Una escuela de la India lucha por las niñas marginadas

  • En la India muchas niñas no pueden ir a la escuela, porque deben ayudar en las tareas del hogar y cuidando a sus hermanos pequeños. Algunas no van al colegio, porque los aseos no tienen puertas y las dejan expuestas a todas las miradas. Pero una pequeña organización al sur de Delhi parece haber encontrado la solución, al menos para unas pocas.
Para las niñas indias ir a la escuela es casi misión imposible (Imagen Getty)
Para las niñas indias ir a la escuela es casi misión imposible (Imagen Getty)
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Shailaja Neelakantan | Globalpost

(Nueva Delhi, India). Cerca de una vía de ferrocarril en Okhla, una contaminada zona industrial al sur de Delhi, 20 niñas están sentadas en el suelo de una pequeña caseta de ladrillo. Atienden a una sencilla clase de matemáticas que les imparten con ayuda de una pequeña pizarra. En otra esquina de la habitación unos bebés gatean sobre unos colchones bajo la atenta vigilancia de otra joven.

Bienvenidos a Project Why, una organización con 10 años de vida puesta en marcha por Anouradha Bakshi para ayudar a educar a los pobres de la India porque "eso es lo que marca la diferencia".Las jóvenes que acuden a este programa de apoyo tienen entre 9 y 10 años, aunque parecen más pequeñas debido a la malnutrición, y pese a ir a las escuelas del Gobierno no tienen los conocimientos mínimos de matemáticas.

Los bebés son sus hermanos, a quienes tienen que cuidar cuando están en casa mientras hacen las tareas del hogar, en lugar de dedicar tiempo a los deberes de la escuela. Eso sucede porque estas niñas son de familias muy pobres, y sus padres trabajan a destajo y suelen tener una abundante prole.Ahí es donde radica el problema.

En una India todavía profundamente sexista, las niñas son las que peor lo pasan para conseguir una educación. Los hijos varones de los trabajadores pobres, al igual que sucede con los de las familias ricas, son tratados como pequeños reyes. Ellos son los que reciben la mejor parte de lo que haya para comer y de la leche que pueden comprar sus padres. Sus hermanas y madres, sin embargo, suelen quedarse a menudo sin nada. Los varones de la familia tampoco se tienen que preocupar por cuidar de sus hermanos o de hacer las tareas domésticas.

Las razones detrás de este desequilibrio de géneros son complejas y atraviesan las fronteras económicas, culturales y religiosas.

"Muchas niñas no van a la escuela porque los retretes no tienen puertas", pone como ejemplo Bakshi. "Cuando tienen el periodo no hay sitio para tirar las compresas o para cambiarse. Tienen miedo de que sus uniformes se ensucien con sangre si no se pueden cambiar la compresa, así que se quedan en casa. Y cuando las niñas dicen que no quieren ir a la escuela, sus padres lo aceptan fácilmente, sin preguntar, al contrario de lo que harían con sus hijos varones", explica.

Además, debido a diversas razones relacionadas con las castas y la religión, muchos padres no envían a sus hijas jamás a la escuela, o frenan su educación en cuanto llegan a la pubertad. "Muchos padres no quieren que los que enseñan a sus hijas sean hombres", apunta Pushpa Kumar, profesora del centro de Okhla. "Nosotros les decimos 'deja que la niña aprenda algo; nos aseguraremos de que les enseñan mujeres'", afirma Kumar, que quería terminar su licenciatura en Arte pero que tuvo que casarse y abandonar los estudios por orden de sus padres al terminar el primer curso.

Kumar habla con orgullo de una niña cuyos padres nunca la habían enviado a la escuela. Después de convencerles para mandarla al centro de Project Why, y tras estudiar allí dos años, la niña logró ser admitida en una escuela reglada y entrar en el octavo curso.

Project Why ha supuesto una enorme experiencia para Bakshi, que ha autofinanciado en gran parte la iniciativa. Los resultados han valido mucho más de lo que han costado en dinero, afirma, especialmente en los casos de las niñas pobres (también enseña a niños varones, en aulas separadas).

Según Bakshi, en torno a 150 de las niñas que han acudido a su centro han logrado terminar el instituto, y el 90 por ciento de ellas trabaja en la actualidad. Una de ellas es gerente de un pequeño restaurante, otra es secretaria de una oficina y muchas otras están terminando otros estudios. "Una de nuestras estudiantes, Janki, no terminó el instituto, pero tiene un diploma en estudios empresariales", afirma Rani Bhardwaj, que es otra historia de éxito del proyecto.

Cuando Bakshi conoció a Bhardwaj, ésta tenía 15 años y había dejado la escuela hacía unos años porque su profesora la pegaba por pagar con algún día de retraso (aunque las escuelas son gratuitas, cobran una pequeña tarifa en la secundaria). "Era brillante e inteligente", recuerda Bakshi, pero cuando dejó la escuela perdió totalmente la confianza en si misma.

Tras entrar en Project Why, Bhardwaj logró terminar el bachillerato y comenzó a trabajar con la organización. Además, sigue estudios de Arte a distancia. "Ahora siento que tengo cierto nivel", asegura en inglés, refiriéndose al estatus que ha ganado al comenzar a trabajar en el proyecto.

Pooja, una niña menuda de 12 años, lleva unos seis meses acudiendo al centro. Todavía es tímida, y nos muestra a su pequeño hermano jugando en una esquina. Dice que le gusta estar en la escuela. "Es divertido... aprender cosas", susurra antes de dirigirse hacia sus amigas, que hablan mientras miran al encerado. Se notan un poco intranquilas. No es para menos: les he interrumpido la clase con la profesora Kumar.

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