Los jóvenes que consumen en exceso frutas y verduras están abocados a la depresión

    • Un sorprendente estudio de la Universidad de Emory destaca que una dieta rica en fructosa en la adolescencia puede exacerbar comportamientos depresivos y hacernos más vulnerables al estrés.
    • Un experimento, en el que se utilizaron ratas no adultas con una alimentación alta en fructosa, evidenció alteraciones en el cerebro que afectaron a la respuesta de éste ante el estrés.
El consumo de fibra y fruta reduce la mortalidad en pacientes con riesgo cardiovascular
El consumo de fibra y fruta reduce la mortalidad en pacientes con riesgo cardiovascular

Un sorprendente informe la Universidad de Emory de Atlanta (EEUU) desvela que el consumo excesivo de frutas y verduras durante la adolescencia puede empeorar el comportamiento depresivo y la ansiedad, así como alterar la forma en la que el cerebro responde al estrés.

"Nuestros resultados ofrecen nuevas ideas sobre las formas en que la dieta pueden alterar la salud del cerebro y puede provocar consecuencias importantes en la nutrición y el desarrollo de los adolescentes", afirma la autora principal del trabajo, Constance Harrell, de la Universidad de Emory en Atlanta, Estados Unidos.

Según revela el citado estudio que se presentará en Neurociencia 2014, la reunión anual de la Sociedad para la Neurociencia, la fructosa, un azúcar que se encuentra naturalmente en las frutas y verduras pero que también se añade a muchos alimentos procesados y bebidas, puede promover efectos cardiovasculares negativos. También estimula las vías nerviosas que afectan a la forma en la que el cerebro responde al estrés, lo que puede tener efectos conductuales importantes, incluyendo el empeoramiento de los síntomas relacionados con la depresión y la ansiedad.

Este tipo de efectos son motivo de especial preocupación durante los años de la adolescencia, que es un momento crítico para el desarrollo de la respuesta del cerebro al estrés. Para determinar si el consumo de fructosa tiene el potencial de crear cambios a largo plazo en el metabolismo y el comportamiento durante la adolescencia, Harrell y sus colegas dieron a ratas adolescentes y adultas, una dieta estándar o una alta en fructosa.

Después de 10 semanas, las adolescentes pero no las adultas del grupo con una alimentación alta en fructosa tuvieron una respuesta de la hormona del estrés diferente a un factor de estrés agudo, que era coherente con su comportamiento depresivo. También resultó alterada una vía genética en el cerebro que juega un papel clave en la regulación de la forma en que el cerebro responde al estrés.

Los hallazgos de esta investigación indican que el consumo de una dieta rica en fructosa durante la adolescencia puede exacerbar los comportamientos depresivos y afectar la forma en la que el cuerpo y el cerebro responden a situaciones de estrés.

Mostrar comentarios