OPINION

El ataque de las copas-submarino

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La elección del recipiente para el consumo de bebidas espirituosas es un derecho internacional. Algunos no soportan tomarse la cerveza en un vaso de tubo, otros no toleran tomarse el vino en un vaso de agua...cada bebedor tiene su propia manía respecto a la forma de su cáliz.

Como estamos muy lejos de la copa universal que se transforma según el gusto, pronto veremos conceptos como la copa-jarra "Winestein" (o copa cerve-vino), que permite beber vino como en una copa tradicional y saborear cerveza como en una jarra fresquita.

Pensada para a los que les gusta el vino pero no se sienten cómodos con sus dedos en una copa, la varonil Winestein permite, gracias a su doble pared, disfrutar de ambas bebidas con igual comodidad. Pero va más allá.

También destaca por su efecto placebo a la hora de recortar la dosis de alcohol sin renunciar a la tradicional asidera de jarra, para no desentonar con el resto de la cuadrilla. Nueve de cada diez nutricionistas la recomendarían sin pestañear.

Otro tipo de copa que también sigue las directrices de la dualidad de formatos es la copa "Hopside Down". En este caso se mezclan en el mismo cuerpo un vaso de pinta con un tercio invertido, para conquistar tanto a los que gustan de vaso como los que tiran de botellín.

Con la alegría de ver los dos formatos agrupados, el cliente ni se dará cuenta que le están cobrando lo mismo por menos cantidad, con lo que el gestor del negocio también ganará con el nuevo menaje.

"Bueno pa ti, bueno pa mi", que diría un morito.

Posibilidades de comercialización: 100%, la copa Winestein cuesta 16 euros y la Hopside Down 12 euros, ambas a la venta en Amazon. Y se las están quitando de las manos...

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