Una de las claves de las audiencias en la televisión veraniega está en que el espectador premia aquellos formatos, de entretenimiento o ficción, que ayudan a romper con su rutina.
En vacaciones, el espectador también premia aquellos programas que ayudan a desconectar del caudal de titulares del resto del año. Por eso mismo, ya pintaba mal antes de su estreno el nuevo encargo de Telecinco a Jordi González.
El nombre de este formato es Hechos Reales y no ha destacado en su primera entrega. El formato de sucesos ha intentado hacer un programa interesante, pero sin nada nuevo que aportar.
Para intentar que el lanzamiento del programa funcionara en audiencias, el equipo optó por un tema sensible como el caso de La Manada. Pero se abordó sin novedades periodísticas. Sólo jugando a la especulación morbosa por encima de la información real. Como si se tratara de prensa rosa, pero no: es un tema muy serio y delicado, que victimiza más a la víctima y aupa a delirios de fama folclórica a los agresores.
Pero, al final, la audiencia mayoritaria ha dado la espalda a este programa que Mediaset ha dado luz verde como relleno estival y, de paso, para dar salida a una docuficción realizada para Cuatro hace más de un año.
Narrada por el detective Jorge Colomar, Casos Reales vio como se frustraba su emisión en febrero de 2017 y, ahora, este producto sirve para dotar de contenido a un Hechos Reales que anda muy falto de justamente eso: de contenido periodístico y relevante. Porque, que nadie se engañe, los sucesos trágicos no son como el corazón que se pueden estirar en horario de máxima audiencia a golpe de cebos, de tertulia e intensidad.
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que lainformacion.com restringirá la posibilidad de dejar comentarios