OPINION

La escatológica costumbre de los ladrones de dejar “un regalito” en la casa desvalijada

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Y de vuelta al hogar, la desagradable sorpresa.

Que te desvalijen la casa no es plato de buen gusto pero que el ladrón además se cague en el parquet del salón añade un extra de recochineo. De esta extraña costumbre he sido conocedor a través de dos libros bien distintos que estoy leyendo al alimón: "La mayor necesidad. Un paseo por las cloacas del mundo", de Rose George y "La creación de lo sagrado. La huella de la biología en las religiones antiguas", de Walter Burket.

Al parecer, el ritual de defecar en las casas asaltadas está documentado en la literatura alemana desde el siglo XVII, según comprobó el reputado profesor de historia medieval Albert B. Friedman en su prolijo estudio "Los rituales escatológicos de los ladrones de casas" (1968). El académico inició su investigación a raíz de un robo sucedido en Los Ángeles que el ladrón, fiel garante de la tradición, dejó su "tarjeta de visita" en una fuente de porcelana, para pasmo de la afligida dueña.

Si el libro de George se toma la costumbre "de honda raigambre, de dejar una olorosa rúbrica en los domicilios" medio en chufla, Burkert lo analiza desde una óptica mucho más trascendente:

"Probablemente menos conocido hoy es un curioso ritual del siglo XIX. En Alemania y Austrria, y quizás en toda Europa, los ladrones creían que estarían a salvo de la persecución y la captura si dejaban sus heces en la escena del crimen, y así lo hacían."

Burket pone en relación esta extraña costumbre con la "huida mágica", un relato arquetípico en distintas leyendas y mitologías en las que el héroe ha de escapar de un adversario dejando tras de sí objetos que se convertirán en barreras para distraer al perseguidor y ganar tiempo. Aquí entran desde la huida de Jasón y Medea con el vellocino de oro, en el que van arrojando pedazos del cadáver de Apsirto, para que su padrastro Eetes se detenga a recogerlos, hasta el chiste del cazador perseguido por un tigre en la selva, que consigue salvarse cagándose de miedo y haciendo así resbalar al temible felino.

Más información: "La fabulosa historia de los excrementos", ilustrativo documental de Arte. Está en francés, pero aunque no conozcas la lengua sus imágenes resultan sobradamente gráficas.

Más en este tono distendido:

-Des-pedido por exceso de ventosidades.

-Una ofrenda de mierda para Baal El Peor, el dios escatológico.

-Un pedo como peaje por cruzar el puente de Montluc.

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