Una huelga de prisiones retrasa el juicio por el arsenal de ETA en Portugal

  • El juicio a Andoni Zengotitabengoa, acusado de montar un almacén de explosivos de ETA en Portugal, quedó hoy aplazado hasta el 15 de noviembre por una huelga de funcionarios penitenciarios convocada para este viernes.

Caldas da Rainha (Portugal), 27 oct.- El juicio a Andoni Zengotitabengoa, acusado de montar un almacén de explosivos de ETA en Portugal, quedó hoy aplazado hasta el 15 de noviembre por una huelga de funcionarios penitenciarios convocada para este viernes.

Paulo Coelho, presidente del Tribunal de Caldas da Rainha que juzga al presunto terrorista desde el pasado 13 de septiembre consideró "alta" la posibilidad de que se realice la huelga y el acusado no pueda ser llevado hasta la sede judicial.

En la vista de hoy declararon los últimos cinco testigos de los más de cuarenta que ya han testificado e identificado, en varios casos, a Zengotitabengoa como uno de los dos presuntos etarras que vivían en un chalet de la localidad lusa de Óbidos donde la Policía encontró, el 4 de febrero de 2010, tonelada y media de explosivos.

Los testimonios de esta quinta sesión del juicio fueron todos de policías que intervinieron en la inspección de la vivienda donde ETA guardaba un arsenal para cometer atentados en España, según los fiscales.

Los tres magistrados que presiden el juicio tenían previsto escuchar el viernes las alegaciones finales de la fiscalía y la defensa, que quedaron aplazadas a la que previsiblemente será la última sesión del proceso, antes de quedar visto para sentencia en primera instancia.

El tribunal de Caldas da Rainha, a unos 100 kilómetros al norte de Lisboa, esperaba completar las comparecencias de los testigos en las cuatro sesiones ya celebradas, el 13 y 14 de septiembre y el 3 y 4 de octubre.

Pero los minuciosos interrogatorios del abogado defensor José Galamba y sus quejas sobre contradicciones y coacciones en algunos testimonios llevaron a convocar las sesiones de esta semana.

Al final de la vista de hoy, el abogado intentó que el tribunal llamara a cuatro testigos más, entre ellos el jefe de la Unidad Nacional contra Terrorismo de Portugal, Luis Neves, pero su petición no se consideró fundamentada y fue denegada.

Los testigos que declararon hoy fueron llamados también a solicitud de Galamba, con el argumento de posibles contradicciones en sus relatos.

La estrategia de la defensa, reconocida en declaraciones a los periodistas, se ha basado en cuestionar la legalidad de las diligencias policiales sobre el hallazgo de los explosivos.

Según Galamba, si se demostrase que hubo agentes en la vivienda sin el mandato judicial pertinente, esa parte del proceso y con ella sus principales pruebas -los explosivos y materiales para fabricarlos- quedarían invalidados.

Pero las declaraciones de los peritos, policías, vecinos, comerciantes y hasta víctimas de robo de vehículo han reconstruido con fidelidad las actividades al servicio de ETA de Zengotitabengoa y el otro supuesto miembro de la organización terrorista, Oier Gómez Mielgo, detenido ya en Francia, que vivía con él.

El chalet de Óbidos, a 10 kilómetros de Caldas da Rainha, que habían alquilado con identidad falsa se convirtió en una fábrica de explosivos y uno de los mayores arsenales incautados a ETA en toda su historia.

La Policía y los fiscales lusos han descrito a Zengotitabengoa, detenido en Lisboa en marzo de 2010 cuando intentaba huir a Caracas, como un experto en química y explosivos que formaba parte del intento de ETA de montar una base logística en Portugal desde 2007.

En su casa de alquiler había bombas listas para ser detonadas, planos de ciudades españolas y anagramas y documentos de ETA, que este mes anunció el cese definitivo de la violencia tras más de cuatro décadas de atentados y asesinatos.

Un responsable del Centro de Desactivación de Explosivos de Portugal confirmó hoy en su testimonio el poder mortífero de las sustancias encontradas en Óbidos, que sólo con un pequeño incendio podrían haber destruido las casas de los alrededores con una onda expansiva de 500 a 600 metros.

En esta sesión testificaron además los dos primeros agentes que entraron en la vivienda, avisados por un vecino de que tenía las puertas abiertas.

Los inquilinos habían huido precipitadamente al sentirse descubiertos y los policías, que esperaban encontrarse con el escenario de un robo, se toparon con un montón de bidones, sacos, tubos y artefactos explosivos capaces de volar todo el barrio.

Mostrar comentarios