Españoles 'senior' por el mundo: "No somos Indiana Jones, venimos a buscar el futuro que no tenemos en nuestro país"

    • En 2011 más de 12.000 españoles mayores de 45 años emigraron de España, casi un 20 por ciento del total de personas que dejaron nuestro país ese año
    • Los expertos en selección de personal recomiendan a los candidatos senior mostrar flexibilidad a la hora de enfrentarse al reto de buscar trabajo en el extranjero

Julio, cordobés de 53 años, en Londres
Julio, cordobés de 53 años, en Londres

"Si alguna vez ibas a una entrevista te pedían inglés fluido y te rechazaban por la edad. Así que decidí coger el toro por los cuernos y volver a empezar. Es como el juego de la oca, si te toca muerte vuelves a la casilla de salida". Habla Fernando, madrileño de 52 años que hace dos y medio se quedó sin trabajo. "Había muy poca perspectiva, todos los días mandaba currículum a las empresas y agencias y no me respondían, ni siquiera mintiendo".

Ante este panorama, este técnico audiovisual, decidió hacer las maletas hace tres semanas y emigrar a Reino Unido, a la localidad de Milton Keynes, 50 millas al Norte de Londres.

Fernando ha pasado a engrosar la larga lista de veteranos que se han visto obligados a marcharse de nuestro país porque en España no encontraban oportunidad alguna. Según datos del INE, en 2011, 12.330 españoles mayores de 45 años emigraron de España, casi un 20 por ciento del total de personas que dejaron nuestro país.

"Al contrario de lo que se pueda pensar, cuando nos hemos puesto en contacto con empresas de fuera, en determinadas disciplinas como sanitarios, ingeniería… valoran más perfiles senior que jóvenes, que no tienen tanta experiencia", subraya Manuela Souto, cofundadora de Mobilities, empresa de selección de personal y búsqueda de empleo a nivel internacional.

Del apunte de Souto puede dar buena cuenta Francisco, de 45 años. En 2009 la crisis del ladrillo le obligó a emigrar a Lima y aunque tuvo algún problema por el que se vio obligado a volver a España, hace unos meses una empresa constructora del país latinoamericano le llamó para ser responsable de nuevos proyectos.

"Mi experiencia en otros mercados es un valor agregado que hace que me vean como un trabajador interesante frente a un joven al que la formación no le basta para ser competitivo", afirma Francisco.

El problema del idioma

El constructor es un afortunado ya que no ha tenido el impedimento del idioma a la hora de buscar trabajo. Sin embargo, tanto para Fernando como para Julio, el inglés está siendo su talón de Aquiles a la hora de acceder al mercado laboral.

Julio se marchó junto a su mujer, maestra de primaria, a Birmingham hace casi un año y medio. Pasaron unos meses en la ciudad pero decidieron trasladarse a Londres por consejo de sus amigos: "hay más competencia pero más oportunidades. Aquí tenemos el College, nuestros amigos, el trabajo de mi mujer".

Este cordobés de 53 años tenía un pequeño negocio de etiquetas autoadhesivas en España. Con la crisis, sin embargo, se vio obligado a abandonar la actividad. En 2008 decidió canalizar su pasión por la informática y estudiar un ciclo superior de desarrollo de aplicaciones informáticas. "Hice algunas páginas Web en España, pero cuando acabé los estudios fue cuando empezó la crisis de lleno. Así que no pude trabajar como programador", lamenta.

Desde su llegada a Inglaterra, el cordobés no ha cesado en su empeño por aprender la lengua de Shakespeare. "Nunca había estudiado inglés y no tengo facilidad para los idiomas, a diferencia de mi mujer. Me está costando, pero voy viendo los avances", afirma, aunque admite: "No he encontrado trabajo ya que no logro pasar la entrevista telefónica"

Fernando acaba de llegar y pese a que había estudiado el idioma se ha topado con la realidad: "te das cuenta de que el inglés que te creías que sabías está por debajo de lo real", afirma, "es esencial el idioma si quieres progresar".

Sensaciones…

"La primera vez que entré en un M&S o en un Tesco [dos cadenas de supermercados inglesas] me quedé de piedra, los cajeros/as y los reponedores/as pueden tener 50 o 60 años y trabajan", señala Julio en un correo electrónico a lainformacion.com. "Por ley no se puede discriminar a personas por la edad, además las empresas están obligadas a tener un porcentaje de personas con cada tipo de contrato".

