OPINION

Los Simpson: así nació una serie que no quiere afrontar su final

Los Simpson Tracey Ullman
Los Simpson Tracey Ullman

Los Simpson llegaron sigilosos a la televisión. Era el año 1987 y El show de Tracey Ullman incorporaba unas pequeñas píldoras de una familia amarilla. La tira cómica de toda la vida se colaba en la televisión con una creación de Matt Groening y animada por Klasky-Csupo, que buscaba que el espectador no se marchara durante la publicidad.

Y es que el corto de Los Simpson se dividía en dos partes, una que iba justo antes de los anuncios y la otra, el desenlace del gag, que, por supuesto, continuaba después de la pausa para la promoción.

Pero en 1989 la familia Simpson se independizó de Trancey Ullman para convertirse en una de las producciones más icónicas de la historia de la televisión. Aunque aquellos primeros Simpson no son iguales a los que conocemos hoy. Sus rasgos se fueron estilizando e incluso alejando de la familia convencional norteamericana que eran los personajes al principio para dotarlos de un surrealismo a tono con la corrosión de la ficción.

En España, El show de Tracey Ullman se pudo ver por La 2. Sin demasiado fervor. También Los Simpson se estrenaron en la segunda cadena de TVE, aunque el furor popular lo atesoraron cuando dieron el salto a Antena 3.

Durante casi tres décadas, las mediodías de Antena 3 han sido feudo de Los Simpson. Una cita imprescindible e infalible en audiencias.  Era tal el éxito que la fuerza de Bart y compañía dejaba un codiciado colchón de éxito en audiencias al informativo posterior.

En todo este tiempo, como dibujos animados que son, no ha pasado el tiempo por Los Simpson. Ni Bart es un treinteañero con hijos, ni Lisa es científica nuclear, ni Maggie se ha echado novio. Todo sigue igual en su limbo temporal.

Día de Los Simpson

Los Simpson triunfan por su forma de retratar a la sociedad norteamericana con un aguda mirada ácida. Pero, sin embargo, en los últimos años sus tramas han empezado a evidenciar que el recorrido de los personajes se agota. Las últimas temporadas dejan claro que Los Simpson ya ha pasado su edad de oro y su capacidad para impactar socialmente sólo se consigue “asesinando” protagonistas.

La llegada de series como Padre de Familia o American Dad dieron un paso más allá en el entretenimiento de la animación adulta, descubriendo al mundo el gag absurdo y siendo capaces de llegar a terrenos mucho más corrosivos que la serie de Groening. Mientras, en Los Simpson, a fuerza de rizar el rizo con hilarantes tramas en sus casi seiscientos episodios, los personajes se han ido desdibujando del todo. Ya no son los de antes. Ya el propio espectador ha superado vitalmente a Los Simpson.

fin de ciclo

Los Simpson ya han cerrado su etapa en Antena 3

En España, Antena 3 ya no emite Los Simpson. Sus datos de audiencia se han desgastado y sólo se mantenía en los fines de semana pero, finalmente, Atresmedia ha decidido centralizar los capítulos sobre las aventuras de la familia de Homer en  su cadena Neox, donde  la historia de Matt Groening sigue congeniando con el interés del público objetivo de este canal temático pretendidamente joven y amante de la comedia.

Los Simpson deberían terminar a lo grande y no empujar a un desgaste internacional que finiquitara la serie por la puerta detrás. Los Simpson se merecen un desenlace que se convierta en un acontecimiento mundial. Porque las series suelen tener un final. Pero parece que aquí es mejor que nada termine del todo para que todo parezca que siga igual. Aunque no siga igual.

Porque hay que seguir exprimiendo la gallina de los huevos de oro que rodea a Los Simpson más allá de la tele. El merchandising de la serie es un negocio inconmensurable que ha recaudado 4.725 millones de dólares. La imagen de la familia Simpson vende e incluso existen atracciones en parques temáticos que reproducen, a su manera, calles de Springfield. No interesa, por tanto, que Los Simpson tenga fecha de caducidad. Aunque sea por el bien de su calidad artística. 

Porque Los Simpson hace mucho que dejaron de ser una serie animada para convertirse en iconos transgeneracionales. Como Mickey Mouse, pero a lo canalla. Los Simpson hace mucho tiempo que dejaron de ser esa tira cómica sobre la sociedad norteamericana que escondía el El show de Tracey Ullman.

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