OPINION

“Su leche recién ordeñada, ¡gracias!”: el éxito de las máquinas expendedoras de leche fresca en Euskadi

LECHE1
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En octubre de 2008 se puso en funcionamiento en Elizondo, Navarra, la primera máquina expendedora de leche pausterizada de España, un concepto que permite al productor vender directamente al consumidor a través de una máquina de vending que elimina los intermediarios.

La máquina, cuya idea procede de Italia y Suiza, donde hay más de 1.000 unidades instaladas, ha irrumpido con fuerza en las calles; primero en el País Vasco y, a partir de 2009, en muchos lugares de la franja norte de la piel de toro, con gran éxito también en la comunidad catalana. Incluso Esperanza Aguirre inauguró una recientemente en Madrid.

La leche es ordeñada a diario en las granjas de la zona y se vende a través de la máquina, pausterizada a unos 75 grados de temperatura para posteriormente ser enfriada a 3ºC. El precio de venta es de 1 € el litro y al producto no se le quita ni añade nada. Según el modelo, de los que hay varios en el mercado, es necesario traer el envase de casa; aunque la máquina también facilita envases de plástico a 20 céntimos o bien de cristal, a 50 céntimos.

Las máquinas expendedoras funcionan de forma similar a un surtidor de gasolina y cuentan con unos depósitos fabricados con doble cámara de aislamiento térmico, que con una temperatura externa de 40ªC sólo aumenta 1ºC su temperatura interior en 3 horas.

Los depósitos disponen de electrosoldaduras que hacen que sean lisos para garantizar la máxima limpieza e higiene. Y llevan sensores que, cuando se agota el producto, avisan al ganadero con un mensaje al móvil para que venga a reponer un nuevo depósito de leche.

Los que hemos probado la leche damos fe que está tan buena como fresca, algo que ha ido seduciendo a muchos consumidores acostumbrados a ir a la lechería a por su leche del día. Y a los productores, que de vender su leche a un precio inferior al que les cuesta producirla han pasado a venderla al público ellos directamente; y a precio de Carrefour.

Según los datos del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, los ganaderos vascos reciben actualmente por cada litro de leche entre 28 y 30 céntimos, con una pérdidas en torno a los 9 y 12 céntimos por litro por debajo de los costes de producción. El precio de venta al público de la leche a través de las maquinas expendedoras es de 1 euro. Por cada litro vendido los ganaderos consiguen una media de 60 céntimos por litro de beneficio bruto.

A finales de 2010 está previsto que el número de máquinas instaladas en Euskadi alcance las 34. Esta forma de comercialización tiene el apoyo de la Consejería vasca de Medio Ambiente, Planificación Territorial y Agricultura y Pesca, que financia hasta el 40 por ciento de la inversión a realizar por el ganadero.

Y también los ayuntamientos pueden incluir el vending en sus partidas presupuestarias. Por ejemplo, la última caseta de venta de leche que han instalado en el País Vasco, en Beasain, la semana pasada, tiene un coste que rondó los 25.000 euros, de los cuales 5.000 los pone la empresa que vende la leche y el resto, 20.000 euros, los abonaría el Ayuntamiento.

Y es que parece que las máquinas han servido de catalizador a la alicaída industria lechera vasca. En una iniciativa pionera, el caserío Mahala de la localidad guipuzcoana de Leaburu, tiene en su máquina expendedora de Lasarte la opción de despachar también leche desnatada.

Mediante el proceso de desnatado, que se realiza por centrifugado de la leche entera, el producto final mantiene el inconfundible sabor de la leche fresca de caserío, pero con menos grasa. Se trata de una forma de abrir el mercado del vending lechero a la demanda creciente de los consumidores de este tipo de producto.

Bernardo González, responsable de la cooperativa Bizkaia Esnea, formada por 53 caseríos de Carranza (Vizcaya), también comparte la "alegría" por este proyecto que ha devuelto la ilusión a los ganaderos. "Los viernes nos pasamos por las máquinas y vemos a chicas jóvenes que han dejado de amamantar y en vez de la leche de las farmacias compran la nuestra para los biberones y las papillas para sus críos", asegura. “Oyes a la gente en las colas de las máquinas que se están pasando las recetas de los pasteles y del arroz con leche”.

¿Colas ante las máquinas? Si un baremo del éxito comercial es que se formen colas ante un comercio, éstas suelen ser frecuentes ante las dispensadoras de leche a primera hora de la mañana, cuando los ganaderos rellenan los depósitos del ordeño de la noche.

Y doy fe que se ve a la gente ciertamente contenta de hacer la fila; ésta es la verdadera diferencia que marca el éxito de una tecnología que devuelve el poder al pueblo y se lo quita a las grandes corporaciones de la alimentación, que con su voracidad comercial han hecho de la leche un producto totalmente desprestigiado. Es hora de recuperar el buen nombre de la leche fresca desde la calle.

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