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A principios de los noventa, con la llegada de las cadenas privadas, la sociedad empezó a acuñar un nuevo término: Telebasura. Aprovechando la coyuntura, Josema Yuste y Millán Salcedo decidieron parodiar los programas más morbosos.
Una vez más, el dúo cómico conquistó masivamente al público, que entendió, disfrutó y se dejó llevar por su ácido humor. A pesar, de que, en esta ocasión, sus gags estaban cargados de una ironía corrosiva sin miedo a saltarse la barrera de lo políticamente incorrecto.
Hoy, la televisión ha ganado fundamentales valores de conciencia social y respeto pero, también, ha perdido en buena medida el sentido del humor autocrítico, tan necesario para evolucionar, romper miedos enquistados y ganar perspectiva sobre muchos de los actuales contenidos audiovisuales. Y, ojo, hablo de esta tendencia como pauta general, no estoy diciendo que haya que hacer parodia de asuntos tan delicados y condenables como la violencia de género.
El último formato sarcástico en nuestra tele ha sido 'Palomitas', dirigido por José Corbacho. Este espacio fue estrenado hace unas semanas en Telecinco y ha sido retirado, de forma fulminante, hasta el verano, ya que no ha convencido en sus primeros pases. Quizá porque a los sketches les faltaba la mordacidad necesaria para sonsacar la carcajada cómplice del espectador. Una mordacidad en la que Martes y Trece eran magistrales expertos.
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