China lanzará una red de vigilancia de sus costas con satélites y radares

  • China construirá antes de 2020 una red de observación costera con satélites, radares y estaciones de vigilancia para controlar sus mares y así proteger sus intereses territoriales y predecir los desastres medioambientales.

Pekín, 19 dic.- China construirá antes de 2020 una red de observación costera con satélites, radares y estaciones de vigilancia para controlar sus mares y así proteger sus intereses territoriales y predecir los desastres medioambientales.

Según informó hoy el diario oficialista China Daily, este proyecto, promovido por la Administración Estatal de Océanos china, pretende reforzar la posición de la segunda economía del mundo en los mares que la rodean.

La creación de esta red de vigilancia llega en un momento en el que las amplias zonas costeras de China y sus ricos recursos naturales son objeto de disputas territoriales entre el gigante asiático y sus países vecinos.

En este sentido, Pekín mantiene conflictos diplomáticos periódicos con Tokio sobre la posesión de las islas conocidas como Diaoyu en chino y Senkaku en japonés.

Asimismo, China reivindica la soberanía de cientos de islas en el Mar de la China Meridional que se asientan sobre reservas de petróleo y gas aún por explotar, también reclamadas por países del sureste asiático como Filipinas, Vietnam, Malasia y Brunei.

Chen Zhi, funcionario del Departamento de Prevención y Reducción de Desastres de la Administración Estatal de Océanos, explicó al China Daily que la capacidad de observación de China "se ha quedado atrasada en métodos, infraestructuras y apoyo técnico".

El pasado mes de marzo, los sistemas de vigilancia marinos de China fueron puestos a prueba en la búsqueda del vuelo MH370 de Malaysia Airlines, que desapareció a mitad del trayecto Kuala Lumpur-Pekín, con 239 personas a bordo (154 de ellas chinas) y sigue pendiente de ser encontrado.

Además, esta iniciativa tiene como objetivo mejorar la prevención los desastres naturales costeros, que en 2013 provocaron la muerte de 121 personas en China y pérdidas de 16.000 millones de yuanes (2.600 millones de dólares, 2.100 millones de euros).

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