OPINION

MasterChef: los motivos por los que TVE estira su emisión hasta 'las tantas' de la noche

Edu Soto y Anabel Alonso jugando en MasterChef
Edu Soto y Anabel Alonso jugando en MasterChef
Edu Soto y Anabel Alonso jugando en MasterChef
Edu Soto tal vez imaginando un programa que acabe antes de las 23.30h.

60 apurados minutos dura MasterChef en su versión original. Los guisos, las pruebas, los veredictos del jurado y los desenlaces se suceden en menos de una hora de televisión que no da tregua al espectador.

Sin embargo, en España, la fórmula de MasterChef se estira hasta superar las maratonianas tres horas de duración. Un hándicap que pasan con nota los responsables del formato en nuestro país, Shine Iberia, que logra dotar de un trepidante guion a una eterna emisión.

Un guion que consigue dos efectos colaterales simultáneos: intentar que se quede el espectador hasta el final y, también, que la trama de la historia se entienda aunque el espectador no haya conseguido llegar hasta el final. Pues es complicado mantenerse despierto hasta prácticamente las dos de la mañana, a pesar de los dilemas entre fogones que sufren los aspirantes de MasterChef España en sus distintas variables, ya sea adultos, niños y, ahora en antena, la edición celebrity.

¿Por qué TVE obliga a la versión española de MasterChef a estirar la extensión de cada capítulo? Muy fácil, con esta estrategia, las cadenas de televisión consiguen amplificar la cuota de pantalla de su programa estrella. Lo logran al alargar la emisión de su contenido a franjas horarias donde hay menos competencia en las otras cadenas.

Este es el truco del almendruco: la cuota de pantalla, al ser el porcentaje de seguidores que están viendo un programa de televisión con respecto al total que tiene encendido en ese instante el televisor, sube en el tramo final. A altas horas de la noche hay menos rivales y, por tanto, la audiencia que queda despierta se congrega en menos oferta.

Así parece que el programa cosecha más éxito del que en realidad tiene, pues su media de cuota de pantalla crece gracias al segmento más trasnochador del programa, en el que no existen contenidos relevantes en otros canales comerciales o temáticos.

De ahí que los programas de las cadenas generalistas retrasen su comienzo al máximo y no tengan prisa a la hora de acabar. De esta forma, evitan los tramos de mayor competencia, de 10 a 11 de la noche, y cosechan un dato medio de share más atractivo.

La media de 'share' por encima del espectador

Aunque, en realidad, esta práctica va a tener consecuencias negativas en el consumo de la televisión tradicional a medio plazo. Al final, se prima un forzado dato de share en vez de cuidar al público, que no se queda hasta el final. Lo que causa un daño grave en las series españolas, ya que el televidente se desengancha si existe una trama transversal.  Al no llegar al desenlace del episodio, pierde el hilo y desconecta. 

El retraso del prime time está expulsando a espectadores de la televisión tradicional. Las cadenas privadas tienen sus razones para realizarlo, ya que aún venden la publicidad atendiendo a la media de cuota de pantalla, pero lo que no tiene sentido es que Televisión Española mantenga esta táctica y la priorice a su compromiso con el espectador. La cadena pública debe empezar a divulgar sus éxito por otros cauces, no sólo por el resultado de un gélido dato de cuota de pantalla de un mercado de audiencias que vive en una realidad artificial. 

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