En mi molesta opinión 

¿Por qué quiere Elon Musk comerse el “pajarito" de Twitter?

Montaje Twitter Musk
¿Por qué quiere Elon Musk comerse el “pajarito" de Twitter?.
CONTACTO vía Europa Press

Hasta la fecha y a pesar de sus excentricidades, Elon Musk no era de los magnates más reconocidos ni populares de la faz de la Tierra. Aunque a partir de ahora, todo el mundo se quedará con su “matrícula” y con su cara de aficionado al bricolaje de la cirugía plástica gracias a convertirse en el nuevo dueño de Twitter. ¿Y qué significa ser el nuevo propietario y adiestrador del famoso pajarito de fondo azul? De entrada, significa soltar mucha guita para convencer a los accionistas de Twitter, y eso sólo se consigue con 41.000 millones de euros; lo que se traduce por otro lado que Musk -catalogado como el hombre más rico del planeta- tiene muchísimo más dinero para poder financiar esa locura, que según él conseguirá hacer más rentable. Por cierto, se calcula que el dinero real del propietario de Tesla supera los 230.000 millones de euros, lo que supone invertir casi en el 20% de tu patrimonio en meter al pajarito en tu jaula particular.

Todo ha ido muy rápido. Muchos pensaban al principio que era un farol del díscolo multimillonario, pero la apuesta tiene visos de realidad. Este fin de semana, los directivos de Twitter y Elon Musk se dedicaron a negociar hasta encontrar una solución satisfactoria para todos, que llegó con la cantidad antes mencionada y con el reflejo de una subida bursátil del 5,5%. De todos modos, no todo son parabienes. Joe Biden no parece muy contento con esta compra, ni con la llegada de algunos ricos al poder de las redes sociales y al poder que tienen sobre la vida cotidiana, y el propio presidente de EE.UU. ha puesto el dedo en la llaga al exigir que estos empresarios deben rendir cuentas por el daño que provocan, y cree que es necesario reformar algunas redes. Musk está de acuerdo en reformar su nueva empresa, pero para hacerla más grande y más rentable, y para transformar el número de clientes.

Cuantitativamente Twitter no es un chollo, por cantidad de seguidores posee 330 millones de usuarios mientras que Facebook tiene 2.910 millones, YouTube 2.562 millones, Whatsapp 2.000 millones o Instagram 1.400 millones, en cambio sí tiene un potencial de crecimiento que según lo anunciado por el propio Tusk habrá que multiplicar realizando importantes cambios, que de momento no ha desvelado ya que la operación de compra sigue su curso. Sin embargo, Twitter es la red más influyente en el mundo de la política y la sociedad, en la que están presentes alumnos de todo tipo, profesores universitarios, economistas, sociólogos, periodistas, etc., algo que no tienen tan ampliamente las demás plataformas. Por si fuera poco, el nuevo dueño tiene previsto poner patas arriba como debe gestionarse la libertad informativa de Twitter, tantas veces cuestionada y discutida, y lo aplicará ante sus usuarios.

El pajarito ha volado y Musk se lo ha comido. Sin embargo, otros analistas creen que es un mero capricho para estimular el complicado ego de este super millonario que aún no posee ningún “juguete” de peso en el mundo de la comunicación y las redes sociales. Sí tiene otras empresas rentables como Tesla, SpaceX, Starlink, etc., que según la banca “Morgan Stanley” podrían convertirle en menos de dos años en el primer ser humano con una fortuna superior a los 900.000 millones de euros, la clave está en su industria automovilística que vale un billón de dólares y su empresa de viajes espaciales, que no cotiza en bolsa pero genera beneficios, además de otros grandes negocios rentables en torno al mundo de la sanidad o la inteligencia artificial.

También hay que añadir que la imagen que proyecta Musk no es la de un personaje tranquilo y estable, más bien roza la categoría de “troll” por su estilo provocador y algo agresivo. No deja de insultar a los personajes que no le caen bien, entre ellos a Bill Gates, al que critica por su barriga, algo que el super millonario de Microsoft no aprovecha para contestarle, demostrando de este modo una mayor elegancia y educación, que como se demuestra una vez más es algo que no se consigue sólo con dinero. También tuvo hace unos meses en Twitter, la red que será suya y de la que ya tiene el 9% de las acciones, un rifirrafe con el senador demócrata de 80 años, Bernie Sanders. En ella el político escribió un tuit donde decía: “Debemos exigir a los extremadamente ricos que paguen su parte justa. Punto.”. A lo que Musk, dándose por aludido, respondió este otro mensaje: “Me pasa todo el rato que olvido que sigues vivo”. Así se las gasta.

Musk, guiado por su excesiva verborrea, también ha sido un nefasto visionario a la hora de predecir el Covid en Estados Unidos, donde llegó a anunciar -siguiendo la estela del inefable Fernando Simón, famoso por sus predicciones erróneas- que habría cero casos cuando en realidad se alcanzó el millón y medio de víctimas. Su principal problema es que no se calla ni bajo el agua, y casi siempre se equivoca con sus análisis y vaticinios. Además de un estilo poco elegante, tiene fama de fumar con frecuencia los conocidos porros de marihuana, algo que sin duda restará lucidez a sus ideas.

A pesar de ello, Elon -como le gusta que le llamen- no tiene un pelo de tonto, sobre todo a la hora de aceptar ayudas financieras y subvenciones del Gobierno norteamericano, paradójicamente cuando presume en sus charlas de ser un gran defensor del libre mercado, todo ello después de haber hecho caja aceptando los 4.600 millones de dólares que le dio el Gobierno de Obama para lanzar su empresa de coches eléctricos, dinero sin el cual hubiera sido muy difícil que Tesla hubiera arrancado y se convirtiera ahora en todo un referente de la industria. También ha cuestionado duramente a los sindicatos por denunciar prácticas ilegales o atacar a sus empresas.

En definitiva, el hombre más rico de este mundo y que puede permitirse todos los juguetes y caprichos que uno pueda imaginar -menos el de vivir más de la cuenta- acaba de abrir su último antojo, su caja de Pandora particular que traerá más de un problema, aunque le servirá para catapultarle al éxito y a la consagración de las redes sociales, que son las que ahora deciden lo que de verdad importa y existe, ya que el mundo de la televisión ha muerto en su esquema tradicional. El nuevo dueño no se limitará a influir en Twitter acerca de sus particulares ideas, también quiere transformar la empresa que acaba de adquirir para hacer de ella y en ella una pequeña revolución que transforme el mundo de la información y las tecnologías. Veremos si es capaz de conseguir que el pajarito azul vuele tan alto, o bien acabe desplumado en la cazuela.

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