Dietas imaginativas y absurdas con las que seguro que echarás a perder tu figura

  • Van y vienen por oleadas, todas han tenido su momento de esplendor hasta que llega otra que las desbanca. Son dietas que prometen resultados milagrosos a base de ingerir sólo melocotón, seguir las fases lunares, o comer sólo a una determinada hora... Damos un repaso a algunas de ellas.

Recomendaciones de consumo de los distintos grupos de alimentos para la población española adulta (Imagen cedida por FEN)
Recomendaciones de consumo de los distintos grupos de alimentos para la población española adulta (Imagen cedida por FEN)
lainformacion.com

Estás a punto de irte de vacaciones, ya te visualizas en la playa, paseando por la orilla mientras sopla una suave brisa... La imagen es perfecta hasta que decides probarte el bikini del año pasado y te das cuenta de que donde antes veías un vientre plano ahora se han instalado dos nuevos michelines. A partir de ese instante cualquier esfuerzo será poco para hacerlos desaparecer.

"Durante mi adolescencia hice todas las dietas posibles", afirma Laura, una joven argentina que lleva varios años viviendo en España. "En realidad yo estaba en mi peso pero en mi país existe un culto muy grande por el cuerpo y quería adelgazar. Estuve durante un tiempo haciendo la dieta de la Luna, pero hice otras muchas dietas cada cual más surrealista".

La dieta de la Luna se basa en la creencia de que al igual que el astro influye en las mareas lo hace sobre los líquidos acumulados en el cuerpo. Sin embargo, su poder real se encuentra en que exige que se haga un día de ayuno a la semana. Eso sí, es de importancia vital que esas 25 horas que debe durar, comiencen justo en el momento en el que se produce el cambio de fase. Por si fuera poco, los defensores de este régimen aseguran que además consigue dejar la piel "limpia y luminosa" y ayuda a combatir el acné.

"Este tipo de dietas y métodos se basan en ideas sin apoyo científico que aunque carecen de cualquier tipo de credibilidad, de lo que no carecen en muchos casos es de originalidad", afirma en su libro "Dietas mágicas", la Directora de análisis de Fundación Española Nutrición (FEN), Susana del Pozo, y añade que la dieta de la Luna "puede considerarse una dieta muy pobre en numerosos nutrientes".

Begoña, de 33 años, también cayó en su adolescencia en una de estas dietas. "Yo hacía la del melocotón, venía en Nuevo Vale, esa revista tan educativa en todos los sentidos.... y consistía en hacer las comidas principales con un trozo de jamón york y una lechuga como mucho, y el resto melocotón al canto."

Una dieta parecida, la de la piña, fue la que hizo y abandonó Mari Carmen, una cordobesa de 41 años. Este régimen consiste en ingerir una ración de dos rodajas de piña natural cada vez que la persona tenga apetito, incluyendo al menos cinco raciones diarias durante una semana.

"Adelgacé 3 kilos, osea que sí que se adelgaza, pero no es lo correcto, no paraba de visitar el WC. Después desistí, pues en realidad hago a menudo ejercicio físico. Mi problema es que soy muy golosa y no estoy por la labor de hacer dieta", comenta Mari Carmen.

Tanto la del melocotón como la de la piña son conocidas como "monodietas", que se basan en el consumo de un único tipo de alimento. En general, tal y como se explica desde FEN, "el principal problema de este tipo de dietas es que, si se prolongan, pueden provocar graves estados carenciales ya que es imposible que con un único tipo de alimentos se cubran todas las necesidades en nutrientes".

Comer lo que quieras

Es el sueño de cualquiera, ponerse a dieta y poder comer lo que quieras pero adelgazando. Una dieta que prometía algo parecido era la de "Rafaella Carrá". "Hace unos años tuvo muchísimo éxito", afirma Conchita, una burgalesa de 53 años. La dieta de la cantante y presentadora italiana consistía en no mezclar hidratos de carbono y proteínas y en consumir las piezas de fruta como mínimo dos horas antes o después de cada comida.

Lo llamativo de esta dieta se encontraba sobre todo en el desayuno, se podía comer todo lo que uno quisiera, eso sí, siempre antes de las ocho de la mañana.

"Imagínate, yo me levantaba deseando desayunar. Me ponía hasta arriba: tostadas, mermelada, café con leche... de todo. Cuando me dí cuenta de que había ganado un kilo dejé de hacerla. No sé si, como a veces acababa el desayuno a las ocho y cuarto, no me hizo efecto", comenta Conchita con cierta sorna.

Este tipo de dietas disociativas se basan en la teoría de que los alimentos no engordan por sí mismos sino al consumirse según determinadas combinaciones, por lo que se puede comer de todo pero no durante la misma comida. "Estas dietas reniegan de las calorías e incluso pretenden desafiar el primer principio de la termodinámica", aseguran desde FEN.

También los seguidores del método Dukan, la dieta del momento, aseguran que una de sus virtudes es la de "no pasar hambre y comer todo lo que quieras". La clave viene dada en números: 100 alimentos permitidos (72 de origen animal y 28 verduras) y cuatro fases. Spinosa asegura que en dos meses y medio ha conseguido perder nueve kilos. "Todo son ventajas, todos los días me hago un tarta de queso, pan con avena etc..", explica el joven.

Sin embargo y pese a la efectividad que en un principio parezca tener esta dieta "hiperproteica", nutricionistas de todo el mundo alertan de la peligrosidad de llevarla a cabo: "Una dieta variada es una dieta equilibrada y siempre es peligroso eliminar cualquier grupo de alimentos de la dieta porque podemos estar dejando de consumir los nutrientes que necesitamos en las cantidades adecuadas", explica Del Pozo a lainformacion.com.

Efecto contrario

Por si fuera poco, a veces con estas dietas no es que no consigamos adelgazar, es que incluso engordamos: "Tengo comprobado que lo mejor que puedo hacer es no hacer dietas. Comer sano y equilibrado y ya. Cada vez que he probado a hacerlas me ha ido mal. Imagínate que con una que hice de cereales incluso engordé tres kilos", nos comenta Laura entre risas.

Begoña confiesa que a ella tampoco le sirvió hincharse a comer melocotones "no llegué a adelgazar aunque después de esa he hecho algunas más sanas".

Silvia, 55 años, de Buenos Aires, lleva toda su vida a dieta: "Aprendí desde chiquita que casi todo engorda y que hacer ejercicios era fundamental, por lo tanto dejé de comer azucares reemplazándolo por edulcorantes, a tal punto que si al café le pongo azúcar no me gusta y las gaseosas solo tomo diet, la normal no me gusta".

Asegura que hace cinco años con los cambios hormonales engordó más y no encontraba ningún remedio, hasta que ojeando fotos encontró una de su abuela, tenía su mismo físico, por lo que en su caso había sido la genética la que le ha jugado una "mala pasada". "Luchar contra la genética son batallas perdidas que al final te llevan a perder la guerra, así que lo que se necesita es un poco de filosofia", comenta alegremente.

Conchita halló su equilbrio en una alimentación mucho más cercana de lo que ella pensaba: "He probado muchas dietas, pero lo que mejor me ha ido ha sido ir a un nutricionista. Me enseñó a comer sano respetando la dieta Mediterránea, no he adelgazado mucho pero por lo menos estoy tranquila porque sé que estoy comiendo sano".

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