Giménez (ESA): "Europa vive de los cerebros, no de los recursos naturales"

  • El director del programa de Exploración Científica y Robótica de la Agencia Espacial Europea (ESA), el español Álvaro Giménez, aseguró hoy en una entrevista con Efe que se debe seguir invirtiendo en tecnología espacial porque "Europa vive de los cerebros, no de los recursos naturales".

Javier Albisu

Kurú (Guayana Francesa), 19 dic.- El director del programa de Exploración Científica y Robótica de la Agencia Espacial Europea (ESA), el español Álvaro Giménez, aseguró hoy en una entrevista con Efe que se debe seguir invirtiendo en tecnología espacial porque "Europa vive de los cerebros, no de los recursos naturales".

"Creo que en el Gobierno y en España todos son conscientes. Se recuperará (la inversión) porque ha caído por cuestiones coyunturales, financieras. España no puede estar en segunda línea, tiene que estar a la cabeza. Europa vive de los cerebros, no de los recursos naturales", señala Giménez.

Formado en astrofísica por la Universidad Complutense de Madrid, desde 2011 Giménez es el máximo responsable del área científica de la ESA, un organismo con sede en París que maneja un presupuesto anual de 4.300 millones de euros.

De esa partida presupuestaria, España aporta unos 150 millones, e un 25 por ciento menos que la cantidad destinada antes de la crisis económica.

"Yo quisiera que estuviera en 300 millones. Sigue siendo el quinto país en aportación, pero mucho más pillados que antes" aunque "se va corrigiendo poco a poco", dice.

Para Giménez (Córdoba, 1957), es un hecho que la inversión espacial "da beneficios y genera mucha innovación" que permite desarrollar tecnología que nutre el crecimiento económico.

"No hay innovación sin conocimiento, ni crecimiento sin innovación", resume el jefe del programa de ciencia de la ESA, quien destaca que las misiones puramente científicas son imprescindibles porque generan tecnología punta de alto valor añadido y "hoy en día barcos y coches los puede hacer cualquiera".

El sector espacial español "factura mucho más de lo que invierte España en la ESA", añade Giménez.

La conversación transcurre a bordo de un vuelo chárter que conecta París con la Guayana francesa, desde donde se va a poner en órbita el satélite GAIA, un ingenio científico de la ESA destinado a elaborar un mapa en tres dimensiones de la Vía Láctea y a generar un catálogo de 1.000 millones de estrellas.

Ese telescopio, el más complejo desarrollado nunca en Europa, ha contado con un presupuesto global de unos 1.000 millones de euros y es un ejemplo de que la inversión aeroespacial es rentable, sostiene.

"España se ha llevado el 10 por ciento en contratos a sus empresas, mientras que le correspondería entre el 7 y el 8 %. Eso quiere decir que, por ventajas competitivas, el dinero de otros países ha ido hacia España, y no al revés", dice Giménez, en referencia a los contratos adjudicados a Crisa, EADS Casa, Mier, Rymsa, Sener o Thales Aleia Space.

Básicamente, el GAIA es una compleja y potente máquina de fotos de algo más de 2 toneladas cuya misión pasa por captar imágenes del uno por ciento de las estrellas de nuestra galaxia para determinar su brillo, su posición y su distancia respecto de la Tierra, entre otros parámetros.

España ha fabricado el parasol del satélite, una vistosa estructura de 10 metros de diámetro que "minimiza la radiación solar y la luz del sol" y que "permite que la temperatura sea baja (-170 grados centígrados) y estable, que es muy importante".

Tras su exitoso lanzamiento hoy desde el Centro Espacial Europeo de Kurú, en la Guayana francesa, el satélite viajará durante un mes hasta colocarse a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra.

Desde allí, fotografiará durante cinco años y hasta 70 veces cada una de esas 1.000 millones de estrellas para elaborar un primer catálogo al cabo de dos años. El censo definitivo estará listo en "unos diez años", comenta Giménez.

Además, se espera que detecte nuevos planetas fuera del sistema solar, asteroides y estrellas fallidas o enanas marrones y que aporte valiosa información sobre el origen hace 10.000 millones de años de la Vía Láctea, su estructura y su evolución.

El satélite GAIA toma el relevo de Hipparcos, predecesor lanzado en 1989, y mejora su resultados hasta 10.000 veces.

"Hipparcos podía ver con nitidez una moneda de un euro a tres kilómetros de distancia. El GAIA podrá ver esa moneda de un euro desde la Tierra a la Luna", explica Giménez.

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