El futuro de Internet se construye con formatos abiertos

  • Los formatos abiertos son la clave para la evolución de la Red. Internet necesita estándares libres en los que apoyarse y avanzar. Utilizar este tipo de formatos es la clave para la innovación y el desarrollo de las nuevas tecnologías.

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Los formatos abiertos son especificaciones técnicas para archivos de audio, documentos o vídeo entre otros, que no tienen restricciones de índole legal o económica. Es decir, cualquier empresa puede hacer uso de esos formatos para sus programas o aplicaciones informáticas sin tener que pedir permiso a sus creadores ni pagar un canon por ello.

Este tipo de formatos permiten que cualquier empresa, pequeña o grande, pueda participar en un determinado negocio sin las barreras de entrada que imponen los formatos cerrados. Pese a las ventajas de los primeros, son los segundos los que dominan habitualmente el mercado informático. Buenos ejemplos de ello son el MP3 para archivos de audio, el DOC para archivos de texto o el PSD para imágenes.

Los formatos cerrados suelen necesitar el pago de una licencia y su propiedad permanece en la empresa que lo ha desarrollado. Esto lastra la innovación y el desarrollo de muchos proyectos por las restricciones que implica usar estos formatos. Sin embargo siguen dominando muchos campos de la informática por la presión de algunas empresas multinacionales y su posición monopolística en el mercado.

Un buen ejemplo es el caso de los archivos .doc de Microsoft. Al ser un formato propietario, programas alternativos como Libre Office necesitan plegarse a ese estándar para poder competir. En este caso, es la empresa de Redmond la que marca las pautas. Si se admitiera y se exigiera el uso de un formato abierto como el .odt, cualquier empresa (incluída Microsoft) podría desarrollar productos basados en esos estándares sin perjudicar a terceros.

Sin embargo el uso de formatos cerrados tiende a reducirse en favor de los abiertos, ya que incluso empresas grandes como Google, se han dado cuenta de la ventaja de estos últimos. En Internet se ha hablado mucho del uso de Flash en páginas web (una tecnología de Adobe). Esta tecnología ha dominado el mercado en los últimos años, pero su uso viene decreciendo constantemente debido a los problemas de seguridad que han surgido. Alternativas como HTML 5, que permite el uso de vídeos sin necesidad de Flash, se van imponiendo por su calidad, pero sobre todo por su carácter abierto y nada restrictivo.

Si un desarrollador no puede mejorar o trabajar con los formatos que necesitan sus programas, la innovación se estanca. Los formatos abiertos ofrecen la garantía de que cualquier empresa podrá competir en igualdad de condiciones y podrá aplicar sus propias mejoras al sistema, que luego retornarán a la comunidad para que cualquiera pueda usarlo.

El problema de la compatibilidad

Si cada reproductor de música usara su propio formato de archivo, necesitaríamos un dispositivo diferente para escuchar todas las canciones. Para evitar eso se utilizan los 'estándares', un formato de referencia con el que probablemente todos los programas sean compatibles. Pero a menudo ocurre que el estándar es propiedad de una empresa determinada, con lo que para funcionar, hay que pagar a esa empresa.

Si en vez de una Internet hubiera veinte diferentes e incapaces de conectarse entre sí, las comunicaciones serían muy complicadas. Pero si solo hubiera una Internet y perteneciera a una empresa, la cual decidiera lo que entra y lo que no entra en la Red, sería igual de malo. Es una situación parecida a lo que ocurre con muchos programas informáticos hoy en día.

Los formatos abiertos garantizan la compatibilidad entre dispositivos al no exigir ninguna contraprestación ni pago por su uso. De este modo, el acceso a un contenido multimedia en Internet se podría hacer con cualquier dispositivo de cualquier marca y seguir siendo compatible.

Las patentes lastran la innovación

El actual sistema de patentes es uno de los que más está lastrando el desarrollo de nuevas tecnologías en el siglo XXI. Apple y Samsung gastan ingentes cantidades de dinero en defenderse mutuamente de demandas por violación de patentes con sus productos. Además del gasto que supone para las dos empresas, es una amenaza para las empresas que empiezan, ya que su capacidad de registrar sus innovaciones es muy pequeña, y las grandes multinacionales no paran de patentar cualquier pequeño avance con el fin de proteger sus activos.

Sin embargo esto es un desperdicio de recursos que podría invertirse en más investigación. Un científico o ingeniero tiene derecho a proteger su investigación, pero muy pocas tecnologías actuales se desarrollan partiendo de cero, lo que implica que todos se basan en el trabajo de los demás. En estos momentos la carrera trata sobre quién llega primero a la oficina para registrar su idea.

El uso de formatos abiertos, código abierto y software libre permite a los ingenieros basarse en trabajos ajenos sin ninguna restricción. Un científico puede coger el invento de otro, mejorarlo y comercializarlo, pero su innovación será devuelta a la comunidad para que otro a su vez, lo mejore de nuevo. Es un sistema que se retroalimenta y que funciona extremadamente bien en este campo. Si este modelo no prospera es por la presión de los 'lobbys' de la industria en connivencia con los gobiernos.

Los 'trolls' de las patentes

De la actual situación ha surgido un nuevo tipo de empresa, sobre todo en Estados Unidos: los 'trolls' de las patentes.

Son compañías que se dedican a comprar y recopilar patentes para registrarlas a su nombre. Una vez son propietarios de esos formatos, procedimientos o ideas, buscan otras compañías que usen tecnologías parecidas para demandarlas. Cualquier resquicio legal puede ser suficiente y una nueva empresa que solo quería fabricar un nuevo teléfono móvil, puede verse en la ruina a los pocos meses a causa del gasto en defenderse de estos 'trolls'.

El drama radica en que estas empresas no fabrican nada, no aportan nada al sistema. Solo demandan a otras que sí lo hacen para obtener indemnizaciones. Esto es claramente algo perjudicial para el desarrollo tecnológico.

Los formatos abiertos son la clave para avanzar en Internet. Democratiza el acceso a las nuevas tecnologías y elimina barreras de entrada a nuevos emprendedores. Al final ganan las empresas (ya que hay más diversidad de negocios, con mejores productos y con más innovación) y ganan los consumidores (al tener más poder de decisión y elección sobre los productos que consumen).

Sigue @josebasolano

José Barreiro
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