Ya no hay medidas que animen a las bolsas: el Ibex se desangra otro 4,6%

  • Nueva jornada de ventas salvajes en la bolsa española. A pesar del nuevo tijeretazo de Grecia y de las medidas de estímulo de la Reserva Federal de Estados Unidos, las bolsas internacionales han firmado otra jornada negra, en la que el Ibex se ha dejado un 4,62%, hasta terminar en los 7.830,8 puntos, firmando así su cuarta peor sesión del año.
La Bolsa española sufre su cuarta mayor caída del año del 4,62 por ciento y pierde los 8.000 puntos
La Bolsa española sufre su cuarta mayor caída del año del 4,62 por ciento y pierde los 8.000 puntos
Ana P. Alarcos

Nueva jornada de ventas salvajes en la bolsa española. A pesar de las nuevas medidas presentadas en las últimas horas para frenar los problemas helenos y americanos, las bolsas internacionales han firmado otra jornada negra, en la que el Ibex se ha dejado un 4,62%, hasta terminar en los 7.830,8 puntos.

Este resultado es el cuarto peor de todo el año para el parqué madrileño, que no consigue encontrar ningún impulso que le ayude a remontar el vuelo y retomar la senda alcista.

Y es que nada convence a los inversores. No ha servido que Grecia haya presentado un nuevo plan de austeridad que afectará a funcionarios y pensiones, y también al impuesto sobre la vivienda y a la base imponible de los trabajadores. Todo ello con el fin de conseguir que la troika (formada por la UE, el BCE y el FMI) le conceda el siguiente tramo de su rescate (8.000 millones de euros).

Tampoco ha gustado el plan de la Fed. Anoche, el banco central americano anunció un canje de 400.000 millones de dólares en bonos del Tesoro, lo que se conoce como 'operación Twist'.

La institución presidida por Ben Bernanke va a vender esa cantidad de dinero en bonos a corto plazo y, lo va a reinvertir en bonos a largo plazo, para poder empujar a la baja los tipos de interés. Y, así, dar estabilidad, permitir que el Tesoro se financie más barato y reducir la presión sobre el mercado hipotecario, referenciado al tipo de interés a largo plazo.

Pero parece que organismos y países no aciertan con sus decisiones, porque todas las plazas internacionales las han castigado. En el mercado asiático, el Nikkei japonés ha cerrado con una caída del 2,1%, mientras, en Wall Street, los principales indicadores ya caen alrededor del 3% y eso que este mercado apenas lleva abierto dos horas.

Sin embargo, la peor parte se la ha llevado Europa, donde el Dax alemán, el Cac francés y el PSI portugués se han desplomado un 5%, el Ftse británico un 4,7% y el MIB italiano otro 4,5%.

¿El motivo? Algunos datos macro que siguen avivando las llamas de la recesión y han puesto la guinda a una jornada que pintaba roja desde primera hora de la mañana.

En concreto, como dicen desde IG Markets, "el Índice de directores de compras para la economía China ha quedado en 49,4 puntos, por debajo del nivel de contracción. Si al peligro real de Europa y EE. UU. de caer en una recesión le sumamos el enfriamiento dchino, los problemas se multiplican".

"En Europa, los datos del PMI, tanto de servicios como de manufacturas, han vuelto a confirmar ese mismo camino, ofreciendo las lecturas más bajas desde el verano de 2009; mientras que la nueva rebaja del rating de la banca italiana  ponía más presión al sector bancario europeo, que ha sido uno de los más castigados".

Este escenario también ha arrastrado al euro, que ahora se intercambia a menos de 1,35 dólares, frente a los 1,3688 que marcó en la jornada de ayer. Mientras, en el mercado de deuda, la prima de riesgo española no consigue escapar de la cota de los 360 puntos básicos, en tanto que la rentabilidad del bono a diez años sigue rondando el 5,4%. Esto significa que sigue dentro en máximos desde principios de agosto.

En el Ibex, los valores más penalizados han sido los más ligados al consumo, como la siderúrgica ArcelorMittal, que se ha desplomado un 8,89%, y los vinculados al negocio financiero, con BBVA y Santander a la cabeza al anotarse un retroceso del 5,46% y del 5%, respectivamente, que siguen sufriendo los efectos de los malos augurios del FMI, que cifra en 300.000 millones de euros el impacto de la crisis de deuda en la banca europea.

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