Una mujer mayor estaba pidiendo limosna a las puertas del café “Krasny Mak”, en el centro de la localidad rusa de Taganrog. Ella se negó a irse cuando la camarera le pidió que se marchara, así que la empleada utilizó un método más expeditivo.
No sabemos que es más denigrante: si la nula sensibilidad de la camarera....
O la tremenda indiferencia de los que pasaban por allí, incluido el fotógrafo...
Al final, la mujer se marchó, preguntándose cuán fina es la línea que separa la caridad de la humillación...
Vía PhotoPolygon
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