Un empleado chino: la policía entró en casa y me puso la pistola en la cabeza

    • Asegura que la Policía, en el marco de la 'Operación Emperador', entró en su casa a las cinco de la madrugada
    • Reconoce que tiene miedo y que la Policía se llevó su dinero, móvil y portátil

EFE

Un trabajador de una de las naves registradas en el polígono Cobo Calleja en la "operación emperador" ha relatado hoy como ayer, a las cinco y media de la madrugada, la Policía entró en su casa rompiendo la puerta y le pusieron "una pistola en la cabeza".

Este empleado, mozo de almacén, se llama Guan Yong, tiene 30 años, esposa y dos hijos pequeños y confiesa tener "miedo".

Lleva cuatro años trabajando en la nave número 20 de la calle Cobo Calleja y asegura que "nunca había visto nada raro".

"Eran las cinco y media de la mañana. Estaba durmiendo con mi mujer y con mi hijo pequeño, de sólo siete meses, y un montón de policías rompieron la puerta con un martillo y nos pusieron una pistola encima de nuestra cabeza", relata hoy asustado.

Guan afirma que otros diez compañeros de trabajo le han contado que agentes de la policía se personaron también en sus casas y procedieron de forma similar, y dice no entender porqué actuaron así si ninguno de ellos ha sido detenido.

"Nos pusieron a todos en el salón, sentados todos juntos y nos dijeron que no hablásemos y que no nos moviéramos. Se llevaron todo nuestro dinero, carteras, el móvil, mi portátil", explica este empleado chino que reside en la vecina localidad de Parla.

Al preguntarle por el supuesto cabecilla de la trama, el conocido galerista Gao Ping, responde que le ha visto "algunas veces" por el polígono, que sabe que es dueño de muchas de las naves del Cobo Calleja pero que nunca habló con él.

Cuenta que trabaja de mozo de almacén en la nave más grande del Cobo Calleja, una de las registradas ayer y dedicada a la venta de artículos para tiendas de bazares de multiprecios, ha añadido que su jefe es socio de uno de los detenidos más importantes.

Pese a lo ocurrido de madrugada en su casa, ayer acudió a trabajar como cada día a las nueve de la mañana, aunque la Policía no le dejó pasar.

Hoy ha regresado de nuevo pero no ha podido hablar con su jefe desde que empezó la operación y se ha encontrado con que ni él ni sus compañeros pueden hacer nada.

"No podemos hablar con nuestro jefe. Tiene el teléfono apagado o se lo ha quitado la Policía. No podemos localizarle. No tengo ni idea de lo que va a pasar, pero ahora necesito trabajo y comida, si no, mi familia se queda en la calle", asegura a Efe este trabajador chino.

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