Como cada año desde 2002, cientos de fans acuden por estas fechas al Lebowski Fest, un festival de cine creado en Louisville, Kentucky, en honor a la película de culto de los hermanos Coen.
La idea del festival surgió en una aburrida convención de tatuajes y piercings. Con el fin de entretenerse, algunos asistentes jugaron a repetir los diálogos más célebres de "El gran Lebowski", incitando al resto de la gente a unirse hasta formar una gran catarsis de frikis cinéfilos que desembocaría, a la postre, en festival.
El Lebowski Fest transcurre durante varias ediciones al año en distintas ciudades americanas. Esta temporada se abrió, el pasado fin de semana, en Long Beach (LA).
Todas las reuniones tienen como culmen una competición de bolos nocturna donde los fans aparece disfrazado de la película; y donde sólo se pueden beber white rusians y cervezas, los tragos preferidos The Dude, "El Nota"
Nota (valga la redundancia): durante toda la película, "el Nota" bebe "rusos blancos" -vodka, kalúa y middle milk, mitad leche y mitad nata-. Curiosamente en la última escena pide cerveza.
Posteriormente a la competición de bolos se producen actuaciones musicales y se termina con un mágico fin de fiesta en donde todo el mundo, medio-mamado, medio-disfrazado, revisita el clásico en pantalla grande mientras recitan el guión en voz alta, con sus puntos y sus comas.
Como sabemos que a Samatha Villar le gusta mazo "El gran Lebowski", y no es lo mismo contarlo que verlo en 21 fotos (lo dejaremos en la mitad), aquí va la crónica fotográfica de una noche de bolos donde todo el mundo se calzó las cangrejeras de goma de Jeffrey Lebowski para rendir homenaje a un hombre que, definitivamente, dio la nota al cine de los hermanos Coen.
Fotos: Los Angeles weekly
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