Así es Schaerbeek, el barrio de los terroristas de los atentados de Bruselas

  • Schaerbeek es un distrito de clase media de 127.000 habitantes, tristemente famoso por ser el lugar de residencia de los terroristas de los últimos ataques de Bruselas

    El barrio, con un 38% de población musulmana, trata de dejar un mensaje claro: Schaerbeek no es Molenbeek.

Así es Schaerbeek, el barrio de los terroristas de los atentados de Bruselas
Así es Schaerbeek, el barrio de los terroristas de los atentados de Bruselas
B. Barón

Fachadas de art nouveau, coches caros y negocios de moda en cada esquina. Así es Schaerbeek, un barrio de clase media de 127.000 habitantes, tristemente famoso por ser el lugar de residencia de los terroristas de los últimos ataques de Bruselas y por haber encontrado huellas del ya detenido Salah Abdeslam en un piso utilizado para preparar los atentados de París.

Sus vecinos, mayoritariamente portugueses, españoles, latinos, turcos y marroquíes, se esfuerzar por dejarlo claro: Schaerbeek no es Molenbeek. Sin embargo, solo 5 kilómetros separan los dos barrios del noreste de Bruselas.

"Las diferencias con Molenbeek saltan a la vista. Este es un barrio limpio, la gente se conoce bien y la mayoría son propietarios. Hay armonía entre religiones", defiende Hassan Abied, educador social de 44 años criado en el barrio, en declaraciones a El País.

No obstante, hay muchas similitudes entre los dos distritos, como la gran presencia musulmana, un 38% de la población, la presencia de reclutadores que buscan radicalizar a habitantes del barrio y el tráfico de drogas.

Los propios vecinos reconocen que, a pesar que desde la mezquita no se permiten discursos radicales, muchos jóvenes mezclados con drogas están empezando a adoptar una forma de pensar que se aleja del espíritu integrador y tranquilo del barrio.

No en vano, la mayoría de implicados en atentados han pasado por prisión por tráfico de drogas. Salah Abdeslam, con antecedentes por delitos menores o consumo de estupefacientes, es el caso más conocido de esa transformación.

En la mezquita del barrio han recibido varias amenazas: los radicales no ven con buenos ojos que se pida a la comunidad musulmana que se integre. Lejos de ellos, los salafistas prefieren inclucar a los jóvenes que la única forma de encontrar su dignidad es empuñar armas de combate.

Hoy, la calle Max Roos con Maurice des Ombieux, lugar de residencia de los terroristas, está abarrotada de periodistas y policías mientras los vecinos miran resignados e intentan, sin éxito, que cale su mensaje: Schaerbeek no es un gueto de terroristas.

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