Una guerrilla ugandesa vuelve a sembrar el terror en el centro de África

  • Los gobiernos de la zona los creían casi derrotados, pero han vuelto a la carga. El grupo de rebeldes ugandeses llamados Ejército de Resistencia del Señor -LRA por sus siglas en inglés- mató a más de 320 civiles al noreste de la República Democrática del Congo. La masacre se produjo en diciembre, pero la información no ha trascendido hasta ahora. La organización pro derechos humanos Human Rights Watch que ha dado a conocer este brutal ataque advierte que el LRA está lejos de extinguirse y supone un grave peligro para la población del centro de África.
Tristan McConnell | GlobalPost

(Nairobi, Kenia). En la remota región noreste de la República Democrática del Congo, un notorio grupo de rebeldes se ha logrado alzar con el título de los más brutales y sangrientos de África, al haber matado por lo menos a 321 civiles y secuestrado a otros cientos durante un ataque metódico de cuatro días a una serie de pueblos.

Oficiales militares en la zona habían dado por desaparecido al Lord's Resistance Army (LRA) o Ejército de Resistencia del Señor, convencidos de que el grupo rebelde, que apareció por primera vez en Uganda en 1987, se había dividido en una serie de pequeñas pero ineficientes unidades debido a un sucesión de ataques de hostigamiento a finales de 2008 y principios de 2009.

Durante tres meses, militares de Uganda y el Congo, con apoyo de Estados Unidos, habían unido entonces sus fuerzas para capturar al LRA y su escurridizo líder, Joseph Kony.A raíz de esa operación se dijo que la desorganización del LRA les había hecho menos letales, y que ya no suponían una amenaza a la estabilidad de la frágil región, una zona de bosques sin fronteras donde el Congo, la República Centroafricana, Uganda y el sur de Sudán se funden en uno.

Pero la reciente revelación por parte de investigadores del grupo pro derechos humanos Human Rights Watch, con sede en Nueva York, sobre la magnitud y la brutalidad del ataque del pasado diciembre dejan claro que el LRA continúa siendo una fuerza a tener en cuenta, al menos para los civiles indefensos.

Se trata del ataque más sangriento en un largo periodo, y no se supo nada durante meses debido al aislamiento de la zona donde tuvo lugar. Los supervivientes de la zona de Makombo, en el distrito Haut Uele, aseguran que les ataron en cadenas humanas, que les hicieron caminar por el bosque y que los rebeldes elegían aleatoriamente a algunos de los rehenes y les abrían la cabeza o descuartizaban con machetes.

Un testigo que se escapó a la ciudad cercana de Niangara, donde hay un pequeño destacamento de cascos azules de la ONU (la MONUC), recuerda la "peste a muerte" que tenían sus ropas y que se respiró en el pueblo durante las semanas posteriores a los ataques.

La mayor parte de los muertos eran hombres, pero entre ellos había también 13 mujeres y 23 niños, incluida una pequeña de 3 años que fue quemada viva.

"La masacre de Makombo es una de las peores jamás cometidas por el LRA en su sangrienta historia de 23 años", explica Anneke Van Woudenberg, investigador jefe para África de Human Rights Watch. "La masacre de cuatro días demuestra que el LRA sigue siendo una amenaza seria para los civiles, y que no es la fuerza desgastada que los gobiernos de Uganda y el Congo dicen que es".

Aunque terroríficas, las orgías de muerte del LRA no son nada nuevo. Kony, un místico cristiano del norte de Uganda lanzó su rebelión en 1987. Quería expulsar a Yoweri Museveni , un líder rebelde que tomó el poder en 1986 y todavía lidera Uganda 24 años más tarde, y dirigir el país según los Diez Mandamientos.

La rebelión de Kony se transformó rápidamente en algo maníaco. Sintiéndose traicionado por su propio pueblo Acholi, al que acusó de no apoyarle de manera adecuada, Kony lanzó a sus soldados sobre los civiles del norte de Uganda. La captura de niños, la violación, el asesinato, la mutilación y el pillaje se convirtieron rápidamente en la seña de identidad del grupo.

Tan sólo un par de ejemplos: en 2004 los combatientes del LRA atacaron Barlonyo, un campamento de víctimas de la guerra, y mataron a más de 300 personas. En 1996, un grupo de rebeldes atacó una escuela de niñas, llevándose a unas 140 de ellas para convertirlas en esclavas sexuales, guerrilleras, porteadoras y cocineras.

La lista de atrocidades ha ido aumentando año tras año. En 2005, el LRA fue empujado del norte de Uganda, y las conversaciones de paz posteriores parecieron ofrecer una oportunidad para terminar con las matanzas. Pero la ventana se cerró en abril de 2008, cuando Kony mató al emisario que había estado acudiendo a las conversaciones y dejó de participar en las mismas.

Se están tomando medidas para terminar con el LRA. La Corte Penal Internacional de La Haya ha emitido órdenes de arresto contra Kony y algunos de sus principales lugartenientes, y el Senado de Estados Unidos ha aprobado en marzo una propuesta de ley anti-LRA. Esta Ley de Desarme del LRA y la Recuperación del Norte de Uganda pide al presidente Barack Obama que ayude a proteger a los civiles de la región, que frene los ataques de Kony y ayuda a reconstruir las zonas dañadas por el conflicto.

El pasado mes de febrero la Secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, dijo ante el Comité de Exteriores del Senado: "He estado siguiendo al LRA durante más de 15 años. Simplemente no entiendo por qué no podemos acabar con esta lacra. Vamos a hacer todo lo que podamos para dar el apoyo que creemos que nos permitirá conseguirlo".

En el pasado, Estados Unidos se ha mostrado dispuesto a dar pasos y a dialogar para intentar llegar a un acuerdo con el LRA. Una fuerza conjunta de operativos del Congo y Uganda lanzaron la operación Trueno Luminoso en diciembre de 2008, con ayuda de los servicios secretos, apoyo aéreo y logístico de Estados Unidos.El objetivo era decapitar al LRA, pero la ofensiva no logró capturar a Kony, y el grupo respondió con una revancha de ataques sanguinarios sobre los civiles congoleños, matando y secuestrando a cientos de personas.

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