Descubren bacterias que protegen a los embriones de tortuga marina de hongos

  • La erosión, el cambio climático y la calidad de las arenas de playa son factores que influyen en el crecimiento del hongo "fusarium falciforme", una de las mayores causas de mortalidad para los embriones de tortuga que, gracias a un estudio internacional, podrá ser contrarrestada con bacterias.

Madrid, 17 abr.- La erosión, el cambio climático y la calidad de las arenas de playa son factores que influyen en el crecimiento del hongo "fusarium falciforme", una de las mayores causas de mortalidad para los embriones de tortuga que, gracias a un estudio internacional, podrá ser contrarrestada con bacterias.

El trabajo, en el que han participado científicos de varios países incluyendo algunos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha sido publicado por la revista especializada PLOS ONE.

Antes de este análisis "se pensaba que las muertes se debían a la mala ubicación de los nidos o a que la hembra había puesto huevos estériles, pero no se pensaba en un hongo" ha explicado a Efeverde Javier Diéguez-Uribeondo, especialista en micología del Real Jardín Botánico de Madrid.

Sin embargo, los estudios han confirmado a este elemento fúngico patógeno como "una de las grandes amenazas globales para la biodiversidad y la seguridad alimentarias" ya que ha incrementado su incidencia en plantas y animales y es una de las principales causas de mortalidad en los huevos de la tortuga carey, una especie amenazada.

En los estadios de gestación del huevo, "el sistema inmunitario depende exclusivamente de defensas inespecíficas", caracterizadas por responder a las agresiones de agentes extraños siempre de la misma manera y con la misma intensidad y rapidez, con independencia del tipo de agente.

Este método biológico de protección, que actúa sin variación a pesar de que el agente sea mortal, se ha revelado "insuficiente", pero el grupo de bacterias que ha encontrado el CSIC puede ayudar a enfrentarse a los "ataques", prevenir el crecimiento del hongo y constituir "una aplicación potencial de control biológico", ha explicado Diéguez-Uribeondo.

Aún así el micólogo ha llamado la atención sobre otros factores que favorecen la incubación del hongo y que deberían ser controladas, como "el riesgo de inundaciones cuando hay subidas de las mareas, provocadas por el cambio climático y la calidad de la arena del nido", que disminuye cuando la erosión en zonas arcillosas del océano es tan fuerte que desplaza el barro hacia las playas.

"Estos sucesos provocan que las zonas óptimas para la anidación dejen de serlo", ha lamentado el conservacionista, que ve "un obstáculo" en la difícil cuantificación de los daños puesto que "los huevos están enterrados y ni si quiera existen datos de los mayores puntos de desovación del Atlántico".

En algunas de estas zonas se están llevando a cabo medidas preventivas que pretenden "llevar los éxitos de eclosión del 10 % al 100 %", ha asegurado.

Estas disposiciones ya se han aplicado en la reserva de Pacuare (Costa Rica), el Parque Nacional de Machalilla (Ecuador)y la Isla de Boa Vista (Cabo Verde).

Recientemente, el CSIC ha publicado un trabajo similar, centrado en la "inhibición de la adhesión del patógeno a los huevos de salmón" y en este momento trabaja en el estudio de "las adaptaciones a ambientes y las predicciones de un escenario de cambio global" que puedan incidir en los hongos estudiados y afectar a otras especies marinas.

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