"Las empresas de recruitment están muy interesadas en colocarte y el jobcenter [nuestra oficina de empleo] te exige la búsqueda activa y continua de trabajo, si no te penaliza", explica Fernando. "En mi caso tengo que dar cuenta de mis búsquedas de trabajo tanto online como a través de agencias, yo tengo que ir cada 15 días. Es una consulta rutinaria pero funciona".

Los expertos en selección de personal admiten que existen destinos en los que la experiencia es un factor de peso a la hora de hacer una contratación. "Países como Holanda, Austria, Alemania… son destinos donde se valora qué es lo que tú eres capaz de hacer. Más allá de dónde hayas estudiado, o de los años que tengas, o de cuál sea tu situación personal", explica Souto.

Francisco también ha encontrado en su país de acogida diferencias sustanciales con respecto a España: "El peruano es un modelo económico con unas cuentas del estado muy saneadas, con mucho por hacer a la hora del reparto de la riqueza y de incluir a todos en ese reparto, gran tarea".

Senior vs junior

"Yo no veo diferencias entre joven y mayores, la diferencia está entre personas concretas", apunta Julio, "es como te tomes las cosas. Obviamente no soy Indiana Jones ni yo ni casi la mayoría, sólo venimos a buscar el futuro que no tenemos en nuestro país".

Sin embargo, los estos emigrantes "senior" admiten que hay trabajos para los que ya no cuentan ni con las fuerzas ni con las ganas necesarias. "Tengo un amigo con 44 años que ha tenido que reducir su jornada como friegaplatos ya que no puede con el trabajo. No estaba acostumbrado", comenta Julio.

Para Fernando su principal handicap respecto a un joven emigrante es "la falta de ilusión". "Ciertos trabajos ya no están hechos para ti y no es por la carga física. En mi caso, haber llegado a un puesto de responsabilidad y tener que volver a demostrar lo que sabes, es muy duro".

Pese a ello, todos coinciden en que cuentan con un valor clave: la experiencia, y es a ella a la que se aferran. "Cuando aprenda inglés trabajaré", asegura Julio. "Me llaman por teléfono cuando ven mi currículo, pero no paso la entrevista telefónica".

La clave: demostrar que eres flexible

Cuando se presenta una candidatura a un puesto de trabajo, los expertos en selección de personal señalan que hay dos aspectos clave que se van a evaluar: los conocimientos técnicos y los personales.

"En conocimientos técnicos una persona con experiencia se valora muy positivamente", explica Souto. "Lo que el candidato senior tendría que trabajar un poco más son sus competencias personales, como la capacidad que tiene para adaptarte a entornos cambiantes, para gestionar la diversidad, la flexibilidad…"

Así, los aspectos que se valoran en un candidato joven es que "en principio" se trata de candidatos con mayor proactividad, iniciativa y más tolerancia a la incertidumbre y la inestabilidad.

"El joven muchas veces toma decisiones más acertadas y sin presión porque le sobra tiempo, a cierta edad no tienes margen para equivocarte", lamenta Francisco. Sin embargo, para conseguir el ansiado trabajo en una entrevista, los expertos recomiendan que el candidato veterano recurra a ejemplos en los que ha tenido que "sobreponerse a situaciones cambiantes o que ha tenido que hacer gestiones de flexibilidad extrema".

Esperanza

Todos emigraron con la esperanza de encontrar en su destino una oportunidad en la que sus conocimientos se valoren, admiten que han atravesado momentos difíciles, que echan de menos a la familia y que es complicado recomenzar a su edad, pero aún así, recomiendan la experiencia: "La distancia de mi hija y no estar en su día a día me mata, pero a la misma vez me da fuerza para seguir adelante y ganarle un futuro distinto al que se está viviendo en España", señala Francisco.

"Hay que derribar muchas puertas antes", apunta Fernando, "un colchón económico es indispensable pues no es nada barato mantenerte hasta encontrar algo".

"Yo hace tres años veía el programa Españoles por el mundo, me juntaba con los amigos en la Plaza de la Corredera, entre sol y sombra, tomándonos una cerveza con una tapa y todos envidiábamos a los que se habían ido, pero nadie se planteaba marcharse, era un comentario de bar", recuerda Julio. "Ahora me encuentro en el gris Londres, si no hubiera sido por la crisis no me habría venido pero ya que lo hemos tenido que hacer, pues ¡a disfrutar la experiencia! Se aprende mucho".

Mostrar comentarios