OPINION

El nudo

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una de sus intervenciones en el pleno celebrado este miércoles en el Congreso. /EFE/Pool/Mariscal
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una de sus intervenciones en el pleno celebrado este miércoles en el Congreso. /EFE/Pool/Mariscal

Dijo Franklin D. Roosevelt en algún momento de su vida que "Cuando llegues al final de tu cuerda, haz un nudo y aguanta" .

El 32º presidente de los Estados Unidos sería el auténtico protagonista del periodo entre guerras norteamericano, y guió con gran pragmatismo a su país durante años en una política económica que se vino a llamar el 'New Deal'. Pero su filosofía se puede resumir en esa frase que se le atribuye. Por la relevancia de lo que transmite y por su traslado directo a la situación económica y política actual en nuestro país.

En la actualidad, podríamos delimitar el final de la cuerda como el escenario macroeconómico que plantea el propio Gobierno de España en las previsiones que envió a la Comisión Europea, que hablan de un 19% de desempleo, volviendo a datos de 2016, y una caída durante 2020 del 9,2% del PIB, así como un déficit público del 10,32%. Dando el beneficio de la duda al Gobierno, porque este escenario es sin duda mucho más optimista que el escenario adverso del que días antes habló el Banco de España, hablamos de una situación dura y difícil, de un impacto letal en las cuentas públicas de esta crisis y de este confinamiento prolongado de los españoles en sus casas.

El "final de la cuerda" azota, además, unas cuentas públicas que de por sí estaban debilitadas por la incapacidad del Gobierno de España para atajar el déficit. Tras recibir un país en la posición de salida del mecanismo de déficit excesivo, no quisieron mantener la disciplina presupuestaria y ya en 2019 se desviaron 1,5 puntos sobre el déficit previamente comprometido con Bruselas por el gobierno anterior del 1,3%. Más de 17.000 millones de euros que, sin duda, se utilizaron para garantizarse electoralmente la reelección, pero que junto con otro tipo de medidas que no ayudaron a impulsar nuestra competitividad internacional y que frenaron nuestro crecimiento, situó a España en la casilla de salida de esta crisis en posición de debilidad frente a los países del entorno.Y desde el Gobierno y sus socios de Podemos, junto con el resto de la izquierda, ya se habla de Planes Marshall o 'New deals' para la economía española.

Entiendo que aquella orgía de gasto público, aquel experimento keynesiano de los años 30 en Estados Unidos tras la gran depresión no tiene nada que ver con la situación actual pero al socialcomunismo en el gobierno le importa verdaderamente poco, están más en el relato y en ver qué hacen cuando lleguen al final de la cuerda.

No podremos devaluar nuestra moneda, no. No podremos hacer como Roosevelt sencillamente porque allí tras varios billones de dólares gastados, había más de 6 millones de norteamericanos que buscaban empleo. Sólo la apuesta final por la industria armamentística y la II guerra Mundial hizo que el pleno empleo llegara a los Estados Unidos. La errática política monetaria y el pragmatismo de las políticas desarrolladas sepultaron un proyecto, del que Friedman llegó a renegar, y que sorprende que aún hoy, 90 años después, se ponga como ejemplo en el Congreso de los Diputados.

Algunos quieren pasar de la pandemia, cuando acabe, al pandemonio, al caos, a una situación que como bien definió el líder de Podemos en su día supone una oportunidad para implementar sus recetas comunistas: intervención del estado, gasto público improductivo y nacionalizaciones. Y junto a Iglesias, un presidente del gobierno que volviendo a la frase de Roosevelt aguanta agarrado al nudo para no caerse, haciendo para ello lo que tenga que hacer, porque cuando conviertes el poder en el fin último de tu acción política, y no como un medio para transformar sociedades, te expones a que llegado el caso tengas que aguantar todo para mantener eso que es lo único que te sirve para seguir adelante: el poder.

Sánchez estos días no ha descartado acudir al MEDE, como dijo el presidente italiano en su Congreso la semana pasada, y pedir ese rescate ya sabemos que no es gratis. Por eso lanzan desde Moncloa su versión propagandista de las "bengalas IR" de la Armada para señuelos, sus contramedidas para desviar la atención, aunque haya que proponer deuda perpetua, títulos sin vencimiento ni obligación de reembolso, que están prohibidos por el BCE. Da igual, los señuelos tratan de desviar la atención, porque ese 10,35% de déficit previsto para 2020, esos más de 110.000 millones de Euros necesitarán financiación, y aunque las emisiones de deuda están garantizadas por el BCE para este año, España necesitará más ayuda que el Gobierno se niega a concretar en una calculada ambigüedad que ni el paso estelar de la ministra de Hacienda por el Congreso termina de clarificar.

Están haciendo el nudo para no caerse. Mientras los autónomos no reciben sus ayudas, mientras los afectados por los ERTE no cobran y hay cientos de miles de hogares que hace semanas que no reciben ningún ingreso, mientras las empresas cierran ahogadas por una financiación avalada hasta el 80% por el ICO que se pierde por el camino en refinanciar o se centra en las empresas con mejores calificación de riesgos, mientras todo eso pasa, el Gobierno se está haciendo un nudo a su medida para no caerse, un nudo en el que se mezcla el populismo de recetas de gasto improductivo con la falta de alcance de medidas que se quedan a mitad de camino, que llegan tarde, que son insuficientes, que tienen más propaganda que efectividad.

España no puede estar más pendiente de tensiones entre comunistas y socialistas en un momento en el que una decisión mal ejecutada tiene un alto coste en empleo y en la supervivencia de nuestro tejido productivo. España no necesita más nudos. Necesita eficacia, necesita un gobierno con experiencia y no uno que trate de imitar el ensayo-error que caracterizó el 'New Deal'. Europa nos ayudará. Seguro. Pero para eso tenemos que volver a resultar un país serio con políticas y políticos serios que no hagan de aguantar una forma desesperante de hacer política.

Víctor V. Píriz Maya es portavoz de Presupuestos del Grupo Popular en el Congreso de los Diputados

Mostrar comentarios