nunca ha sucedido–, el sistema se autoequilibraría".

Desde que empezó a operar en 1916 ha llevado sin ningún incidente a más de diez millones de turistas de forma segura sobre el río Niágara, "ofreciendo unas vistas incomparables de los rápidos del remolino y de la garganta del río", destaca Holly Goertzen, responsable de comunicación de la Comisión de los Parques del Niágara, la agencia del Gobierno de Ontario que gestiona este teleférico desde 1968.

El polifacético inventor también concibió un sistema de dirigibles autorrígidos, que operaron con gran éxito las fuerzas armadas de Francia y Reino Unido durante la I Guerra Mundial. Aunque España fue neutral, precisamente en ese ambiente bélico se construyó el transbordador del Niágara, con piezas fabricadas y llevadas desde nuestro país hasta Canadá.

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