El BCE prepara su arsenal: bajará los tipos e inyectará más dinero en la economía

    • El mercado augura que Draghi pondrá a funcionar la máquina de imprimir euros la próxima primavera... aunque el dinero sólo llegará a los bancos dispuestos a conceder créditos.
    • Al BCE le preocupa que la sequía de crédito y la debilidad de la inflación comprometan la recuperación económica.

Dinero más barato y en mayor cantidad. Eso es lo que esperan que ocurra en Europa los analistas de cara el año 2014. Si sus previsiones se cumplen en las próximas semanas no sólo veremos como el Banco Central Europeo baja el tipo de interés del dinero a un nuevo mínimo histórico, sino también cómo la institución empieza a cobrar por primera vez en su historia a los bancos por tener su dinero depositado en Frankfurt o cómo activa por tercera vez en esta crisis la máquina de imprimir euros.

¿A qué viene ahora tanta alharaca? ¿Acaso los indicadores económicos no han comenzado a mejorar y se puede hablar ya de recuperación? Pues el caso es que el BCE no lo ve tan claro. Le preocupa la amenaza de un estancamiento económico, alimentada por la debilidad de la inflación y la persistencia de la sequía de crédito, especialmente en los países del sur, como se encargó de subrayar el presidente de la institución, Mario Draghi, en su última rueda de prensa.

Los analistas que se encargan de escudriñar cada una de las intervenciones públicas del presidente y los consejeros del BCE a la busca de indicios de futuras decisiones han advertido que estamos a las puertas de una actuación decisiva de la institución con sede en Frankfurt.

Esta vez el objetivo no será reflotar el sector financiero como ocurrió entre finales de 2011 y principios de 2012, sino impulsar la economía misma, evitar una marcha atrás en la recuperación económica.

Desde que Draghi relevara al francés Jean-Claude Trichet en la Presidencia del BCE hace poco más de dos años, la institución se ha elevado por encima de su restringido mandato, que le obliga a garantizar la estabilidad del sector financiero y a una observación casi obsesiva del estado de la inflación, para implicarse de lleno en garantizar la estabilidad económica de la Eurozona.

Su intervencionismo se ha convertido en una fuente de conflictos permanente con el poderoso Bundesbank alemán, pero ha sido decisivo en la estabilización del riesgo soberano y de las economías periféricas. La evolución de la prima de riesgo española es la prueba más clara de ello.Más dinero y más barato

¿Y qué va a hacer el BCE? En primer lugar, bajar el precio del dinero. Un reciente informe a inversores de Barclays daba por hecho que Draghi anunciará a más tardar el próximo mes de marzo una nueva rebaja del tipo de interés oficial del dinero, desde el mínimo histórico del 0,25% en que se encuentra en la actualidad hasta el 0,10%.

Su principal argumento es que existen indicios más que suficientes de un estancamiento de la inflación en niveles muy alejados de ese legendario 2% que constituye el objetivo irrenunciable del BCE o, al menos, de la parte más influyente de la institución, la vinculada al Bundesbank alemán.

La inflación en la eurozona cayó el 0,8% el pasado mes de diciembre y, según el servicio de estudios del banco británico, existe un riesgo elevado de que permanezca en niveles inferiores al 1% durante un periodo más o menos largo de tiempo que podría llegar hasta los cinco años.

¿Por qué una inflación baja es un riesgo para la Eurozona? Por varias razones. En primer lugar, porque condiciona el ya anémico crecimiento económico, al presionar a la baja la negociación salarial en los países más fuertes del continente y, de paso, su capacidad de consumo; en segundo lugar, porque dificulta los procesos de consolidación fiscal en los países más afectados por el déficit, ya que los ingresos fiscales dependen del PIB nominal (PIB real+inflación); y en tercer lugar porque es una mala noticia para los países con elevado endeudamiento, ya que encarece las devoluciones de deuda.

Todos estos factores hacen que, en opinión de Barclays, el BCE tenga más presión para bajar los tipos de interés.

El segundo factor que impulsará a actuar al BCE, según los analistas, es la persistencia de las restricciones al crédito en Europa, particularmente en las economías periféricas.Incentivos al crédito

Poner a disposición de la banca dinero barato se ha demostrado como una estrategia ineficaz a la hora de conseguir que ese dinero llegue a la economía real.

¿En qué está pensando el BCE para conseguir que el crédito fluya particulares y empresas? Según coinciden en afirmar varios de los analistas consultados, una de las opciones que maneja el banco central es establecer un tipo de depósito negativo.

Esto significa que Frankfurt empezaría a cobrar -por primera vez en la historia- a los bancos por depositar cantidades en sus arcas, con único el objetivo de que la banca europea destinara esa liquidez extra a financiar la economía real y no la mantuviera protegida bajo siete llaves en el cajón.

Los analistas consultados coinciden en señalar que esa medida sería más efectista que efectiva. El tipo aplicable sería reducido, del -0,1% según se baraja, y su impacto en costes sobre la banca apenas sería perceptible.

Sería poco más que un mensaje, pero un mensaje que Mario Draghi está dispuesto a enviar. Como ha dicho en más de una ocasión el BCE "está preparado técnicamente" para implantar tipos negativos.

En realidad, según los analistas de Barclays, tanto la rebaja del tipo de interés del dinero como la del tipo de depósito sólo sería una reacción convencional a la espera de la gran actuación del BCE, la que se espera para la primavera...Lluvia de euros

Y lo que espera a la vuelta del invierno no es otra cosa que un tercer LTRO, que traducido al román paladino no es otra cosa que una inyección de liquidez, inundar el mercado de euros en la esperanza de que éstos pasen de las máquinas del BCE a las cajas de los bancos y de éstas a las manos de los agentes económicos, en una espiral virtuosa que impulsaría la actividad económica.

Las experiencias previas en este sentido no han sido del todo positivas. Entre noviembre de 2011 y febrero de 2012, el BCE completó dos operaciones de este tipo por las que inyectó en el mercado algo más de un billón de euros -el equivalente al PIB de España-.

Los bancos no se prestaban dinero entre sí y las entidades en problemas necesitaban una fuente de financiación, y a ser posible barata, para sobrevivir.

El dinero llegó a los bancos, por supuesto, pero de éstos no salió en dirección a la economía real sino a los tesoros públicos de los distintos países. Los bancos -en gran medida, españoles- pedían prestado al BCE al 1% y luego compraban deuda garantizándose un tipo de interés del 3% o 4%... pero no daban préstamos a particulares y empresas.

La operación sirvió para ayudar a la banca a salir del atolladero, pero mantuvo a familias y empresas al borde del abismo. Muchas, de hecho, cayeron al mismo.

La idea del BCE es hacer un LTRO condicionado. Sólo se prestará dinero a las entidades que garanticen que lo destinarán a la que debería ser su operativa cotidinada: conceder préstamos.

No será el único arsenal que utilizara el BCE. Si los halcones del Bundesbank se lo permiten, Draghi podría no limitarse a dar euros baratos a la banca para suavizar su percepción sobre el riesgo de conceder créditos, sino incluso comprar activos de deuda privada o aceptar nuevos activos a negociación para garantizar financiación a las pymes.

A día de hoy, Alemania no quiere ni oir hablar de esa posibilidad.

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