Los narcos mexicanos adoctrinan a las mafias de Guatemala

  • La última matanza en Guatemala, que terminó con la vida de 27 personas, llevaba la firma del cártel de los Zetas de México. Sin embargo, entre los detenidos había varios guatemaltecos. Las autoridades están registrando un aumento de los actos criminales de las mafias mexicanas en Guatemala.
El mensaje estaba firmado por una célula de los Zetas, uno de los temidos cárteles de las drogas de México.
El mensaje estaba firmado por una célula de los Zetas, uno de los temidos cárteles de las drogas de México.
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Ezra Fieser, Ciudad de Guatemala (Guatemala) | GlobalPost

La escena fue impactante, incluso para un país acostumbrado al horror: 27 cadáveres, maniatados, todos decapitados menos uno, desperdigados a lo largo de un rancho. Había una nota escrita con sangre de una de las víctimas. El mensaje estaba firmado por una célula de los Zetas, uno de los temidos cárteles de las drogas de México.

La masacre del 15 de mayo en la región de Petén es la peor en mucho tiempo en Guatemala, de una brutalidad que recuerda las torturas ejecutadas durante los 36 años de guerra civil que acabó en 1996.

Para las autoridades del país centroamericano, es otra señal de que las mafias mexicanas están atravesando la frontera. "Es un acto despreciable, y creemos que fueron los zetas", asegura el ministro del Interior, Carlos Menoca.

Poco después de asumir el cargo en 2008, el presidente Álvaro Colom comenzó a advertir que los cárteles mexicanos se estaban moviendo hacia el sur, a medida que la guerra contra el narcotráfico en México comenzaba a intensificarse. Tras la masacre de mayo, declaró al diario El País que "el hecho es que nos están invadiendo".

Pero cuando las autoridades detuvieron poco después a 16 de los supuestos culpables de la matanza de Petén, salió a la luz un retrato más realista y sucio de la presencia de los cárteles en Guatemala: 11 de los sospechosos son guatemaltecos, incluido el supuesto líder, Elder Estuardo Morales Pineda, conocido como 'El Pelón'.

Además, las autoridades encontraron documentos que vinculan a siete de los detenidos con Hugo Álvaro Gómez, un ex sargento de los Kaibiles, una unidad especial del Ejército de Guatemala responsable de masacres durante la guerra, que posteriormente también fue arrestado.

Tal y como pone de relieve este caso, las redes criminales de Guatemala desempeñan un papel destacado en el tráfico de drogas, una lacra que ha contribuido a disparar el índice de delitos en este pequeño país centroamericano, según indican los expertos en seguridad.

"Guatemala registra una creciente presencia de cárteles de la droga mexicanos que han aumentado el nivel de violencia", asegura Adriana Beltrán, de la organización 'Washington Office on Latin America' (WOLA), que investiga el crimen organizado en Guatemala. "Dicho esto, el problema del crimen organizado no es algo nuevo para los guatemaltecos. En el pasado ha habido grupos criminales vinculados al contrabando de mercancías, personas y drogas".

Más del 60 por ciento de la cocaína que viaje desde América del Sur hasta llegar a los consumidores en EEUU pasa por Guatemala. Y las autoridades no parecen dar la talla para atajarlo. El año pasado el Gobierno capturó tan sólo 1,4 toneladas de cocaína, frente a las 7,1 toneladas de 2009 (cinco veces más), según datos del Departamento de Estado de EEUU, que en un informe señala como causas de este descenso a la "aplicación débil de la ley e instituciones judiciales que operan en un ambiente de corrupción".

Michael Deibert coincide en el análisis de la situación. Como profesor invitado del Centro para los Estudios de la Paz y de la Reconciliación de la Universidad de Coventry, ha estudiado los pormenores de la seguridad en Guatemala. "El problema es que los criminales mexicanos se encuentran con las condiciones perfectas para operar junto con los criminales guatemaltecos", afirma.

El departamento de Petén, en donde tuvo lugar la masacre, es un ejemplo claro. Situado en la franja norte del país, en frontera con México, en su día fue la cuna de la civilización maya. Sus templos todavía siguen en pie, pero en los últimos años, Petén es más conocida por ser una de las regiones más anárquicas de un país en donde sólo se resuelven el 2 por ciento de los asesinatos.

Desde hace años los narcotraficantes guatemaltecos parecen operar allí libremente, talando árboles de caoba y ceibas en parques naturales supuestamente protegidos para construir pistas de aterrizaje ilegales para las avionetas repletas de drogas. Y lo han estado haciendo con total impunidad, según denuncian tanto los expertos en seguridad como los habitantes de la región norteña.

"Decir que los mexicanos han cruzado la frontera es una excusa para el Gobierno... para así no tener que enfrentarse al verdadero problema, que está aquí", afirma Sandino Asturias, fundador del Centro de Estudios de Guatemala y nieto del premio Nobel de Literatura Miguel Ángel Asturias. Los narcotraficantes "llevan años aquí, y son familias locales. Se han hecho más fuertes debido a la debilidad del Estado", dice Asturias.

Durante años los narcotraficantes han estado comprando tierras a los campesinos en la región para construir enormes granjas de ganado desde donde gestionan sus negocios. Un estudio hecho en 2010 por el Servicio de Desarrollo Alemán en 236 municipios de Petén, detectó que el 30 por ciento de los campesinos habían vendido sus tierras en los últimos años.

En el sureste de Petén, ocho terratenientes poseen 1.000 hectáreas de tierra o más cada uno. Cinco de ellos, incluyendo los dos que tienen más terrenos, son conocidos narcotraficantes, denuncia el informe.

Otro de los mayores terratenientes de la región es el Ministerio de Defensa de Guatemala, que tiene allí una escuela para entrenar a kaibiles.

"Los cárteles de la droga están integrados por guatemaltecos que son dirigidos por los Zetas o el cártel del Golfo. Muchos de los miembros de bajo rango de esos cárteles han sido entrenados en la misma escuela militar, que está en Poptún, en Petén", afirma un miembro de la administración que prefiere conservar el anonimato por temor a represalias.

Ese mismo hombre explica que muchos de esos integrantes de los cárteles han sido expulsados del Ejército y han acabado encontrando un trabajo bien pagado con las mafias de la droga. "Cumplen órdenes, matan, usan estrategias militares para persuadir a la gente", afirma.

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