El telescopio de Galileo sigue sorprendiendo a expertos y público en general en su 400 cumpleaños

  • Hace cuatro siglos desde que un científico irreverente llamado Galileo Galilei puso las creencias cristianas patas arriba. Creó un telescopio que le desvelaría lo que hoy todos sabemos: que la Tierra gira alrededor del Sol. En Italia han conmemorado este aniversario construyendo una réplica del artilugio y así conocer mejor el proceso que vivió Galileo hasta hacer uno de los mayores descubrimientos de la historia.
Vistas desde la última casa de Galileo hacia el Instituto Nacional de Astrofísica de Italia
Vistas desde la última casa de Galileo hacia el Instituto Nacional de Astrofísica de Italia
Nicole Martinelli | GlobalPost para lainformacion.com
Nicole Martinelli | GlobalPost para lainformacion.com

(Arcetri, Italia). Los astrónomos han creado el telescopio de Galileo Galilei para celebrar el 400 aniversario de sus pioneras observaciones. Galileo pasó sus últimos ocho años de vida confinado en Villa Gioiello, en las colinas al sur de Florencia, después de que fuera condenado por herejía cuando en 1632 concluyó que la Tierra giraba alrededor del Sol. El pequeño edificio blanco tiene una fachada sencilla, excepto por un busto del científico mirando fijamente a la Trattoria Omero al otro lado de la calle.

A finales del siglo XIX, se erigieron las blancas cúpulas del observatorio del Instituto Nacional de Astrofísica (INAF), que se pueden ver desde la Villa. Ahora, después de dos años de estudios, los investigadores del INAF están observando el cielo nocturno con una réplica del telescopio de Galileo.

Comenzaron a intentar ver a través de la mirada de Galileo hace un año, en enero de 2009. Mientras que Galileo necesitó únicamente un invierno para realizar sus observaciones, los investigadores han prolongado su trabajo a lo largo de todo un año. Paolo Stefanini, un técnico que ha resuelto los problemas –pequeños y grandes- del INAF desde 1966, cree que Galileo reconocería la sencilla herramienta metálica que él construyó.

"Cuando nos pusimos en marcha para recrear [el telescopio], la estética también formaba parte [del proyecto]", explica Stefanini. "Pero también necesitábamos algo fuerte y robusto. El [telescopio] original estaba hecho de tiras de madera juntadas y cubiertas por cuero rojo; nosotros necesitábamos un telescopio que pudiera utilizarse sin romperse".

Al igual que el instrumento de Galileo, la moderna réplica mide unos 91 centímetros. Magnifica objetos alejados refractando la luz a través de lentes ubicadas en un tubo, con un objetivo acumulador de luz en un extremo y un ocular (sistema de lentes para amplificar la imagen).

Stefanini ha construido su telescopio refractor y el trípode a partir de piezas de sobras metálicas encontradas alrededor del observatorio. Las lentes se han construido con el trabajo complementario del Instituto Nacional de Ópticas Aplicadas en Florencia midiendo la forma y el índice refractor originales y el Instituto Nacional de Física Nuclear -también en Florencia-, cuyos científicos han determinado la composición del cristal utilizando rayos X.

En vez de tener a un hombre escudriñando el cielo nocturno del invierno, las imágenes se graban con un chip de silicona sensible a la luz llamado CCD (por sus siglas en inglés) o dispositivo de cargas eléctricas interconectadas. Unido a una cámara digital, este dispositivo transforma los fotones en señales eléctricas, haciendo versiones digitales de las imágenes tal y como se formarían en la retina de un observador humano. Estos cielos nocturnos capturados por la réplica del telescopio de Galileo se publicarán online a principios de este año.

Galileo no fue el primero en dirigir un telescopio al cielo, pero este profesor de matemáticas de 45 años aprendió de forma autodidacta el arte de las lentes, convirtiendo la suya en la más poderosa del momento. Su instrumento multiplicaba las imágenes por 20, permitiéndole observar cráteres lunares, identificar estrellas en la Vía Lactea y las cuatro lunas más grandes de Júpiter.

A finales del año 1609 y principios de 1610, Galileo se dedicó a recopilar información y pintar el cielo. Sus observaciones se convirtieron en el Sidereus Nuncius ("Mensaje Sideral"), el tratado que le llevó al enfrentamiento con la Inquisición.

La idea de recrear el telescopio de Galileo surgió en la terraza del Instituto y Museo de la Ciencia de Florencia. El director del museo, Paolo Galluzzi, cogió uno de los dos telescopios originales de Galileo que aún se conservan en el tejado del museo para inspeccionar el cielo.

"Tengo que admitir que vi poca cosa a través del telescopio de Galileo", dice Galluzi. "Te das cuenta de todo lo que consiguió intentando ver lo que hizo, la forma en la que lo hizo". Galluzzi, por ejemplo, se esforzó por ver las cuatro lunas más grandes de Júpiter y se dio cuenta de lo impresionante que era que Galileo no sólo las viera, sino que además fuera capaz de calcular sus fases.

El telescopio de Galileo tiene un campo de visión muy restringido. Por ejemplo, la luna lo llena por completo. Cuando Galileo espió a las estrellas en las Pléiades y la Vía Lactea, se hartó de intentar ver todas, creando así un reto para los investigadores para que reconstruyeran sus observaciones -exactas pero incompletas-, según el director del Observatorio de Arcetri, Francesco Palla.

Galileo también tenía problemas de visión. Para saber exactamente lo que vio Galileo, Galluzzi quiere abrir su tumba en Florencia y examinar su ADN. Si las autoridades le conceden el permiso, será Peter Watson –el presidente del Consejo Internacional de Oftalmología- el que determinará si Galileo padecía una afección llamada "glaucoma de ángulo cerrado". Galluzzi cree que eso podría explicar por qué sus bocetos de Saturno muestran bultos laterales en vez de anillos.

El equipo del Observatorio de Arcetri emplea una fotocopia del manuscrito original de Galileo, que incluye acuarelas elocuentes de fases lunares en pedazos de papel, para seguir cada paso.

Sin embargo, mirar al cielo en la forma en que lo hizo Galileo requiere algo más que el equipamiento. Hace poco, una gruesa capa de nubes en la noche de Arcetri hizo inútil cada intento de ver algo con el telescopio. Y para minimizar la interferencia de la contaminación lumínica, Stefanini pasó largas noches observando las estrellas desde su casa de campo en la Toscana."Ni siquiera el mejor equipamiento garantiza demasiado en esto de la astronomía", asegura Palla. "La paciencia es un 90% de lo que hacemos".

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