Grecia: "Si todo va bien, estamos arruinados"

  • En ojos de su población, la situación financiera de Grecia, tras aprobarse en Bruselas una quita de su deuda soberana del 50%, se ajusta al título de una vieja comedia italiana: "Si todo va bien, estamos arruinados".

Ramón Santaularia | EFE

En ojos de su población, la situación financiera de Grecia, tras aprobarse en Bruselas una quita de su deuda soberana del 50%, se ajusta al título de una vieja comedia italiana: "Si todo va bien, estamos arruinados".

Pese a las voces de júbilo, esta es la impresión que transmiten muchos griegos, que no acaban de ver la luz al final del túnel en el que entraron el pasado año al salir a flote la elevada deuda pública del país heleno.

Mientras los mandatarios europeos celebraban el acuerdo cerrado anoche por el que Grecia verá recortada su deuda en unos 100.000 millones de euros, los ciudadanos de este depauperado miembro de la eurozona no parecen estar tan convencidos de las recetas económicas que llegan desde Bruselas.

El relativo alivio de los gobernantes griegos contrasta con la circunspección de una opinión pública que ve las medidas europeas como la prolongación de un calvario derivado de las estrictas medidas de austeridad y sacrificio impuestas por las instituciones que conceden los créditos a Grecia para su supervivencia financiera.

Se trata de la Comisión Europea, del Banco Central Europeo y del Fondo Monetario Internacional, entidades especialmente impopulares entre la ciudadanía, que los griegos menos refinados no titubean en apodar "tarados" o "imbéciles".

Pero es la canciller alemana, Angela Merkel, quien encabeza la lista de personajes que cargan con más improperios por considerar que Alemania dicta los criterios para sanear las finanzas griegas, empezando por el elevado déficit fiscal heleno, que cerrará este año por encima del 8,5% del PIB.

La letanía de tareas y desafíos de difícil o casi imposible solución es muy larga. Destaca la delicada situación de los bancos griegos, que poseen un alto porcentaje de deuda del país, unos 40.000 millones de euros del total 330.000 millones, según algunos cálculos.

El índice que agrupa a la banca en la bolsa de Atenas ha caído en dos años de 3.755 a 333 puntos, una depreciación de sus títulos del 90%.

Un caso más craso es el del Piraeus Bank, cuyas acciones cotizaban hace cinco años en torno a los 65 euros y que hoy se pagaban a 0,249 euros por unidad. Será inevitable una recapitalización de las entidades y quizás, una nacionalización.

Los griegos están acongojados y enojados con un sistema político que les ha defraudado. Durante décadas se mantuvo un clientelismo creado por los partidos, que distribuían prebendas a gremios y grupos de interés afines, y que comprendía a funcionarios y diversos monopolios sectoriales, desde transportes de mercancías y taxis hasta profesiones liberales.

Al mismo tiempo, las medidas de ahorro dictadas a Atenas por los organismos internacionales para devolver a Grecia la solvencia están asfixiando la economía helena, que en 2011 se contraerá, al menos, un 5,5%, según las previsiones nacionales.

Como consecuencia de los despidos y las reducciones salariales y de pensiones, el consumo privado se ha derrumbado. Un paseo por el centro de Atenas, que concentra a casi cinco de los 10,5 millones de habitantes griegos, habla por si solo.

Casi un 20% de las tiendas ha cerrado las puertas por falta de clientela, desde salones de perros hasta joyerías y pequeñas tiendas de alimentos. En la gastronomía, la actividad ha llegado a caer más de la mitad, como explica a Efe Joi Papulia, propietaria de un restaurante en el barrio ateniense de Kesariani.

"La clientela ha bajado más de un 50% y los comensales consumen muchos menos platos caros, como el pescado fresco. Lo que hemos hecho es no pasar al cliente el aumento del IVA (del 13 al 23%), que absorbemos nosotros", explica la dueña.

Papulias también se lamenta del "excesivo número de locales" en la zona, que sufren en igual o mayor medida la crisis y la fuerte caída de poder adquisitivo del consumidor capitalino.

El turismo, un sector que aporta casi el 15% a la economía nacional, también se ha resentido, en parte por las frecuentes huelgas de los trabajadores, pero también por las turbulencias financieras entre los consumidores europeos.

Pero quizás es la incertidumbre sobre el futuro lo que más aflige a los griegos, en especial por lo que ven como la incapacidad de los políticos, incluido el primer ministro, Yorgos Papandréu, para defender los intereses nacionales ante Bruselas.

Otro reto es la seguridad de las pensiones de cientos de miles de jubilados, tras haber sido éstas reducidas, porque las cajas principales (como las destinadas a funcionarios, agricultores o profesionales liberales) han invertido elevadas cantidades en bonos del Tesoro heleno, ahora devaluados a la mitad.

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