La CIA podría investigar en la sombra como manipular el clima como un arma

    • Los servicios de inteligencia de EEUU financian parte de un programa destinado, a priori, a luchar contra el calentamiento global.
    • Uno de los climátologos encargados del estudio denuncia haber recibido una sospechosa llamada telefónica de la CIA.
La CIA podría estar investigando como utilizar el clima militarmente
La CIA podría estar investigando como utilizar el clima militarmente
Andrés Torres

Hasta nuestros días el dominio de los elementos se reservaba a dioses y superhéroes, capaces de lanzar una tormenta o un tornado contra sus enemigos con un sencillo chasquear de dedos. Sin embargo, esta posibilidad podría estar cerca de ponerse sobre la mesa de un Consejo de Guerra. Que un asesor científico militar recomiende lanzar un ataque de drones -o de clones- precedido de un gran huracán sobre las filas enemigas ha dejado al menos de ser una quimera fantástica.

Esta posibilidad propia de la ciencia-ficción podría estar cerca de hacerse realidad. Al menos así lo advertía Alan Robock,climatólogo de la Universidad Rutgerse de Nueva Jersey, en las páginas del diario británico The Guardian al hacerse eco de un informe de la Academia Nacional de Ciencias estadounidense parcialmente financiado por la CIA. Aunque a priori el estudio apunta a la búsqueda de soluciones contra el calentamiento global del planeta -tales como recoger dióxido de carbono de la atmósfera o el bloqueo de parte de la luz solar que impacta sobre la Tierra, soluciones, todas ellas, hoy por hoy inviables- Robock se plantea qué interés tiene la inteligencia estadounidense en 'producir' parte de un informe que ha costado 600.000 dólares y en el que han participado la NASA o el Departamento de Energía de EEUU entre otros. El climatólogo cree bajo el estudio subyace una intención oculta: la posibilidad de manipular el clima como un arma.

En 2009, bajo los ecos del 11S, la CIA creó una división sobre el cambio climático bajo el manido pretexto de 'la seguridad nacional' frente a la desertización, la crecida de los ríos, los movimientos migratorios o la creciente disputa por los recursos naturales. Aunque esta unidad cerró en 2012, la Agencia siempre ha mantenido que seguirá monitorizando toda consecuencia humanitaria del cambio climático. Ninguna de estas palabras convenció a Alan Robock que ha desvelado una lllamada telefónica ese mismo año de dos agentes que decían pertenecer a la inteligencia estadounidense."Me preguntaron si sería posible detectar si una potencia extranjera quisiera alterar el clima de EEUU, respondi que en el caso de que uno de nuestros enemigos diseñara una nube estratosférica capaz de alterar nuestra climatología, seríamos capaces de verla con nuestros satélites y telescopios", relata.

Fue una conversación breve, aunque lo suficientemente inquietante como para asustar al científico; "sé que la CIA ha hecho muchas cosas sin tener en cuenta las normas, pensé que así no quiero que se invierta el dinero de mis impuestos". El climatólogo apuesta porque el desarrollo de armas climáticas es real y sus consecuencias inmediatas.

Como no podía ser de otra manera, los servicios secretos estadounidenses declinaron hacer comentarios al respecto.No sería la primera vez

Aunque la ONU prohibiera en 1977 toda técnica de modificación del medio ambiente para uso hostil o milita, lo cierto es que entre 1962 y 1983 Estados Unidos coqueteó con el proyecto 'Stormfury' (Tormenta furiosa), un programa que pretendía debilitar los tifones tropicales con yoduro de plata. Durante la guerra de Vietnam se utilizó un proceso similar. Los mandos norteamericanos enviaron nubes lluviosas sobre la red ferroviaria de las tropas de Ho Chi Min para hacer 'fangoso' el suministro de sus tropas.

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