OPINION

'Yo fui un asesino': la TV que enfrenta a la audiencia a lo inexplicable y monstruoso

El protagonista de 'Yo fui un asesino' a rehecho su vida.
El protagonista de 'Yo fui un asesino' a rehecho su vida.
El protagonista de 'Yo fui un asesino' a rehecho su vida.
El protagonista de 'Yo fui un asesino'  ha rehecho su vida.

En 1985, llegaba a TVE una serie que recreaba los sucesos más terribles de la historia española negra. Lo hacía con intérpretes de renombre como Carmen Maura, Juan Echanove, Victoria Abril o Fernando Guillén.

El caso del crimen de la calle Fuencarral, El caso del procurador enamorado o el caso de las envenenadas de Valencia fueron algunos de los capítulos de La Huella del Crimen. Laboriosa producción que TVE llegó a rescatar años más tarde y que fue pionera del true crime, un género televisivo que ahora intenta ser, de nuevo, tendencia televisiva en su vertiente más realista.

De hecho, hace unos meses, Cuatro ha apostado por Grupo 2: Homicidios, un interesante thriller policíaco con la realidad como guion. Historias reales explicadas por sus protagonistas, los inspectores de Homicidios. 

El true crime entremezcla las más efectistas narrativas de la ficción con el documental clásico. Es más barato de realizar que una serie como La Huella del Crimen, ya que no requiere tanta producción, y cuenta con el morboso aliciente de poder contar con entrevistas a personajes reales, implicados en el suceso. Un género que se desarrolla en dos vertientes principales: la especulativa o la más periodística, intentando investigar casos sin esclarecer del todo.

En España, Muerte en León, de Justin Webster y producido por Movistar Plus, ha abierto tendencia con su retrato del asesinato, en 2014, de Isabel Carrasco, la presidenta de la Diputación de León.

Aunque el true crime más mediático de los últimos tiempos ha sido El caso Asunta, de Bambú Producciones para Antena 3, que intentó explicar el asesinato de la niña Asunta Basterra. Sus padres, Rosario Porto y Alfonso Basterra, se encuentran en prisión, cumpliendo condena por la muerte.. Una miniserie documental, de tres capítulos, narrados sin necesidad de voz en off, sólo con las grabaciones reales del caso y que incluso logró una entrevista telefónica a la propia Rosario Porto, realizada por el propio Ramón Campos -productor del documental-. También lo intentaron con Alfonso Basterra, que contesta una argumentación vía carta manuscrita.

Cada uno cuenta lo que sabe o lo que quiere contar y es la audiencia la que debe sacar sus propias conclusiones sobre un suceso que continúa resultando tan escalofriante como misterioso. Así es el género del true crime. Y así Dmax, el primer canal en abierto de Discovery en España, se ha sumergido ahora en el proyecto de Yo fui un asesino, emitido esta semana en dos entregas. 

El true crime es un tipo de formato que entronca con el ADN del canal y que, en este caso, ha generado debate social al enfrentar al público con el conocido como el asesino de la catana, José Rabadán, que mató a sus padres y a su hermana cuando tenía 16 años.

Aunque, al final, Yo fui un asesino más que un true crime al uso termina siendo prácticamente una entrevista monográfica con el asesino. Y ese debe ser el valor como experiencia del programa: indignar al espectador, enfrentar a la audiencia a lo desconocido, a lo inexplicable y a lo monstruoso. La bofetada del escalofrío de escuchar a un asesino al que le dan la oportunidad de narrar su versión en un comentado prime time. Que cada uno extraiga sus propias conclusiones. 

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