El líder del lobby separatista habla de discriminación 'racial' hacia los catalanes

    • Albert Pont, presidente del Cercle Catalá de Negocis, compara ciertas reacciones airadas contra lo catalán con los brotes de discriminación que sufre la población negra.
    • Se muestra convencido de que las grandes empresas catalanas respaldarán la independencia "cuando el proceso esté más maduro".

Una persona sostiene una senyera catalana.
Una persona sostiene una senyera catalana.

Albert Pont cogió ayer, recién aterrizado de Barcelona, un taxi en la terminal del Aeropuerto de Barajas para desplazarse hasta el lugar donde se alojaba en el centro de Madrid.

Durante el trayecto sucedió algo. Pont conversaba tranquilamente con su editor cuando, de repente y sin previo aviso, el taxista elevó el volumen de su aparato de radio hasta un nivel que hacía casi imposible la conversación de los viajeros.

El hecho puede no parecerle particularmente inusual si usted está habituado a viajar en taxi por la ciudad de Madrid, pero resulta que la víctima del ataque era en esta ocasión el presidente del Cercle Catalá de Negocis (CCN), el principal lobby empresarial de carácter secesionista de Cataluña, y que la conversación que mantenía hasta el momento de la interrupción discurría en catalán.

[Te puede interesar: Diez perlas del nuevo baluarte empresarial para la independencia de Cataluña]

Si a estos ingredientes se le añade que el motivo del viaje de Albert Pont a Madrid era la presentación este martes de Escucha, Sefarad. Los motivos que llevaron a la independencia de Cataluña, una obra que aspira a convertirse en hoja de ruta para el proceso de segregación de Cataluña, ya tenemos en bandeja esa jugosa anécdota que se necesita para crear clima en una presentación de este tipo.

"Sigue habiendo un sector de la sociedad española que desprecia lo catalán y lo que tiene que ver con Cataluña. Si este tipo de cosas sucedieran con una persona negra, nadie tendría dudas de que se trata de un acto de segregación", cierra de forma provocadora Albert Pont su relato del incidente del taxi.

¿Cómo? ¿De verdad ha comparado lo que ocurre con los catalanes en España con la situación de la comunidad negra en algunos países? "¿Está hablando usted de discriminación racial hacia los catalanes?", pregunta, raudo, un periodista. "No a nivel institucional, sin duda, ni constitucional, pero sí en el sentido que define Naciones Unidas como distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos de raza, linaje o identidad".

Es decir, la definición de discriminación racial de la Convención de las Naciones Unidas (artículo 1).

Luego, Albert Pont completa su argumento. Una reciente nota de la representación española en la ONU advertía de que un proceso de secesión como el catalán sólo logra la acogida de la comunidad internacional si se produce por dominación extranjera, dominación colonial o violaciones flagrantes de las leyes internacionales. "Obviamente, éste no es el caso de Cataluña", concluía.

Para el presidente del Cercle, sin embargo, Cataluña dispone de motivos más que suficientes para alegar cualquiera de esas tres razones fundamentales, incluída la segregación identitaria.Los motivos económicos

Aunque la madre del cordero de la cuestión independentista sigue siendo el dinero. La tesis de Albert Pont es que Cataluña está pagando la decisión que en su día tomó la clase empresarial catalana de ver España y no Europa como su mercado natural.

"Sin desmerecer a España, la economía catalana ha estado cautiva de un mercado como el español, de pequeño tamaño y con una renta disponible reducida en comparación con otros países de Europa", asegura el líder secesionista.

A esta cautividad atribuye Pont la postura de cierta distancia que las grandes compañías catalanas han adoptado respecto de las posiciones más cercanas a la independencia de Cataluña.

[Te puede interesar: José Manuel Lara, dueño del Grupo Planeta: "La independencia de Cataluña es imposible"]

"Hay una clase empresarial catalana, nacida en los años de la autarquía y crecida en la cerrada economía del franquismo, que continúa considerando España como su mercado natural, pero cada vez son más las empresas catalanas que saben que la solución a sus problemas vendrá de Europa, no de España", argumenta Albert Pont, que está convencido de que las grandes corporaciones catalanas se pondrán al lado de la independencia cuando llegue el momento.

"Cuando el proceso esté más maduro serán las que más se comprometan con el futuro Estado catalán y su independencia. Una cosa es lo que dicen en público y otra lo que dicen en privado", afirma.

Asegura que las empresas catalanas están muy insatisfechas por el trato de las autoridades españoles, por la falta de inversión en infraestructuras, por la consolidación del déficit fiscal y por los más de 9.000 millones de euros que, en su opinión, el Estado adeuda aún a Cataluña.

Y ¿en qué punto está el proceso? "El proceso de secesión de Cataluña ya es un hecho consumado. Empezó con la Declaración de Soberanía del Parlament el 23 de enero de 2013. Ahora estamos en pleno ecuador del proceso".

Mostrar comentarios