La señorita Silke Schoenfleisch-Backofen es conocida en su país como una mujer pequeña (mide 1,14 m) pero con muy mal genio. En los círculos jurídicos le apodan “Frau Power” (poderosa mujer) y a sus 29 años es considerada como uno de los fiscales más duros de toda Alemania.
Es algo que desde luego parece que desconocía el lenguaraz Wadim Golanev, de 25 años, que se dobló de la risa cuando vio a la fiscal Silke Schoenfleisch-Backofen en el juicio en el que asistía como integrante del banquillo de testigos.
Pero no es que soltara una carcajada rápida fruto de la incontinencia y ya está, sino que Wadim apenas logró contestar las preguntas que la propia fiscal le hacía. Se reía tanto el jodío que no podía casi ni hablar. En su lugar, según la demandante, se puso a cantarle el “Heigh-ho heigh-ho!” de Blancanieves y los Siete Enanitos.
Al terminar el juicio y al salir del banquillo de los testigos en el Tribunal del Estado de Frankfurt, a Wally se le entregó una citación para comparecer el próximo mes sobre sus "insultos obscenos" hacia Schoenfleisch-Backofen, que ella misma había redactado apresuradamente de puño y letra.
La fiscal Schoenfleisch-Backofen es una figura destacada en la Asociación Federal de Pueblo Pequeño y sus Familiares; y precisamente se convirtió en abogada para poder demandar al Ministerio de Sanidad, después de no poder entrar en la escuela de medicina debido a su pequeña estatura.
Su fama comenzó a hacerse con los titulares en Alemania en 2006, cuando el heredero textil Andreas Grimm, de 25 años, fue asesinado. Ella fue la que procesó con éxito a su mejor amigo, a pesar de que el cuerpo de la víctima nunca fue encontrado.
Wadim, no nos hagas mucho caso, pero nos da que se te ha caído el pelo.
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