Texto íntegro del Ángelus del Papa en el Día de la Sagrada Familia

El 85 por ciento de los franceses tiene una buena opinión del papa Francisco
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lainformacion.com

Queridos hermanos y hermanas, buenos días.

En este primer domingo después de Navidad, la liturgia nos invita a celebrar la fiesta de la santa familia de Nazaret. En efecto cada Belén nos muestra a Jesús junto con la virgen y San José en la gruta de Belén.

Dios ha querido mantener en una familia humana. Ha querido tener una madre y un padre como nosotros.

Hoy el evangelio nos presenta a la Santa Familia en el camino doloroso del exilio en busca de refugio en Egipto

José, María y Jesús experimentan la procesión dramática marcada por la incertidumbre y malestar.

Desgraciadamente en nuestros días millones de familias pueden reconocerse en esta triste realidad.

Casi cada día la televisión y los periódicos dan noticias de prófugos que huyen del hambre, de la guerra y de otros peligros graves en la búsqueda de seguridad y una vida digna para sí mismos y para sus propias familias.

En tierras lejanas aun cuando encuentran y no siempre es así no siempre estos exiliados inmigrantes encuentran respeto, una aprecio de los valores de los cuales son portadores. Sus legítimas expectativas se desencuentran con situaciones complejas y con dificultades que parecen a veces insuperables.

Por esto mientras nosotros fijamos la mirada sobre la santa familia de Nazaret en el momento en el cual se encuentra casi obligada a hacerse prófuga pensemos en el drama de los inmigrantes, y refugiados víctimas del rechazo y de la explotación. Víctimas de la trata de personas y del trabajo de esclavos, pero pensemos también a otros exiliados. Yo los llamaría exiliados escondidos. Aquellos que pueden existir dentro de nuestras propias familias, los ancianos por ejemplo, que a veces son tratados como una presencia molesta. Muchas veces pienso que un signo para saber como una familia es ver como se tratan en ella a los niños y a los ancianos.

Jesús ha querido pertenecer a una familia que ha experimentado el exilio para que nadie se sienta excluido del acercamiento amoroso de dios. La fuga de Egipto a causa de las amenazas de Herodes muestra que dios está allí donde el hombre está en peligro, allí donde el hombre sufre, allí donde tiene que huir donde experimenta el rechazo y el abandono, pero Dios está también allí donde el hombre sueña y espera volver a su patria en la libertad y elige la vida y la dignidad suya y de sus familiares.

Hoy nuestra mirada sobre la familia Santa nos deja caer por la simplicidad de la vida esta familia conduce Nazaret. Es un ejemplo que hace mucho bien a nuestras familias. Le ayuda a convertirse en una comunidad de amor y reconciliación en la que se experimenta la ternura, la ayuda, el perdón recíproco. Recordemos las tres palabras claves: para vivir en paz y en alegría en familia: permiso, gracias y perdón. Cuando en una familia no se es invadente se pide perdón.

Cuando una familia nos e es egoísta se aprende a decir gracias. Cuando en una familia uno se da cuenta que ha hecho algo que no está bien y sabe pedir perdón, en esa familia hay paz y hay alegría.

Recordemos estas tres palabras. Pero podremos repetirlos todos juntos. Permiso, gracias y perdón. Permiso, gracias y perdón.

Quisiera también animar a las familias que tomen conciencia de la importancia que tienen dentro de la iglesia ay la sociedad. El anuncio del evangelio pasa ante todo a través de la familia para después alcanzar los distintos ámbitos de la vida cotidiana.

Invoquemos con fervor a María Santísima, la madre de Jesús y nuestra madre y San José su esposo. Pidámosle que nos iluminen y conforten y guíen a las familias del mundo para que cumplan con dignidad y serenidad la misión que Dios le ha confiado. El ángel del señor anunció a María y a través del Espíritu Santo Aquí la esclava del señor hágase según tu palabra.

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